La periodista Alina Castrillón tiene el interés personal de convertir el material periodístico producido para la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia, sede Puerto Berrío, en un archivo de memoria de este municipio del Magdalena Medio antioqueño, duramente afectado por el conflicto armado.
Por: Pompilio Peña Montoya
Fotos: cortesía Alina Mariel Castrillón
Alina Mariel Castrillón Rave cree que cuando hechos de violencia se presentan una y otra vez, durante años en un poblado, el horror se hace costumbre y comienza a crecer la indiferencia, quizá la disposición más conveniente para los victimarios. Esta periodista advirtió dicha tendencia social pocas semanas después de llegar al municipio de Puerto Berrío, en el Magdalena Medio antioqueño, hace quince años, justo semanas previas a la desmovilización de excombatientes del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que actuaban en el territorio. Desde entonces llegó para coordinar la Emisora Cultural de la UdeA y se puso en la tarea de “hacer periodismo de paz y no de guerra”, afirmó.
En su ejercicio periodístico desde que llegó a Puerto Berrío Alina no solo siguió el proceso de desmovilización de las autodefensas, también le abrió los micrófonos de la emisora a personas del común que hasta entonces no habían tenido la oportunidad de ser escuchadas, resaltó la labor de los líderes y les dio el espacio a las víctimas de expresar su dolor y su reclamo de justicia. Hoy, al cabo de los años, Alina piensa que hacer memoria desde el periodismo es buscar y hallar los recursos necesarios para el caparazón de indiferencia que sembró la falta de justicia. De hecho, varias de sus crónicas radiales reflejan la falta de presencia estatal penal en casos victimizantes y han sido premiadas por parte de organizaciones de periodistas. Ver: La comunicadora Alina Castrillón Rave ganó el premio CIPA a mejor crónica
Hoy, según Alina, el reconocimiento de las memorias de las víctimas del conflicto, que ha venido creciendo desde la firma del Acuerdo de Paz entre la exguerrilla de las Farc y el Estado colombiano a finales del 2016, significó un cambio de paradigma en el cubrimiento periodístico. Por ello hace una gran diferenciación: “El periodismo que yo llamo de guerra es aquel que solo comunica lo que dicen las fuentes oficiales, como la fuerza pública y la autoridad local, sin tomar con criterio la información, sin contrastarla con otras fuentes. Mientras, el periodismo de paz, es aquel que pretende dignificar la historia de las víctimas, contrastando sus versiones, investigando sucesos pasados y con patrones similares, tomando cifras de organizaciones independientes, pero, sobre todo, tratando de contar estas historias de tal modo que generen empatía entre la comunidad”.
Este principio, que ya acompañaba a Alina cuando llegó a Puerto Berrio en el 2005, poco tiempo después de graduarse de comunicadora social y periodista en la Universidad de Antioquia, se arraigó más en su filosofía de trabajo cuando reconoció las duras realidades de este municipio al recorrer sus veredas y corregimientos. En sus primeros años en Puerto Berrio, recuerda ella, acompañó las iniciativas de uno de los movimientos de víctimas más grandes del Magdalena Medio antioqueño, la Corporación Ave Fénix, que conglomeró a personas víctimas tanto de las guerrillas del ELN y las Farc, como del paramilitarismo y agentes del Estado. En el 2005, quien tomó las riendas de este colectivo fue la porteña Teresa Castrillón, una mujer que años atrás había perdido en el conflicto a varios de sus familiares. En sus trabajos periodísticos, Alina narró la entereza de esta mujer por dignificar un pueblo duramente golpeado. Lea también: La JEP puso en custodia 113 cuerpos no identificados en Antioquia
Y mientras desarrollaba actividades de visibilización de los trabajos de líderes en torno a Ave Fénix, Alina se interesó a su vez por el pasado del municipio, cuando Puerto Berrío era la puerta de entrada de grandes cantidades de mercancías que iban a otros poblados como Medellín. Conoció historias de cómo se desarrolló la violencia bipartidista y cómo, por ejemplo, en los años 70 y 80 existió una fuerte tendencia de izquierda, cuyos dirigentes fueron asesinados y expulsados del territorio. Alina quiso rescatar estas historias para emitirlas por la emisora a modo de crónicas. Así contó la historia de Jaime Nevado, concejal por el partido comunista, asesinado por el sargento José Edimburgo Díaz, la tarde del 22 de julio de 1982, frente a su hijo de diez años. Años después la madre, el padre y una hermana de Jaime también serían asesinados. También narró la muerte de Fernando Vélez Méndez, líder asesinado el 27 de enero de 1983 por el grupo Muerte a Secuestradores (MAS). Y como estas reconstruyó otras historias de violencia política ocurridas en el municipio, en un trabajo de investigación que consultó fuentes documentales y orales, entre las que se destacan los historiadores.
“También quise saber cómo se dio el movimiento de este municipio por el ferrocarril que comenzaba aquí y terminaba en Medellín. Hice una crónica y salió por la emisora. Muchas personas no sabían que aquí hubo un sindicato ferroviario y de braceros en 1933, uno de los más poderosos del país y que caería en decadencia con los años”, manifestó Alina, y añadió que su idea de memoria no solo pasa por las voces de personas víctimas del conflicto armado, sino también por el esfuerzo de querer contar lo que sucedió en Puerto Berrío en la primera mitad del siglo XX. “Muchos porteños no conocen su historia y mi aporte es por el reconocimiento de una identidad que se ha perdido en el conflicto y por llamar la atención sobre la apatía ante el valor de la vida por cuenta de aquellos que no aceptan la diferencia y matan”.
Junto a este esfuerzo por resaltar la labor de los liderazgos en el territorio y por recordar momentos históricos del municipio, Alina ha desarrollado un continuo trabajo pedagógico para dar a conocer cómo se ha desarrollado el proceso de paz, con su participación en la Mesa de Derechos Humanos del Magdalena Medio y el Consejo Municipal de Paz de Puerto Berrío. “Aquí perdió el plebiscito por la paz con el 68 por ciento de votos por el NO y hoy estamos viendo un municipio beneficiado con la Comisión de la Verdad y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas que la dará el nombre real a los famosos N.N´s escogidos del cementerio La Dolorosa, donde se cree hay más de cien cuerpos sin identificar, algunos de los cuales podrían corresponder a falsos positivos”, agrega Alina.
Mientras se esmera en cumplir su labor, esta periodista sueña con que la Emisora de la UdeA sea la memoria oral de Puerto Berrío, un municipio a la orilla del río Magdalena con cerca de 39 mil habitantes, porque espera que cuando los protagonistas de las historias ya no estén, sigan viviendo en un reportaje o en una crónica.