Asfaddes: la familia en el plantón

Cartel de Habid Quintero en el plantón de Asfaddes

Los plantones que desde 1983 ha organizado la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Asfaddes) son una forma de mantener viva la memoria de los que faltan, pero también son un espacio de apoyo para quienes buscan a sus seres queridos.

Texto y fotos por Manuela Echavarría Cuartas

Hace 27 años, Dora Giraldo de Quintero escuchó por última vez la voz de sus hijos Habid Gildardo y Jenny Maud. Ellos la llamaron el 19 de noviembre de 1988 para informarle que ya estaban de regreso a Medellín, luego de haber visitado a unos amigos en Tuluá, Valle del Cauca.

Dora se fue a esperarlos a la carretera de entrada a Medellín, pero nunca llegaron. Ella piensa que no están vivos, pues dice que sus hijos no se hubieran ido así no más, sin avisarle de alguna novedad.

Al momento de la desaparición, Habid Gildardo tenía una hija recién nacida y Jenny Maud estudiaba sociología: eran jóvenes llenos de vida.

Cuatro de las integrantes de Asfaddes en un plantón en el centro de Medellín.

Dora todavía busca a sus hijos, junto a la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Asfaddes, a la que se vinculó cuando emprendió la búsqueda, en ese mismo 1988. En este proceso también la han acompañado su hija, Yolima Ibeth Quintero, y Oriana Posada, su nieta.

Siete integrantes de Asfaddes en un plantón de la organización en el centro de Medellín.

Oriana participó del plantón que Asfaddes realizó en el centro de Medellín, en la esquina de la avenida Oriental con La Playa, por la conmemoración de la Semana Internacional del Detenido Desaparecido, que se celebra cada año al finalizar el mes de mayo.

Ella recuerda que creció acompañando a su abuela y a su mamá en marchas, plantones y otras actividades de la organización. Para Oriana, este tipo de acciones son importantes porque pasan la voz de la memoria: “Puede que no los veamos físicamente, pero si existen en la memoria, van a estar hasta que la memoria se acabe”, dice.

Los plantones que desde 1983 ha organizado la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Asadles) son una forma de mantener viva la memoria de los que faltan, pero también son un espacio de apoyo para quienes buscan a sus seres queridos.

La familia de Habid Gildardo y Jenny Maud Giraldo Quintero no es la única que se ha sumado a estas acciones públicas de reconocimiento de la desaparición forzada e insistencia por la búsqueda de los desaparecidos. “Vivos se los llevaron, vivos los queremos” es una de las consignas que sus voces alzan en estas jornadas.

Rosa Serna Agudelo, coordinadora de Asfaddes en Medellín, busca a su esposo Julio Eduardo Molina desde el 9 de marzo de 1995, cuando desapareció en una carretera del Magdalena Medio antioqueño.

Olga Vásquez, integrante de Asfaddes, está sentada en una mesa de la UdeA con el cartel de su hijo desaparecido Ricardo.

Olga Luz Vásquez busca a su hijo, Ricardo Alonso Pino, quien desapareció en el barrio Castilla de Medellín a finales de julio de 2005. El 5 de agosto, que aparece en el retablo de su hijo, fue el día en el que Olga puso la denuncia.

Ángela, integrante de Asfaddes, contempla en un plantón la foto de su papá William, desaparecido en 2001.

Ángela Liliana Rivera Lizcano busca a su papá, William Orlando Rivera Bello, detenido y desaparecido el 11 de enero de 2001 en la vía Bogotá-Barrancabermeja.

Rosa Elena Herrera busca a su hijo Diego Alexander Herrera, desaparecido en Buga (Valle del Cauca) el 17 de octubre de 2003. En el proceso de búsqueda la ha acompañado su hijo Janderson Berrío Herrera.

Rosa Herrera muestra un poema que le compuso a su hijo Diego Herrera, detenido y desaparecido en el 2003.

El viernes 30 de mayo de 2025, en el cierre de la Semana Internacional del Detenido Desaparecido, Rosa leyó un poema que le escribió a su hijo Diego, durante una jornada conmemorativa en la Universidad de Antioquia, en la que a varias manos pintaron un mural y se realizó un acto cultural como parte de la reparación colectiva gestionada con la Unidad para las Víctimas. En este evento también participaron las unidades de Paz y Hacemos Memoria de la Universidad de Antioquia.

La jornada conmemorativa del 30 de mayo tuvo tres momentos. Primero, hubo un taller para la construcción colectiva de una línea de tiempo sobre la historia de Asfaddes y después los miembros de la organización, de la mano de la comunidad académica, pintaron una parte del mural. Al finalizar el día, se realizó un conversatorio junto con activistas de la ciudad e integrantes de Asfaddes, quienes compartieron sus historias. El artista Jhon Ramírez guio la pintura del mural, que fue finalizado el domingo 1 de junio.

En la jornada del viernes estuvo expuesta la galería móvil, que ha sido utilizada en diversos plantones y actividades de Asfaddes en Medellín y en distintas ciudades del país, con el propósito de visibilizar los rostros y nombrar a las personas detenidas desaparecidos en Colombia.