La Red Nacional de Iniciativas Ciudadanas por la Paz y contra la Guerra –Redepaz– cumplió 25 años de trabajo y siguen con “la esperanza intacta”  y en la búsqueda de organizaciones que trabajen en la construcción de paz y la resolución de conflictos.

Por: Sergio Alejandro Ruiz Saldarriaga

Fotos: archivo Redepaz

Hace 25 años, en medio del complejo panorama político y social que atravesaba Colombia, un grupo de ciudadanos emprendió un proceso de asociación que permitió, más que agruparlos, coordinar el trabajo de sus organizaciones en los territorios. Fue así como el 21 de noviembre de 1993, en el Encuentro Nacional de Iniciativas contra la Guerra y por la Paz, nació Redepaz, una alianza que agrupó a más de 400 delegados de diversas organizaciones que existían en el país.

Desde su origen e impulsada por la recién promulgada Constitución de 1991, Redepaz promovió la importancia del estado social de derecho, del fortalecimiento de procesos de convivencia pacífica y del respeto por los derechos humanos. Hoy, 25 años después, su norte sigue siendo el mismo: “muchas cosas han mejorado, tenemos una sociedad más crítica y más participativa; sin embargo, tenemos también sectores sociales y políticos que no creen en la reconciliación, la paz y la equidad”, comenta Luis Emil Sanabria Durán, miembro fundador y actual presidente colegiado de Redepaz.

El mayor reto de la organización se ha mantenido con el tiempo: convencer a la sociedad colombiana sobre la necesidad de construir e instalar una cultura de paz, de respeto a los derechos humanos, de equidad y reparación integral a las víctimas. Y  ese reto cobra relevancia en el panorama actual, en el que se está implementando un Acuerdo de Paz y se busca el esclarecimiento de los hechos sucedidos en el conflicto.

En este contexto, según Sanabria Durán, la tarea de los colombianos es rodear y defender los Acuerdos: “Ese torrente de hombres y mujeres han hecho posible que la paz continúe, que haya proceso de negociación y de implementación de los Acuerdos con las Farc; que hoy se mantenga, a pesar de las dificultades, la mesa de conversaciones con el ELN y, lo primordial, que la sociedad colombiana esté hablando de reconciliación y de construir un presente y un futuro mejor”, precisó Sanabria Durán, quien además se desempeña como Secretario técnico del Consejo Nacional de Paz.

La escuela para los líderes de la paz

El trabajo de Redepaz se mantiene, en parte, gracias a la cooperación internacional que ha permitido el desarrollo en cobertura, capacitación, intervención e investigación. Gracias a esto, Redepaz pudo expandirse por todo el territorio nacional y hoy cuentan con presencia en los 32 departamentos, en más de 400 municipios en los que trabajan con todos los grupos sociales y culturales del país —incluyendo a las comunidades raizales, indígenas, afros y pueblos Rrom—, que tienen iniciativas locales por la paz y la reconciliación.

Abel Cantero, líder de la Asociación de Víctimas del Bajo Cauca (Asovicbac), ha sido testigo del proceso que Redepaz desarrolla en Antioquia con organizaciones como la que él lidera: “Redepaz se convirtió para nosotros en esa ruta que forma líderes para construir paz desde los territorios, generando pequeños cambios en las comunidades para retroalimentarlo en la región”, comenta. La articulación de su organización con Redepaz no solo les ha permitido formarse sino también enfocar su trabajo de transformación en lo que denominan como “la presa fácil del conflicto”, es decir, los jóvenes. A ellos, los convocan para generar oportunidades de vida alejados de la confrontación armada.

¿Y el futuro?

Para Sanabria Durán, el fin último es que Redepaz deje de existir, aunque por ahora eso no es posible: “si desparecemos quiere decir que la paz en Colombia está, pero todavía falta mucho por hacer”, destaca el director,  pues aunque en el país se esté implementando un acuerdo con el que por décadas fue el principal movimiento guerrillero, siguen activos otros conflictos, violaciones a los derechos humanos y fenómenos como la corrupción y el narcotráfico. Temas que van en contravía de “una paz estable y duradera”, en los que esta organización espera seguir trabajando durante el tiempo que les sea necesario.