Pastor Alape, miembro de la Dirección de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común e integrante de la Comisión de Reincorporación, pidió perdón a los habitantes de Granada, Antioquia, por el dolor que ocasionó el grupo guerrillero en medio de la guerra, se comprometió a aportar al esclarecimiento de la verdad sobre las violencias que ocurrieron en este municipio y a la búsqueda de personas desaparecidas en el marco del conflicto armado. Para algunos granadinos este gesto es un paso más hacia la reconciliación, para otros fue simplemente un acto con fines políticos.

Por equipo Hacemos Memoria

La petición de perdón inició a las 9:30 de la mañana con un acto simbólico en el atrio de la parroquia Santa Bárbara, donde 50 víctimas de la Asociación de Víctimas Unidas de Granada, Asovida, encendieron velas como emblema de su compromiso con la paz y la reconciliación. Posteriormente, el alcalde del municipio Omar de Jesús Gómez Aristizábal dio la bienvenida a los asistentes, entre los que se encontraban Antonio Araníbar, jefe de la Oficina Misión Naciones Unidas para Antioquia y Córdoba; Carlos Lopera, representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD; Jorge Mario Alzate, director de la Unidad de Víctimas de Antioquia; Adriana Valderrama, directora del Museo Casa de la Memoria, y el padre Pedro Pablo Ospina, director de la Pastoral Social de la Diócesis Sonsón-Rionegro, entre otras personalidades.

Frente a un templo colmado por habitantes del municipio, entre los que se encontraban hombres y mujeres que sostenían pancartas exigiendo respeto y cuestionando el perdón de las Farc, Gómez aseguró que “hoy estamos en el momento más significativo de la historia de Granada, pues estamos reinventando el municipio desde la mirada de la reconciliación y la paz”. Además, afirmó que los granadinos no pueden seguir viviendo en el dolor, pues “sería estar en un círculo vicioso donde no habría reconciliación ni oportunidad para el perdón, generaríamos un legado de odio a las personas que quieren disponer unas palabras a favor de la paz”.

El padre Óscar Orlando Jiménez, quien ofició la eucaristía y fue párroco de Granada durante los años más difíciles de la guerra, afirmó en su homilía que el mundo, Colombia y Granada necesitan del perdón para que la paz sea posible, y se enfocó principalmente en la dimensión moral y personal del mismo: “Perdonar no es permitir que quien nos agredió se salga con la suya o que quede impune el daño que nos causó. El perdón es la mejor decisión que podemos tomar porque nos libera y nos permite ser capaces de salir adelante, independientemente de que la persona que nos hizo daño lo reconozca o no”.

Jiménez insistió en que el perdón no es para frágiles, citando los casos de Martin Luther King, Nelson Mandela, Juan Pablo II, san Pablo y Jesucristo, quienes tuvieron la valentía de perdonar a sus agresores. La homilía cerró con la invitación a que cada uno de los asistentes hiciera un acuerdo de paz consigo mismo y luego con los demás, para transitar el camino de la tan anhelada reconciliación para el país. A pesar de las palabras del sacerdote, cuando finalizó la eucaristía, la mitad de los asistentes abandonaron el templo y no presenciaron el acto de perdón oficial.

El párroco Jorge Eliécer Montoya dio inicio al acto central en el que víctimas de las Farc y Pastor Alape compartieron discursos sobre el perdón y la reconciliación. En sus intervenciones citó algunos fragmentos del discurso que pronunció el Papa Francisco en Villavicencio, en su encuentro con víctimas del conflicto, como “quisiera que recemos juntos y que nos perdonemos, y que así todos podamos mirar y caminar hacia adelante con fe y esperanza”.

Por parte de las víctimas hablaron Wilson Giovanny Salazar, Hernán Gómez, Rubiela López, Gloria García y Jaime Montoya. Omar Salazar, hermano de Wilson Giovanny, fue una de las 23 víctimas de la toma guerrillera del 6 de diciembre del 2000. En su discurso, Wilson calificó la jornada como un acto de humildad y criticó que el país estuviera lleno “de arrogancia, de soberbia, de verdades absolutas. Si queremos perdonar, debemos ser humildes pero ¿qué se perdona? Se perdona lo imperdonable porque de otra manera es el mismo diálogo de monólogos, solo disculpitas infantiles, debemos construir un país donde aflore la diversidad y podamos dialogar con todo entusiasmo y creatividad para que nuestros hijos tengan una mejor morada».

Igualmente, Hernán Gómez Gómez, hermano del exalcalde Jorge Alberto Gómez Gómez asesinado por las Farc el 13 de julio de 2001, aseguró que desde hace varios años había perdonado a la guerrilla por la muerte de su hermano, pues lo que ha buscado siempre ha sido la verdad y su sanación.

Gómez también recordó las palabras de Francisco en Villavicencio, quien decía que a Colombia le hace falta memoria para el pasado, coraje para el presente y esperanza de futuro. “La profundidad de este texto nos lleva a entender que si la mayoría de los colombianos comprendiéramos que el camino correcto para construir un nuevo país es el perdón, seguramente viviríamos en condiciones mejores. Esperamos la no repetición, que haya compromisos para la reparación de las víctimas y que todo se dé a pesar de las dificultades que existen, porque es imposible que todos estemos de acuerdo».

Finalmente, el delegado de las Farc, Pastor Alape, inició su discurso expresando que a Granada no llegaron con la intención de justificar lo injustificable. Manifestó que las Farc cargan con responsabilidades en la guerra en muchos territorios del país y que, para alcanzar la paz y la reconciliación, será necesario replicar estos actos de solicitud de perdón con víctimas de todo el país: “Traemos nuestro corazón abierto, dispuesto a reconciliar, dispuesto a que nos entiendan, pero también dispuesto a comprender a quienes no estén en capacidad de perdonar, es humano y así creemos que tiene que ser”.

Alape explicó que además de reconocer las responsabilidades, las Farc pueden comprometerse con decir la verdad sobre sus acciones en el marco del conflicto, para aportar a la reparación de las víctimas. “Queremos que esto sea un gesto de humanidad, un gesto de reconciliación, donde lo único que podemos poner es nuestra disposición a la verdad, es nuestro esfuerzo para que la verdad se conozca”, expresó.

Así mismo, dijo que en esos procesos de esclarecimiento de la verdad, las Farc pueden comprometerse con aportar información para la búsqueda de personas que fueron desaparecidas en medio de la guerra y que para ello adelantan procesos con la recién creada Unidad de Búsqueda de Personas dadas como Desaparecidas.

Finalmente pronunció las palabras que la comunidad granadina estaban esperando: “No tendría más qué decir que extender nuestros brazos ante ustedes, que les entregamos nuestras manos abiertas, esperando que algún día nos perdonen, con el perdón que nace del corazón, con el perdón que nace del profundo espíritu de paz”.

Alape no mencionó en su discurso hechos victimanzantes puntuales cometidos por las Farc en Granada, como el ajusticiamiento de civiles, el desplazamiento, la desaparición forzada y el emblemático carrobomba detonado el 6 de diciembre del 2000, que destruyó el pueblo y dejó 23 víctimas, de las cuales 19 eran civiles. La generalidad de sus palabras suscitó ciertos reclamos de víctimas que no estaban de acuerdo con el acto de perdón, quienes se le acercaron en privado a preguntarle por el paradero de sus familiares desaparecidos.

El evento cerró con la firma del compromiso «Nunca Más» por parte de representantes de las víctimas y de delegados de las Farc: “Somos habitantes de Granada con un sueño de paz que iremos construyendo con todas las voces y todas las manos. Anhelamos un territorio tranquilo donde todos podemos habitar. Este es un sueño colectivo de vida, de justicia y de paz”. Una copia de este documento quedará en el Salón del Nunca Más y en la Casa de la Memoria de Santa Ana.

Primeras reacciones tras el acto de perdón

Sonia Suárez
Integrante de Asovida y del Comité Interinstitucional

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“El solo hecho de que Pastor Alape haya estado acá, que nos haya dado la cara, ya es importante para nosotros. Desde un principio manejábamos el siguiente lema: ‘no importa qué tanto perdón nos vengan a pedir, nos importa qué tanto perdón estamos dispuestos nosotros a dar’, y tenemos claro que eso es lo que más nos va a ayudar a sanar. Ya no estamos pensando en lo que ellos puedan hacer por nosotros, con esta decisión del perdón nuestra se nos van a abrir muchos caminos en la vida. Yo lo sentí a él sincero, y como él lo expresó inicialmente, no vinieron a justificar lo injustificable, porque todo lo que pasó ya no se puede resarcir, las vidas que se perdieron, la destrucción que hubo, tanto dolor que causaron; lo único que hemos podido hacer y seguiremos haciendo es, a través de toda esta experiencia y dolor sufrido, fortalecernos, unirnos, salir adelante y caminar como comunidad”.

Ángela Ramírez
Víctima de Granada

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“Uno sabe que el acto es una farsa, que ellos están buscando bienes políticos. A uno se le remueven todos los recuerdos, todo lo que le pasó. A nosotros nos dio muy duro la violencia, nos mataron a una hermana en abril del 2000, también asesinaron a un sobrino en el carrobomba que acabó con el pueblo. Paz sí hay, claro que sí, pero se demora mucho. Yo pienso que ellos no son sinceros, están buscando beneficios políticos; si tuvieran algo de humanidad, ya hubieran entregado a todos los que tienen por ahí enterrados. Yo quise venir a escucharlos y quería hablar, pero solo hablan los que dicen sí perdono, es muy duro perdonar de corazón porque a uno no se le olvida lo que pasó”.

Pedro Pablo Ospina
Director de la Pastoral Social de la Diócesis Sonsón-Rionegro

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“Este acto de perdón es un primer paso para construir paz social y es un llamado para reconciliarnos con las personas que han hecho la guerra en Colombia. Después de una violencia tan cruda con las Farc, este evento nos impulsa a empezar a desmontar el lenguaje, a desmontar la guerra verbal, la guerra de los corazones heridos, y es un llamado de atención también para las personas que todavía siguen con el odio, que merecen por supuesto todo nuestro respeto. Vi mucho heroísmo en el acto, el de las víctimas, que es un ejemplo para aquellos que vieron la guerra por televisión y que en muchos casos son quienes más odio sienten. Y finalmente es un acto que nos invita a pensar en el futuro, puntualmente el trabajo que nos corresponde para ayudar en la búsqueda de los desaparecidos a través de la verdad, que fue lo que mencionó este miembro de las Farc en su discurso”.

Pastora Mira García
Víctima

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“Hoy es un día de resurgimiento, volvemos a retomar nuestra dignidad. El mensaje que escuché de parte del representante de las Farc, Pastor Alape, se refiere a la necesidad que tenemos de mirarnos a los ojos como hermanos, de perdonarnos entre quienes estuvimos en diferentes orillas para poder reconciliarnos. Y en cuanto a su compromiso de ayudarnos a encontrar a nuestros desaparecidos, esa deuda social tan alta que tienen con tantas familias que no han podido, que no hemos podido aún, iniciar ese duelo, creo que es un compromiso sincero de su parte, así lo sentí, y apunta a una necesidad de todo este Oriente antioqueño, si iniciamos la reparación por ahí, estará muy bien”.

Antonio Aranibar
Jefe de la Oficina Misión Naciones Unidas para Antioquia y Córdoba

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“Este acto de perdón congregó a muchas organizaciones, fundamentalmente a la Iglesia católica que le ha dado seguimiento al mensaje del Papa en su visita a Colombia. Entendemos que haya corazones que todavía no están listos para este tipo de perdón. El mensaje que transmite es fundamental porque abre el camino de la reconciliación, el único que nos puede llevar a construir una paz sostenible y duradera en Colombia, pero también es importante porque se comprometió con las garantías de no repetición. Granada ha renacido varias veces, que esta vez renazca con la convicción y la certeza de que esos hechos de violencia no deben, no pueden y no van a repetirse nunca más”.

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