Organizaciones sociales y víctimas de Medellín recibieron con mesura la llegada de Jairo Herrán Vargas a la dirección del Museo, advirtiendo que se necesita claridad y continuidad en los procesos de memoria. Sexta entrega del especial: El incierto futuro del Museo Casa de la Memoria.

 

Por Esteban Tavera

Cuatro organizaciones sociales y de víctimas, consultadas por Hacemos Memoria, se pronunciaron sobre la llegada de Jairo Herrán Vargas a la dirección de Museo Casa de la Memoria de Medellín. Aunque algunas tienen sus reservas frente al nuevo director, todas coincidieron en pedirle que abra espacios de participación para que la orientación de este lugar esté acorde con los intereses de las víctimas y la ciudadanía.

El cambio en la dirección del Museo ha estado rodeado de tensiones como lo dejó ver un comunicado del 4 de junio de 2020, titulado ¡Preservemos el Museo Casa de la Memoria!,  en el que un grupo de 28 organizaciones y más de 130 personas dejaron manifiesta su sorpresa y su malestar por la salida de la anterior directora del Museo, Cathalina Sánchez Escobar, quien estuvo en el cargo entre enero de 2019 y mayo de 2020 cuando el alcalde, Daniel Quintero, solicitó su renuncia.

Lina Guisao, coordinadora de El Derecho a No Obedecer, una de las organizaciones que lideró la difusión de este comunicado, dijo que para ella la salida de Cathalita Sánchez y la llegada de Jairo Herrán son decisiones que demuestran intereses políticos más que esfuerzos por garantizar la continuidad del trabajo del Museo.

“Es un nombramiento muy político, no solo porque Herrán fue candidato a la Alcaldía, sino también por la cercanía que tiene con uno de los alfiles políticos de Daniel Quintero, que es el concejal Luis Bernardo Vélez. No es un hombre que haya trabajado el tema de la memoria, aunque esto no significa que no sea sensible al tema. Es decir, sus posturas respecto al proceso de paz, de la importancia del perdón, de la verdad, yo creo que no lo hacen una persona en contravía de la misión del Museo Casa de la Memoria. Sin embargo, creemos que hay unos perfiles mucho más idóneos: académicos y personas de los procesos sociales que pudieron haber suplido ese cargo”, manifestó Guisao.

Justamente, en el documento, las organizaciones reconocieron en la gestión Sánchez “no solo idoneidad, eficacia y un alto compromiso con la paz, sino especialmente, una decisión firme en reabrir las puertas de esta casa a las víctimas, a las organizaciones, al diálogo social; algo que se había perdido durante la anterior administración, lacerando profundamente el sentido público de este espacio”.

Para Isabel Sepúlveda, directora de la Corporación Región, otra de las organizaciones que firmó el comunicado, la preocupación principal, más allá de quién esté en el cargo, “es por el efecto que eso tiene en la orientación que se le da al Museo, en el fortalecimiento o debilitamiento de sus procesos. Obviamente a Jairo le reconocemos que es un hombre que lleva muchos años en el sector social y que, en otros cargos que ha ocupado, tuvo un buen desempeño, pero en relación con el Museo no podemos emitir ninguna apreciación”.

Por su parte, Marta Soto, secretaría técnica del Capítulo Antioquia del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, organización que no se sumó al comunicado, se distanció de las reservas frente al director entrante e hizo énfasis en la necesidad de una política sostenible que garantice a largo plazo el trabajo del Museo.

“Nosotros no creemos que a la gente se le deba señalar por ejercer su derecho a participar en política. Eso no tiene nada que ver. Nosotros no hemos querido entrometernos en esa disputa porque pensamos que más que un nombre, lo que la ciudad debe tener es una política clara frente al tema y no ponernos, cada dos o tres años, en la pelea de cuál es la persona que debe estar en la dirección del Museo, que de eso también depende mucho el trabajo con las víctimas”, explicó Soto.

Nelly Osorno, presidenta del Instituto Popular de Capacitación (IPC), otra de las organizaciones firmantes del comunicado, advirtió que Medellín no es ajena a la disputa que vive el país alrededor de la memoria histórica. Aquí, dijo, “está en disputa la memoria y es muy claro por parte de los concejales del Centro Democrático. Ahora, frente al tema de Jairo Herrán, para nosotros es una ganancia que sea él, teniendo en cuenta este panorama. O sea, se lo pudieron haber entregado a alguien de la derecha de la ciudad, como lo hicieron con la Secretaría de Seguridad, que se la entregaron a un militar”.

Pese a los matices en sus posturas, uno de los asuntos en los que coincidieron las cuatro organizaciones, es que la ciudad necesita la creación de una política pública que integre en los temas de paz, memoria y reconciliación las expectativas de víctimas y sectores sociales, para que la orientación del Museo no se transforme cada que llega un nuevo director o hay cambio de administración.

 


El Museo Casa de la Memoria aún no está terminado: Cathalina Sánchez

Museo Casa de la Memoria de Medellín. Foto: cortesía del Museo.

 

 

La construcción de la segunda etapa del Museo y la asignación de un presupuesto que le garantice estabilidad, son las dos principales deudas que tiene Medellín con este lugar de memoria. Primera entrega del especial: El incierto futuro del Museo Casa de la Memoria.