El 9 de abril de 1948, a la una y cinco de la tarde, asesinaron en Bogotá a Jorge Eliécer Gaitán, el carismático líder liberal. Hoy, 70 años después, su nombre sigue vivo en barrios, parques, colegios y calles por todo el territorio nacional.
Por equipo Hacemos Memoria
Foto de apertura: Felipe Restrepo Acosta
El nombre de Jorge Eliécer Gaitán y la fecha del 9 de abril de 1948 parecen hablar al leerlos escritos en una pared, en un periódico o en una placa conmemorativa. Parecen hablar, aunque a veces están mudos. Silentes, más bien, cuando no traspasan la atención de un lector, de un transeúnte incauto. Las cuentas ajustan 70 años de lo que fecha y nombre representan, con un significado que se ha transformado desde el mismo Bogotazo y que hoy dice y no dice ante un país limitado en su memoria.
El historiador Pierre Nora dice que “la memoria instala el recuerdo en lo sagrado”. Y al hacerlo, se comienza a crear una suerte de catedrales para albergar los recuerdos. Vive el pasado en un lugar al que se le dota de símbolo, se le da valor por bautizarlo con un nombre o una fecha que puede evocar, que tiene capacidad de hacer viajar en el tiempo para recuperar sentidos y transformarlos en el presente. ¿Es este el caso de Jorge Eliécer Gaitán, el caudillo liberal, el hombre que fue pueblo, el abogado denunciante, el que llenaba plazas públicas, el que tenía una propuesta de cambio social para la clase obrera colombiana? Quizás. El día en que fue asesinado, ese 9 de abril convertido en clímax de violencia y en hito de reinicio para la idea de nación, surgió de otra forma para que su recuerdo, sacralizado y también vituperado, llegara a la memoria de las generaciones futuras, las que hoy acuden como estudiantes, vecinos, habitantes o usuarios a los lugares que en toda la geografía colombiana llevan su nombre.
¿Los lugares conmemoran? ¿Cómo llegan a tener el poder de ser sitios de memoria? ¿Cómo se construyen la evocación y el recuerdo en los lugares donde no ocurrió un suceso, donde no vivió un líder? De los lugares de memoria, dice Pierre Nora, que su razón de ser es “detener el tiempo, bloquear el trabajo del olvido, fijar un estado de cosas, inmortalizar la muerte, materializar lo inmaterial para encerrar el máximo de sentido en el mínimo de los signos” y, más que eso, para resignificar: “Los lugares de memoria no viven sino por su aptitud para la metamorfosis”, dice el autor de Los lugares de la memoria.
Esa aptitud para la metamorfosis se presenta en diferentes grados y es lo que hace que haya lugares de memoria de diferente importancia y potencialidad, que con el paso del tiempo van consolidando o perdiendo su naturaleza, su virtud, su sacralidad, y pueden llegar a ser solo acontecimientos de la historia, o pueden caer en el olvido, o pueden dejar de llamarse lugares de memoria.
Un barrio, un consultorio jurídico, un parque y un palacio municipal, son algunos de los lugares que en el Valle de Aburrá llevan el nombre del caudillo liberal.
El Parque Gaitán: la huella de un pasado rojo
Manrique Oriental era el barrio rojo de Medellín. En 1949 los habitantes de este sector nombraron su parque como «Plaza Roja Jorge Eliecer Gaitán», la cual fue durante décadas escenario de manifestaciones y reuniones políticas del Partido Liberal. Antes, cada 9 de abril la estatua del caudillo era decorada con coronas de flores; hoy el monumento y el nombre del parque son solo huellas del pasado.
El Palacio Municipal de Caldas: la memoria en ruinas
El palacio municipal de Caldas, Antioquia, ya no existe. La casa consistorial construida en 1850 fue demolida en el 2017. Con su desaparición no solo se fue uno de los más importantes vestigios de la historia del pueblo, sino también el único palacio municipal del país que llevaba por nombre el del caudillo Jorge Eliécer Gaitán.
El ejercicio del derecho según Gaitán
Al interior de la Universidad Autónoma Latinoamericana, en el centro de Medellín, se encuentra el Consultorio Jurídico Jorge Eliécer Gaitán, un espacio con el que se mantiene viva la memoria del caudillo liberal a través de la práctica del derecho.
“Nosotros no somos un barrio, somos un pueblo”
En el barrio Kennedy de Medellín, entre las carreras 83 y 84, y las calles 91 y 92, se encuentran un pequeño sector, una Junta de Acción Comunal y una institución educativa que llevan el nombre de Jorge Eliécer Gaitán. Cada 9 de abril los estudiantes, docentes y vecinos celebran el aniversario del colegio y de paso intentan mantener viva la memoria de Gaitán.
En el nombre de Gaitán
También te puede interesar
¿Quién fue Jorge Eliécer Gaitán? Especial de Canal Capital
13 libros para entender El Bogotazo. Especial de Señal Colombia
Sin comentarios