Un canto contra el olvido

Mario Puentes y Mariana Álvarez son dos jóvenes de Rionegro, municipio del Oriente antioqueño, que en 2015 conformaron el grupo musical Mar Es. Su propuesta artística hace parte del género de la nueva canción social latinoamericana. Las letras de sus canciones narran las historias de diferentes grupos de víctimas, con la intención de hacer memoria sobre hechos de violencia ocurridos en Antioquia.

Por Juan Camilo Castañeda
Fotografías: cortesía Mar Es

En una calle peatonal que desemboca en el parque principal de Marinilla, está en pie una casa antigua, de muros de tapia, techos altos, puertas y ventanas desgastadas y piso de madera. Allí, hoy hay ambiente de vitalidad y crítica. La casa tiene dos salones grandes, en los que se dictan clases de teatro y música, donde se reúnen jóvenes a debatir sobre los temas políticos del país, como en esta tarde, cuando se preguntan por la democracia y por el proceso de paz de La Habana.

“El sí está de fiesta” dice un pendón que hay detrás del moderador, un muchacho que explica un texto de María Teresa Uribe. A su lado, de jean y camisa mangalarga, está Mario Puentes, otro joven que escucha con atención a quienes ahora debaten sobre el concepto de política y citan libros de sociales y a autores como Boaventura de Sousa Santos.

Mario, mientras tanto, no se atreve a participar en el debate; se limita a escuchar. Más tarde, él y Mariana Álvarez aportarán a la jornada un concierto de su grupo Mar Es, que lanza hoy su primer álbum, titulado Fluir.

Mario, de 24 años, y Mariana, de 21, se conocieron en noviembre del 2014. Se prometieron, entonces, hacer un trueque: ella le enseñaría a coser y él le enseñaría a tocar la guitarra. En marzo del 2015, después de meses de ensayar algunas canciones, se presentaron en “Pánico en el barrio”, un evento social de Rionegro donde sintieron una suerte de empatía musical que los impulsó a crear el grupo Mar Es.

La primera canción que produjeron les marcó un camino musical. Para volar se refiere a las víctimas de desaparición forzada en Antioquia, y la crearon a partir de las experiencias de las organizaciones Mujeres Caminando por la Verdad y Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, Movice.

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Mar Es se define como una agrupación que hace parte de la nueva canción social latinoamericana; no en vano algunos de sus referentes musicales son Ana y Jaime, Piero, Mercedes Sosa, Marta Gómez y Perota Chingo, entre otros. De esos artistas, asegura Mariana, aprendieron una frase con la que se identifican: “Bienaventurados nosotros como artistas porque trabajamos con la realidad, entonces podemos ser la memoria de nuestro pueblo”.

A Mariana, que estudia Comunicación Social para el Desarrollo en la Universidad Católica de Oriente, le gusta este género musical porque su padre hacía parte del grupo Tierra Madre, que también era cercano a temas políticos y culturales del Oriente de Antioquia, y porque de su madre heredó el gusto por la música protesta. Según Mariana, “con nuestras canciones cuestionamos y contamos lo que sucede en el país; la música es una herramienta importante, un tanto eufemística, para empezar a narrar esas cosas que son crudas en la realidad”.

Mario, por su parte, estudia Licenciatura en Música en la Universidad de Antioquia, y cuenta que su gusto por la música protesta fue “orgánico”: empezó escuchando rock en la adolescencia y este lo condujo al punk, un género que, asegura, está cargado de ideología. De ahí siguió escuchando canción social. “De este tipo de música me gusta que se puede hacer denuncia, protesta y propuestas, que es a lo que va la canción social como tal”, dice.

En las canciones de Mar Es, las historias pasan por sentimientos románticos y por hechos dolorosos. Mario y Mariana cuentan que muchas de las letras las escriben por la sensibilidad hacia temas que los conmueven como ciudadanos. “Nosotros no hemos vivido descarnadamente el conflicto, pero lo sentimos propio, y nos hemos dado cuenta de que no hace falta tener la herida abierta para poder hacer un trabajo con esto”, explica Mario.

El hecho de que sean habitantes de Rionegro, el municipio más poblado de una de las regiones más golpeadas por el conflicto en Antioquia, les ha generado una sensibilidad especial por traer a la memoria de quienes los escuchan hechos de violencia que han afectado a las comunidades que les son más cercanas. Las historias de municipios como El Carmen de Viboral, San Francisco y San Carlos, entre otros, donde paramilitares, guerrillas y Ejército generaron varias crisis humanitarias despertaron en ellos el interés por narrar los hechos vividos por las víctimas. Para Mario y Mariana, la música aporta a la memoria porque los discursos o las palabras pueden ser efímeras, pero las canciones pueden generar mayor recordación.

De allí emergen canciones como La memoria, en la que conectan cuatro historias de sobrevivientes del conflicto armado en Antioquia. “No hacemos canciones con el ánimo de victimizar ni con el ánimo de despertar dolores, sino para visibilizar esas historias y entender que esas realidades, a pesar de que no nos tocan en carne y hueso, también deberían crear un poco de conciencia”, comenta Mariana.

El proyecto musical Mar Es también es la expresión de esos muchachos que, reunidos en la vieja casa de la plaza de Marinilla, discutían de política y democracia. Ahora, el grupo canta Eterno retorno que trae al presente la memoria de esos líderes sociales del Movimiento Cívico de Oriente que fueron asesinados por defender sus ideas; ideas que, explica Mario, treinta años después parecen retornar con esta generación de jóvenes que dejan el miedo a un lado para expresar de nuevo sus críticas, sus ideales e intentar cambiar la realidad del territorio que heredaron.