¿Qué tienen que ver la operación Orión y La Escombrera?

De las siete personas desaparecidas que han sido halladas en La Escombrera, se sabe que fueron asesinadas e inhumadas allí en el año 2002, mientras sucedían en la zona operaciones militares como Orión. Según la JEP, solo ese año hubo 200 casos de desapariciones forzadas en la Comuna 13 de Medellín.

De las siete personas desaparecidas que han sido halladas en La Escombrera, se sabe que fueron asesinadas e inhumadas allí en el año 2002, mientras sucedían en la zona operaciones militares como Orión. Según la JEP, solo ese año hubo 200 casos de desapariciones forzadas en la Comuna 13 de Medellín. 

Por Emmanuel Zapata Bedoya
Foto: Archivo de El Colombiano

Veintitrés años después de la Operación Orión, la intervención forense en La Escombrera, en la parte alta de la Comuna 13 de Medellín, sigue desenterrando verdades largamente negadas, así como personas que en el año 2002 fueron reportadas como desaparecidas.  

Las investigaciones de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) confirman hoy lo que por años denunciaron las familias: que los operativos militares como Orión y la consolidación del poder paramilitar que tomó fuerza en el occidente de Medellín estuvieron directamente conectados con la desaparición forzada y el entierro clandestino de personas asesinadas. 

“La Escombrera es un territorio de verdad. Cada hallazgo demuestra que las familias tenían razón: sus seres queridos fueron desaparecidos en el marco de operaciones que contaron con participación estatal y paramilitar”, afirmó Luz Janeth Forero Martínez, directora de la UBPD, en una declaración de febrero de 2025. 

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La Operación Orión, ejecutada los días 16 y 17 de octubre de 2002, especialmente en los barrios Belencito, Corazón, Veinte de Julio, El Salado, Nuevos Conquistadores y Las Independencias II, fue presentada en su momento como una ofensiva contra las milicias urbanas del ELN y las FARC. Sin embargo, los hechos posteriores demostraron que el operativo, en el que participaron unos mil efectivos de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá y distintas unidades del Ejército Nacional, con acompañamiento de la Fiscalía, el DAS y la Procuraduría, abrió el camino para el ingreso y control del Bloque Cacique Nutibara, estructura de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), en los barrios de la Comuna 13. 

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), en su informe La huella invisible de la guerra, la definió como “la operación militar más grande realizada en un entorno urbano en la historia del conflicto armado colombiano”, y señaló que durante su ejecución y los meses posteriores se registraron “detenciones arbitrarias, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas”. 

Las cifras son contundentes; según la UBPD, entre 1978 y 2016 se reportaron 459 desapariciones forzadas en la Comuna 13, pero solo en 2002, el año de Orión, ocurrieron cerca de 200 casos, confirman las investigaciones de la JEP. El Banco de Datos del CINEP en su revista Noche y Niebla interpretó esta ofensiva como “un modelo de agresión criminal que buscó arrasar el tejido social e imponer un Estado paramilitar”.  

Plantón de la Ruta de la Memoria en la cancha El Corazón, Comuna 13 de Medellín, para conmemorar los 23 años de la Operación Orión. Foto de Julián Roldán.

Los desaparecidos que dejó Orión 

Poco después de Orión, comenzaron a circular los rumores entre los habitantes de la comuna sobre camiones que subían de noche hacia unos predios conocidos como la Arenera y la Escombrera, donde mataban a las personas y también se arrojaban cuerpos.  

A comienzos del 2003, luego de diez semanas de la detención y desaparición de Arles Edisson Guzmán, sus familiares le entregaron a la Fiscalía un croquis a mano alzada que habían obtenido de un informante anónimo de los paramilitares, en el que se daban indicaciones con algunos puntos de referencia del lugar en el que había quedado enterrado “bajo dos volquetadas de escombros” el cuerpo de su ser querido. Luego, en la primera conmemoración de Orión, las mujeres buscadoras que comenzaban a agruparse reiteraron que La Escombrera seguía siendo usada por los actores armados con fines de desaparición.  

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Los testimonios posteriores de exparamilitares confirmaron esas denuncias. 
Juan Carlos Villa Saldarriaga, alias ‘Móvil 8’, comandante militar del Bloque Cacique Nutibara, declaró ante Justicia y Paz en 2010 que “en La Escombrera sí se empezaron a hacer fosas tras los enfrentamientos; se llevaban personas capturadas y allí se ejecutaban”. 

La sentencia de 2008 contra Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, jefe del bloque, recogió el modus operandi: “Combatir a sangre y fuego, sacar a los ocupantes de sus viviendas, ajusticiarlos a sangre fría y proceder a enterrarlos en fosas comunes”. 

A su vez, el exparamilitar Jorge Enrique Aguilar Rodríguez, alias ‘Aguilar’, explicó en su testimonio ante la JEP que a las víctimas “se les daban dos disparos en la cabeza con arma de fuego y se enterraban en un hueco excavado en La Arenera”, un sector contiguo al que hoy está siendo intervenido gracias a las medidas cautelares impuestas por la JEP. 

Presentación de la obra de teatro Colibrí, dirigida por el colectivo de víctimas Mujeres Caminando por la Verdad. Foto de Julián Roldan.

Desde julio de 2024, la JEP y la UBPD, no sin dificultades de articulación, realizan la excavación forense que ha dado ya sus frutos amargos: la recuperación de siete cuerpos de personas que fueron asesinadas y desaparecidas. Seis de ellos han sido identificados, y en ceremonias privadas se han hecho entregas dignas a los familiares. Desde el primer hallazgo, ocurrido el 18 de diciembre de 2024, hasta el más reciente, el 25 de septiembre de 2025, dos lemas alientan la búsqueda: “La tierra comenzó a hablar” y “Las cuchas tienen razón”.  

La magistrada Catalina Díaz, de la Sala de Reconocimiento de Verdad de la JEP, afirmó para el momento de los primeros hallazgos que “estos confirman que La Escombrera fue el destino final de muchas de las víctimas desaparecidas durante y después de Orión. La violencia no terminó con el operativo: se transformó en desaparición y silencio”. 

Hoy, La Escombrera es, así como un lugar de búsqueda, un símbolo nacional de resistencia. Allí, integrantes de Mujeres Caminando por la Verdad, la Fundación Santa Laura Montoya y más familiares de desaparición continúan acompañando las excavaciones: registran la acción forense, desarrollan iniciativas de memoria, hacen veeduría a las responsabilidades de las instituciones llamadas a la búsqueda. 

Saber más: Así es la búsqueda de desaparecidos en La Escombrera 

Este 16 de octubre de 2025, en la conmemoración de la operación Orión, colectivos y organizaciones defensoras de derechos humanos realizaron actividades de memoria y reconocimiento en la Comuna 13, como una forma de insistir en la búsqueda de la verdad y de los desaparecidos que están por hallarse en La Escombrera.  

En la mañana, las Mujeres Caminando por la Verdad realizaron en la jornada “¡Orión nunca más!” la caravana por la memoria que recorrió barrios como San Javier, el Corazón y Villa Laura, y finalizó en la Institución Educativa Eduardo Santos, donde ellas encarnaron un performance para sensibilizar a los escolares sobre La Escombrera, a pocas cuadras de allí.  

En la tarde, la corporación Sal y Luz partió de la Biblioteca Centro Occidental de Comfenalco y caminó por las calles de barrios como El Salado en la ruta “Memoria viva” que también visitó las instituciones educativas de la Comuna 13.  

Responder a la pregunta sobre la relación entre la operación Orión y La Escombrera es, en realidad, reconocer una verdad incómoda: que la desaparición fue parte del dispositivo de control que rodeó, antes, durante y después, a la intervención militar. 

Un comunicado de hallazgos, por parte de la JEP, dice con contundencia: “La tierra está devolviendo los nombres que la violencia quiso borrar. Y con cada hallazgo, la historia de la Comuna 13 se vuelve más clara, más dolorosa y más imposible de negar”.