“Sin mascar palabras” narra la historia de violencia y resistencia de los habitantes de Tulapas, una zona del Urabá antioqueño atacada por grupos paramilitares desde mediados de la década de los noventa.
Por: Lina Flórez
En julio de 2018, en la vereda La Coroza, municipio Turbo, se realizó la entrega a la comunidad de la historia gráfica Sin mascar palabras: Por los caminos de Tulapas. Este documento “hace parte de una medida de reparación colectiva, que da cumplimiento a la Ley de Víctimas y a los sujetos que han sido víctimas en el marco del conflicto armado en la región de Tulapas”, explica Edinso Culma, investigador de la Estrategia de Reparaciones del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).
Tulapas es una zona perteneciente al Urabá antioqueño, integrada por 58 veredas de los municipios de Turbo, Necoclí y San Pedro de Urabá. Las comunidades pertenecientes a este territorio fueron víctimas de desplazamiento forzado y despojo de tierras —entre otros hechos victimizantes—, perpetrados por los paramilitares de la Casa Castaño y el Bloque Élmer Cárdenas, quienes llegaron a esta zona entre 1995 y 1997 con el propósito de desterrar de allí a las guerrillas del Ejército Popular de Liberación (EPL) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). Una vez expulsados estos grupos, junto con las familias y las comunidades de la zona, los paramilitares establecieron allí sus campamentos y despojaron de sus tierras a los antiguos propietarios.
La historia gráfica construida entre la comunidad y el equipo de investigación, es un documento que le permite a la misma población y al país conocer lo que sucedió en este rincón de Colombia.
Una historia gráfica como relato de memoria
El CNMH ha realizado diferentes investigaciones sociales sobre el conflicto armado colombiano con el reconocimiento de las víctimas. Muchas han sido presentadas al país por medio de informes o documentales. Ahora, la apuesta es por distintos formatos que permiten difundir la información a otros públicos. “Una de las reflexiones internas del Centro respecto al impacto de las investigaciones, es que estos informes no tenían la difusión ni la apropiación que se esperaría de un proceso de reparación a víctimas, de un proceso de esclarecimiento del conflicto y, en últimas, del derecho a la verdad que tiene la sociedad frente a lo que ha pasado en el país. Entonces, a partir de la reflexión interna y conversaciones con organizaciones de víctimas, se ha decidido ampliar el espectro de los productos que el Centro ofrece como medidas de reparación, y la historia gráfica se convierte en una de esas posibilidades”, explica Culma.
Para construir el hilo narrativo de la historia, un equipo de investigadores del CNMH y el guionista Pablo Guerra se desplazaron hasta la zona. Allí, con la participación de líderes y de la comunidad realizaron un recorrido utilizando el instrumento de mapa andante, que los llevó a identificar esos lugares que cuentan la historia del territorio. Como lo explica un líder* de la comunidad que participó del proceso: “la zona es de difícil acceso. Es zona rural donde hay que cruzar ríos, donde las vías no están en buen estado y a veces hay que montar en bestia; y en el material se ve por dónde van personas en bestias y los caminos. Todo eso hace parte de la dinámica de esta geografía y muestra también las dificultades que nosotros tenemos en estos territorios”.
La historia gráfica en el Museo Nacional de Memoria Histórica
Este año se presentó una selección de viñetas de la historia gráfica como parte del eje narrativo “Tierra”, de la exposición Voces para transformar a Colombia, del Museo Nacional de Memoria Histórica. Durante la muestra, que estuvo en la Feria del Libro de Bogotá y en la Fiesta del Libro de Medellín, tres de los líderes que participaron del proceso de construcción interactuaron con el público exponiendo, no solo cómo había sido su experiencia en la producción de la historia gráfica sino también sus vivencias y su relación con ese territorio.
“A veces, uno que vive en una vereda que es de tan difícil acceso, no se alcanza a imaginar que algo que para muchos quedó en el olvido se pueda mostrar en una feria del libro como la de Bogotá. Llegar allá y ver que hay mucha gente que muestra interés por conocer o ver lo que nos pasó, es algo que conmociona, que saca lágrimas. Había momentos en los que sentía que nosotros estábamos olvidados, que estábamos solos, que a nadie le interesaba esto, pero de pronto, al tener esa interacción con las personas, pudimos ver que hay gente que siente lo que nos pasó, que también se preocupan por eso”, explica uno de los líderes.
Dar a conocer su historia valiéndose de las viñetas y de sus propios recuerdos del territorio deja para el país, además de la memoria del conflicto y la lucha por la tierra en la región de Tulapas, una experiencia de transformación para la comunidad que participó del proceso. “La verdad es que compartir con ellos, contarles lo que querían saber, contar nuestra experiencia, eso también sirve para uno desahogarse, para mirar que hay otras alternativas, porque la historia de nosotros no solamente es contarla y quedarnos en ese dolor, sino que también hay oportunidad para escuchar cuando le dicen a uno ‘ustedes son personas valiosas’, ‘ustedes tuvieron la capacidad de resistir todo eso y aún siguen luchando’. Escuchar todos esos mensajes dan fuerzas para uno seguir arraigado y luchando por estas comunidades. Uno siente que este país se solidariza”, confiesa uno de los líderes.
La historia gráfica como lección de historia en las escuelas de Tulapas
Varios ejemplares de la historia gráfica fueron entregados en las escuelas de la región de Tulapas, donde también se realizaron socializaciones y dramatizados contando la historia del territorio y su comunidad. La meta de los líderes y los habitantes que participaron de este proceso es que “este material no solamente quede en las escuelas de Tulapas. La idea es que se reparta en las escuelas del municipio de Turbo y ojalá en otras instituciones. Es algo muy emotivo para todos, porque por primera vez quedó plasmado en un libro la historia de nosotros. Es una forma de mostrar lo que nos pasó, lo que vivimos y que eso no quede en el olvido”, explica un líder de la comunidad.
La tarea para el 2019 es realizar nuevas socializaciones del material en la región de Tulapas y el casco urbano del municipio de Turbo, pero también en otros lugares del país.
*Por razones de seguridad se reservan los nombres de los líderes de la comunidad que participaron del proceso.