La seccional Medellín de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos se une a la conmemoración del 30 de agosto con este recorrido por su historia y sus luchas. Miembros de la organización piden menos indiferencia y más apoyo de la sociedad tanto en la búsqueda de los desaparecidos como en la defensa de los derechos humanos.

Por Aura Marcela Mesa Pulgarín* y familiares Asfaddes Seccional Medellín
Foto de apertura: Fabián García

En Colombia el primer caso visible de detención y desaparición forzada fue el de Omaira Montoya Henao en 1977, una joven bacterióloga y militante de ideas contrarias al gobierno del momento. Este es un caso que 47 años después continúa en la impunidad, a pesar de la lucha de familiares y asociaciones que han hecho visible su desaparición y han reclamado al Estado justicia y verdad.

Entre los años 70 y 80 esta modalidad de violación a los derechos humanos fue haciéndose cada vez más recurrente. Para 1982 la desaparición forzada de 13 jóvenes en la ciudad de Bogotá causó zozobra y marcó un hito histórico, hecho que fue conocido como el caso Colectivo 82; los familiares de las víctimas se unieron para iniciar la búsqueda y mantener viva la memoria de sus seres queridos. En ese contexto se conformó la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Asfaddes, asociación pionera en la defensa de los derechos humanos en Colombia, liderada por la Gloria Luz Gómez Cortés, coordinadora general.

El número de víctimas de detención y desaparición forzada fue aumentando en el país, pues este hecho victimizante sistemático se propagó por todo el territorio nacional, creando un panorama desolador que golpeó con fuerza a miles de familias colombianas. En la misma década de los 80, Asfaddes comenzó acercamientos y encuentros con la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Fedefam, agremiación que tenía dentro de sus finalidades trabajar de forma articulada con otras asociaciones defensoras de los derechos humanos y compartir experiencias de lucha frente a la desaparición forzada. Fedefam procuraba el fortalecimiento de la memoria en diversos países latinoamericanos y, como una iniciativa simbólica para visibilizar las desapariciones forzadas, propuso que la última semana de cada mes de mayo fuera reconocida como la Semana Internacional del Detenido Desaparecido, e instauró la conmemoración del 30 de agosto de cada año como el Día Internacional de los Detenidos Desaparecidos.

Con el paso del tiempo, Asfaddes fue conformando seccionales en todo el territorio nacional, porque la magnitud del conflicto armado fue cada vez más desmesurada y el incremento de las detenciones y desapariciones forzadas en varios departamentos del país se hizo inminente. Poblaciones campesinas y urbanas, grupos étnicos, estudiantes, obreros y ciudadanos de todos los sectores resultaron afectados de forma directa, pues eran ellos los desaparecidos, pero también indirecta, porque la desaparición forzada tocaba a la puerta de familias y comunidades, que comenzarían a vivir en la angustia de que en cualquier momento esto volvería a suceder y en la incertidumbre de no conocer qué habría pasado con su ser querido.

En este contexto, gracias al respaldo y esfuerzo de Fabiola Lalinde y sus hijos, y el de muchos de los familiares de detenidos desaparecidos, se consolidó en Medellín una red de apoyo que hasta el día de hoy continúa activa. La seccional de Asfaddes en la ciudad acogió a familiares de detenidos desaparecidos de toda Antioquia y de los departamentos vecinos, quienes llegaban buscando respuestas y acompañamiento para enfrentar la cruda realidad del conflicto armado.

A lo largo de los años, la seccional Medellín ha realizado actividades de gran valor para la protección y defensa de los derechos humanos, como son la documentación de casos, el apoyo a los familiares de las víctimas a la hora de interponer las denuncias respectivas ante las entidades competentes (tanto a nivel nacional como internacional), y el acompañamiento psicosocial que desde la solidaridad los une, como lo indica Rosa Serna, actual líder de la seccional, al recordar que en muchas ocasiones, a falta de un profesional en apoyo psicosocial, entre los mismos familiares se han escuchado y apoyado para hacer catarsis desde lo colectivo, situación que les ha permitido en distintas épocas generar vínculos y continuar con la lucha.

En 1987 Asfaddes realizó una asamblea de carácter nacional, en la que convocó a los familiares de víctimas pertenecientes a las seccionales que se habían conformado en el país, y allí fueron nombrados responsables por cada seccional, quienes lideraron trabajos colaborativos para realizar los respectivos seguimientos de los casos y las denuncias públicas de este hecho victimizante.

El miedo y la violencia transitaron por Medellín en los años 90, cuando la ciudad llegó a posicionarse como una de las ciudades más violentas del mundo. El 24 de junio de 1997, en la oficina de Asfaddes Medellín, los familiares recibieron una llamada que marcaría la historia de la seccional: la persona que se comunicó dijo que requería entregar un paquete y que para ello necesitaba la dirección exacta de la organización; si bien el familiar que atendió la llamada no brindó la dirección, ese mismo día, un martes, alrededor de las 10 de la noche, explotó una bomba en las instalaciones de Asfaddes Medellín. Por este hecho, la Corte Interamericana de Derechos Humanos exigió medidas de protección para los miembros de la seccional.

El inicio de un nuevo milenio llegó acompañado de nuevos episodios de ataques contra la seccional Medellín, esta vez por la persecución e intimidación a sus integrantes: el 6 de octubre del 2000 Claudia Monsalve y Ángel Quintero fueron abordados por hombres armados quienes se los llevaron a la fuerza y desaparecieron sus cuerpos; por este hecho están siendo investigados exagentes del Estado, no obstante, hasta el momento no se cuenta con una reparación integral, no ha habido ni justicia ni verdad.

El 30 de agosto de 2018 Asfaddes Medellín realizó un gran plantón en el Parque de las Luces. En este 2024, los cerca de 15 miembros de la seccional, que atraviesa dificultades organizativas, se sumaron a la conmemoración con este texto en el que recogen su trayectoria y sus luchas. Foto: Camilo Rojas.

Los integrantes de la seccional Medellín siguen resistiendo, a pesar de la ausencia de muchas personas que fueron pioneras de Asfaddes y que han partido, algunas con el descanso de la verdad y otras con la incertidumbre sobre el paradero de sus desaparecidos. Actualmente, los familiares que continúan en la asociación se reúnen en cada oportunidad que les sea posible para seguir luchando por la defensa de los derechos humanos; una de las estrategias para conservar la unión y el acompañamiento es visitar a las integrantes que iniciaron esta seccional, abrazarlas, recordar momentos, anécdotas y experiencias de todos estos años de camino, en otras palabras, revivir la historia de la asociación y especialmente de esta sede.

Una de las recientes visitas se realizó a Lilian de Ledesma, madre de Alberto León Ledesma Ríos, detenido desaparecido. Hoy, a sus 89 años, Lilian trae a la memoria distintas vivencias, como por ejemplo cuando los niños se reunían en diciembre para elaborar tarjetas navideñas; también recuerda con mucho amor cómo en Asfaddes encontró una familia que la ha apoyado y acompañado a lo largo de sus años de permanencia en la asociación. Además se siente emocionada por ver que sus compañeras exhiben la foto de su hijo en cada una de las conmemoraciones.

Al igual que doña Lilian, todas las compañeras de la seccional traen a la memoria muy especialmente las conmemoraciones del 30 de agosto, particularmente ese 2018 cuando sacaron unas siluetas negras en el Parque de las Luces, allí se reunieron con amigos y compartieron con los transeúntes todas esas historias de dolor y esperanza, que al ser socializadas y difundidas van tejiendo con hilo fino la sanación del corazón.

Precisamente, con motivo de la conmemoración del Día Internacional de las y los Detenidos Desaparecidos, la Seccional de Medellín anhela que la consigna se centre en conocer la verdad sobre el paradero de sus seres queridos detenidos desaparecidos, pero también en el fortalecimiento y acompañamiento de sus integrantes. La visita a doña Lilian y a otras mujeres de la asociación es un claro ejemplo del propósito de retomar esa red de apoyo mutuo, que ha mantenido con vida a la seccional de Asfaddes Medellín durante varias décadas, y para que se sigan sumando muchos años más de trabajo y persistencia en este camino, porque sus esperanzas, sus búsquedas, continúan intactas.

Asfaddes ha dejado recuerdos memorables para cada uno de los familiares, pues allí sanan y ayudan a que otros sanen también. Hoy la seccional de Medellín pide a la sociedad menos indiferencia ante estos hechos victimizantes, y hace un llamado a que las personas sigan apoyando la lucha de las asociaciones defensoras de derechos humanos, que las nuevas generaciones no dejen caer en el olvido todo el trabajo que han realizado con tanto esfuerzo estos hombres y mujeres, familiares de los miles de desaparecidos en Colombia.


* Aura Marcela Mesa Pulgarín es archivista y magíster en Ciencias de la Información de la Universidad de Antioquia; especialista en Gerencia Integral del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid. Desde 2018 es voluntaria en Asfaddes Seccional Medellín. Contacto: aura.mesa@udea.edu.co

 

Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Unidad Hacemos Memoria ni de la Universidad de Antioquia.