El deterioro de varias paredes del Salón del Nunca Más por cuenta de la humedad, pone en riesgo algunos de los relatos de memoria que se conservan en ese espacio construido por las víctimas de Granada, en el Oriente antioqueño.
Por: Esteban Tavera
Foto de apertura: Yesid Espinosa
Las humedades son el resultado de filtraciones de agua en el patio de la Casa de la Cultura de Granada, construido sobre el Salón del Nunca Más. En temporadas de lluvias el problema se agudiza. El año pasado, un pedazo de tabla roca que revestía el techo se fue al suelo.
El espacio en el que hoy funciona el Salón, se lo entregó la Alcaldía de Granada en comodato a la Asociación de Víctimas Unidas del Municipio de Granada, Asovida, en 2007. Pero como el problema está en el patio de la Casa de la Cultura, Asovida no puede hacer nada.
La Administración Municipal, aunque tiene voluntad, está maniatada por falta de recursos. “Este es un municipio categoría seis, eso quiere decir que con el presupuesto que me llega para cultura, ni siquiera le doy una pasada de pintura a la Casa de la Cultura”, explica el alcalde Omar Gómez.
Respecto al riesgo que corre este espacio de memoria, Ana María Tangarife, bibliotecóloga que ha trabajado en la conservación de los documentos de Asovida, dice que a pesar de que el archivo gráfico y documental está a salvo, algunas de las bitácoras testimoniales y de las fotografías que allí se conservan pueden verse afectadas por la humedad. “En este momento la información que está guardada en el Salón corre el riesgo de pérdida o deterioro. Incluso, hay libros de visitantes en los que ya no se puede leer la tinta debido a la humedad y a que los archivadores no son metálicos sino de madera”, explica.
Pero incluso solucionando las filtraciones en el patio de la Casa de la Cultura, quedará mucho trabajo por hacer. Tangarife, como experta en conservación de archivos, recomienda que para mantener la totalidad de la información a salvo se deben reparar tanto los muros como el techo del Salón: taponar las filtraciones, instalar un deshumidificador que mantenga un ambiente propicio para los documentos y fotografías, y conseguir archivadores metálicos para las bitácoras, ya que las madera no garantiza el aislamiento de la humedad.
Y Asovida no puede hacer una inversión de esas. “Nosotros no tenemos recursos de nada, simplemente lo que echan en la alcancía de donaciones y los libros que vendemos. Pero sí pedimos tengan más sentido de pertenencia por este sitio, pues no solo a nosotros nos debe doler. Por eso nos pueden ayudar con aportes económicos y con recursos humanos. Para nosotros son muy importantes los aportes de las personas que vienen a trabajar aquí”, afirma Gloria Quintero, miembro de Asovida y guía del Salón.
Mientras tanto, el alcalde dice que están elaborando proyectos para que “algunas entidades nos financien la adecuación del Salón del Nunca Más, pero no podemos hacer nada hasta que pase la Ley de Garantías Electorales”.
Precisamente con la idea de encontrar personas o entidades que puedan ayudar con su trabajo o con aportes económicos a la remodelación del Salón, la Personería Municipal, Asovida y la Mesa de Participación de las Víctimas de Granada empezaron a tocar las puertas de 14 organizaciones de dentro y fuera del país (Ver carta).
“Con esta iniciativa no solo queremos decir que necesitamos apoyos económicos sino que también necesitamos asesorías profesionales. Queremos que en el Salón, por ejemplo, se le dé más visibilidad a la masacre paramilitar del 3 de noviembre del 2000, ocurrida un mes antes de la explosión del carro bomba. Pero no sabemos cómo hacerlo, ya que no quisiéramos poner fotos de un hecho tan crudo, sino ver otras alternativas. Ese tipo de ayudas nos sirven mucho”, explica Sonia Suárez, coordinadora de la Mesa de Participación de las Víctimas en Granada.
Aunque hasta ahora, según Suárez, no han recibido respuestas concretas de ninguna de las entidades a las que han escrito, The Symbolic Reparations Research Project, organización estadounidense que reúne a profesionales de distintas áreas de las ciencias sociales, especialistas en reparaciones simbólicas a víctimas de violaciones de Derechos Humanos, ya se comprometió a ayudar a través de una evaluación del guión curatorial.
Mientras consiguen el dinero para las intervenciones, Gloria Quintero asegura que no contemplan la posibilidad de cerrar el Salón ni clausurar la exposición; sin embargo, alza una voz de alarma para que quienes por tantos años han sido aliados o se han beneficiado por la información que allí recogen, vuelvan su mirada sobre ese espacio de memoria.