Aquitania y Camilo nos hablan de amor

Juan Camilo Gallego Castro es periodista egresado de la Universidad de Antioquia, especialista en Derechos Humanos y magíster en Ciencia Política. A finales del 2016 publicó su libro “Aquitania: siempre se vuelve al primer amor”, ganador de la convocatoria pública en Cultura y Patrimonio, 2016, estímulo al talento creativo, de la Gobernación de Antioquia.

Por Elizabeth Otálvaro
Fotografía Diego González

“Pacienciar” es el verbo con el que Germán Castro Caycedo se refiere al periodismo que lo que menos lo acosa es el afán. Bien lo sabe Juan Camilo Gallego Castro, el periodista que asumió como una epifanía encontrarse el 20 de julio de 2013 en la conmemoración de una década del éxodo que vivieron los habitantes de Aquitania, corregimiento del municipio de San Francisco, al tener que partir de su tierra tras amenaza de guerrilleros de las Farc y el Eln. Después de ese día, Gallego entendió que no había sido una coincidencia, sino que se trataba del momento elegido por Aquitania para decirle que debía contar la historia de aquel pueblo fantasma.

“Aquitania: siempre se vuelve al primera amor” (Sílaba, 2016), es el segundo libro del periodista del municipio de Guarne. Ya con su primera publicación “Con el miedo esculpido en la piel: Crónicas de la violencia en el corregimiento La Danta (Hombre Nuevo Editores, 2013), había sentenciado su compromiso con la memoria del Oriente antioqueño. Una subregión que fue territorio de disputa del Eln, del Epl, de las Farc, que luego soportó fuertes operaciones del Ejército Nacional y, como si fuera poco, la presencia de Las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), así como de los bloques Metro y Cacique Nutibara.

Pero el adiós que le dieron casi dos mil personas a ese pueblo incrustado entre las montañas, en el 2003, también tiene relatos de resistencia y un camino de retorno; el mismo que Juan Camilo Gallego se atrevió a recorrer en compañía de los campesinos que confiaron en él y quisieron contar sus historias de sueños, miedos, amores y desamores. Y es que él mismo sintió algo de ese miedo: “Muchas veces, sobre todo cuando estuve caminando, en el último capítulo del libro nombro las escenas del recorrido que hicimos de tres días, sentí mucho miedo en ese recorrido porque había grandes riesgos. Cuando caminamos me daba mucho miedo saber que íbamos por veredas que estaban minadas o que había serpientes, grandes víboras”, dice Gallego.

Fue justo caminar junto a ellos, dormir en sus casas, comer en sus platos, la forma que eligió Juan Camilo Gallego para escuchar las historias de los habitantes de Aquitania y lograr la confianza de sus personajes. Una de las reacciones que sorprendieron al autor es la de una de las mujeres que retrata en su libro. Ana Ligia, auxiliar de enfermería de Aquitania, poetiza y líder del pueblo, le dijo que llora cada que lee cómo la describe: una mujer cuya vida ha sido una constante renuncia, al amor, a su familia, a las comodidades, una mujer que lo ha sacrificado todo por su pueblo.

“Yo digo que el libro a pesar de tanto llanto, está lleno de mucho amor y eso es un poco paradójico. Yo sentí muchísimo dolor durante el proceso del libro, incluso hubo muchísimas escenas que las escribía llorando y en algunos casos ese llanto y ese dolor que yo sentía, los lectores lo notan en la escritura porque el hecho de compartir tanto tiempo con esta gente implica que vos también tengás tu corazón metido con ellos”.

Después de tres años y más de 60 entrevistas, el periodista entrega la historia de Aquitania, un pueblo que apareció en el mapa a causa de la guerra y que hoy vuelve a hacerlo pero para hablarnos de amor, resistencias y retorno.