En el quinto acto de perdón, de los 53 que el Ministerio de Defensa asumió como obligación judicial en 2022, el Estado colombiano reconoció su responsabilidad en los asesinatos de civiles cometidos entre 1998 y 2009 en Antioquia y Córdoba. En esta tercera publicación, Hacemos Memoria recoge los pronunciamientos de familiares de las víctimas y del ministro Iván Velásquez. 

Por Margarita Isaza Velásquez
Foto: Ministerio de Defensa

En el auditorio del Museo Casa de la Memoria de Medellín, el Ministerio de Defensa y el Ejército Nacional de Colombia les pidieron perdón a 35 familias de personas que fueron asesinadas en Antioquia y Córdoba por diferentes unidades de la Fuerza Pública, para presentarlas como una cifra de positiva en su deber institucional de proteger a la población. Varias veces, en la mañana del jueves 14 de agosto, fueron nombradas cada una de estas 35 personas, víctimas de “falsos positivos” o “ejecuciones extrajudiciales”.  

Primero hubo una reunión privada entre el ministro de Defensa, Iván Velásquez y los familiares. Luego, ellos, acompañados de organizaciones sociales y sus representantes judiciales, hablaron en público. Al llamado de los nombres de sus seres queridos, madres, padres, hermanos, hijas, compañeras de vida, salieron al frente con una fotografía en alto y la fuerza en su voz para insistir en que ellos, todos hombres, no eran guerrilleros, no eran delincuentes, no estaban haciendo nada malo, no tenían por qué haberlos matado.  

Los temas de las intervenciones tenían que ver con el perdón, la pérdida de confianza en la justicia y el Estado, la búsqueda de los que permanecen desaparecidos, el amor incesante por los ausentes y la fe en Dios. No todos los familiares quisieron o pudieron pasar al frente. Si bien algunos decidieron callar, porque las palabras no salían o porque sentían que no había nada qué decir, los nombres de las víctimas continuaron mencionándose una y otra vez, para dejarlos en limpio, sin mancha de vínculo con alguna estructura ilegal.  

Después de los familiares, habló Iván Velásquez, ministro de Defensa: “Vengo a pedir perdón en nombre del Estado colombiano”. En su discurso dijo sentirse avergonzado como funcionario y como ciudadano por esa terrible práctica. “La institución que hoy dirijo falló”, expresó. Se refirió al obrar de individuos dentro del Ejército, pero también a las órdenes superiores instauradas en documentos, que legitimaron y auparon esa forma de matar. 

Velásquez construyó una línea de tiempo con los 35 casos por los que se realizó este acto de reconocimiento de responsabilidad, ordenado al Estado por 26 sentencias judiciales. En cada uno de los nombres insistió, como ya lo habían dicho los familiares, en que ninguna de esas personas asesinadas pertenecía a algún grupo armado irregular.   

Nombró a: Gustavo Adolfo Cardona Alzate, Darwin Andrés Sánchez García, Carlos Mario Llano Sánchez, Salvador Valle Posada, Omar de Jesús Gutiérrez Arboleda, Edgar Isidro Salazar Ceballos, Jhon David Posada Giraldo, Juan David Echeverri Molina, Jesús Hernando Galvis Álzate, César Raúl Cano Zambrano, James Cardona Muñoz, Jhon Fredy Arias Mejía, José Miguel Londoño Ramírez, Erick Alberto Osorio Martínez, Ovidio Jiménez Guzmán, Andrés Fonnegra Rodríguez, José Duván Espinosa, Luis Andrés Zapata, Juan Martín Tabares Rueda, Gonzalo Correa Roldán, Walter Jony Henao Salazar, Jaime Daniel Oquendo Higuita, Juber Barrera Pino, Javier Alfonso Sepúlveda Barrera, Wilson Darío Murillo Gaviria, Jesús Antonio Flórez Vinasco, Alfonso de Jesús Bedoya Londoño, José Darío Hurtado Ocampo, Uriel Vásquez Meneses, Gabriel Andrés González Marulanda, Gustavo Alberto Tejada Marulanda, Gener Alberto Álvarez Guerra, Jhoan Esteban Rúa Torres, Carlos Alberto Sepúlveda Sepúlveda y Sergio Yelén Rojas Cárdenas. 

Como una forma de conservar y dignificar públicamente la memoria de estas 35 personas asesinadas en Antioquia y en Córdoba, publicamos las expresiones de sus familiares presentes en el acto de perdón, así como la declaración del ministro de Defensa con respecto al reconocimiento de responsabilidad por parte del Estado.   

En esta tercera publicación, recogemos los nombres de 15 de ellos. 

Uriel Vásquez Meneses, asesinado en Remedios (Antioquia), el 4 de abril de 2008 

Jorge Vásquez, hermano:  

Por parte de mi familia no tenemos rencor. Cada uno de nosotros tiene su dolor profundo y su momento de rencor. En mi caso, no lo tengo contra los miembros de la Fuerza Pública y tampoco queremos ofender a nadie. Gracias por sus excusas, por sus esfuerzos. La persona que pide perdón está expuesta a poner su culpa, y la parte inocente verá si lo acepta o no. Nuestro hermano Uriel fue asesinado el 14 de abril del 2008 estando en una finca trabajando, y lo que más nos duele es la traición, y quiero decirles a todos los miembros de la Fuerza Pública que ojalá no nos traicionen de esa manera, que enfrentemos la verdad: asesinaron a una persona inocente, fuimos a reclamarlo y no nos lo entregaron, y no nos lo quisieron entregar. Cuando nos mostraron la foto, lo mostraron con él de camuflado, con un AK47 encima, pues la herramienta con la que estaba trabajando se la botaron en otro lado. No nos traicionen de esa manera, por favor. Nosotros somos personas muy correctas y si él hubiera sido una persona que hubiera estado en un grupo al margen de la ley, nosotros hubiéramos expuesto el caso, sinceramente hubiéramos dicho que sí, que él pertenecía. Hablemos con la verdad así nos duela, pero que sea la verdad. 

Intervención del ministro de Defensa: 

Uriel Vásquez Meneses era un campesino que trabajaba en una finca en la vereda El Fique, del municipio de Remedios, cuando el 14 de abril de 2008 fue ejecutado con otro campesino por integrantes del Ejército y ambos presentados como guerrilleros muertos en combate. La justicia demostró que no hubo combate. 

Gabriel Andrés González Marulanda y Gustavo Tejada Marulanda, asesinados en Puerto Libertador (Córdoba), el 26 de agosto de 2008  

Ángela Marulanda, madre de ambos, en una carta que lee su sicóloga:  

Yo soy Ángela María Marulanda Mier, represento a mis hijos Gustavo Alberto Tejada Marulanda y Andrés González Marulanda, asesinados y por lo tanto víctimas del conflicto armado que ha azotado a este país por largos años.  

Ustedes, queridos hijos, me han sido arrebatados por una violencia que nunca entendí, por una guerra que no elegimos y que nos robó lo más preciado que teníamos: nuestra familia. El dolor que siento es como un vacío profundo que se ha llevado alientos de esperanza, de sueños, pues yo, como muchas madres, hermanas, hijas y familiares, perdí la posibilidad de verlos hacer sus sueños realidad, producto de este conflicto que nos ha destrozado como país y como sociedad. Víctimas de un sistema que ha fallado en protegernos, de un conflicto que se ha perpetuado, que ha destruido y sigue destruyendo vidas inocentes, dejando cicatrices que nunca desaparecerán pero que hoy nos invitan a estar aquí y a pensarnos en qué forma y de qué manera podemos y debemos aportar para que esto no siga sucediendo.  

Yo quiero hablar de perdón, un perdón que no viene fácilmente, que no nace del olvido, sino que nace de la necesidad de seguir adelante. Hoy he decidido por mi propio bienestar, por mi propia sanidad mental, perdonar. No porque olvide lo que pasó, no porque no duela, sino porque sé que el odio solo perpetúa el ciclo de la violencia. Perdonar no es un acto de resistencia, es una manera de mantener viva la memoria de ustedes, sin permitir que la rabia consuma lo que me queda de vida. Y como acto de perdón, solicito que el nombre de mis hijos quede libre de todo señalamiento, que se les registre como hombres de bien y sean reconocidos de manera oficial como víctimas del conflicto armado en mi país, Colombia.  

Intervención del ministro de Defensa:  

Gabriel Andrés González Marulanda y Gustavo Alberto Tejada Marulanda eran hermanos. Trabajaban como empleados en fincas ganaderas y fueron asesinados el 26 de agosto de 2008 por integrantes del batallón de infantería N.° 31 Rifles, quienes los presentaron como bajas en combate y los llevaron como NN a Medicina Legal. También la justicia confirmó que no se trató de ningún combate, sino de una ejecución extrajudicial.   

Joan Esteban Rúa Torres, asesinado en Briceño (Antioquia), el 22 de marzo de 2009 

Julián Rúa Torres, hermano:  

Él fue asesinado el 22 de marzo de 2009 en Briceño, en la vereda Chorrillos. Este día yo me encontraba con él, laborando en ese momento en una finca, y miembros del Ejército Nacional, de batallón Girardot N.° 10 llegaron a la finca en horas de la mañana; ellos ya sabían que nosotros estábamos laborando, y la trabajadora que hacía la comida ya les había manifestado que cualquiera de nosotros regresaría a la casa por la comida de los demás, porque no nos podíamos dirigir todos en ese momento. Ya tenían el conocimiento de que alguien iba a ingresar a la casa y no les importó, no hicieron nada. A mi hermano fue al que le tocó ese día ir por la comida lamentablemente, llegó a la casa y cuando los vio se asustó demasiado porque los vio armados, entonces no sabía qué grupo era, porque tienden a vestirse de la misma manera…, y salió corriendo. Por este hecho le dispararon y lo asesinaron. Trataron de uniformarlo o de colocarle un arma, pero no les dio la forma, porque a él lo conocían demasiado en esa vereda y de una vez manifestaron lo que pasó. No fueron capaces de hacer nada ni para salvarle la vida ni para lavarse las manos, como trataron de hacerlo. Dijeron que él tenía armas, que era un delincuente, pero no lo era. Era una persona muy humilde, muy alegre y muy buena persona.  

Hoy me despido de ti, mi hermano, mi ángel, mi compañero de vida. Tu partida me ha dejado un vacío inmenso, pero también me ha llenado de gratitud por los momentos que compartimos juntos. Recuerdo tu sonrisa, tu bondad y tu amor por los demás. Eres un ejemplo a seguir, un modelo de humanidad y compasión. Me duele no poder verte más, no poder abrazarte, no poder compartir contigo mis alegrías ni mis tristezas, pero sé que estás en un lugar mejor, donde no hay dolor ni sufrimiento. Quiero que sepas que te extraño cada día, te llevo en mi corazón, y siempre te recordaré con cariño y amor. Tu legado vivirá en mí, en nuestra familia y en todos aquellos que tuvimos la suerte de conocerte. Descansa en paz, mi querido hermano. Tu memoria será un faro de luz en mi vida, guardándome hacia la bondad, la comprensión y el amor. Te amo, hermano mío, siempre estarás conmigo. 

Intervención del ministro de Defensa: 

El 26 de marzo de 2009 en Briceño, miembros del Ejército Nacional allanaron sin orden judicial una finca en la que se encontraba el joven campesino Joan Esteban Rúa Torres, quien al ver a los militares salió corriendo. Johan Esteban recibió un disparo por la espalda y fue presentado como integrante de las FARC muerto durante intercambio de disparos, lo que tampoco fue cierto.   

Carlos Alberto Sepúlveda Sepúlveda, asesinado en la vereda La Linda de Apartadó (Antioquia), el 18 de julio de 2006 

Marta Cecilia Sepúlveda, hermana:  

Venimos de Apartadó, Antioquia, de San José. Allí en este lugar por muchos años hubo demasiada violencia. El pan de cada día era la guerra, los enfrentamientos, y debido a esto mi hermano estaba recogiendo maíz, era un agricultor, y en ese momento encontró una granada. No le estamos echando la culpa a nadie. Nosotros como familia entendemos que eso es producto de la guerra que ha habido en Colombia. Una granada, por un descuido de un soldado, fue tirada, y él como era un campesino, no conocía de armas, y le pareció algo como novedoso, empezó a manipularlo y se le explotó.  

De parte de nuestra familia no hay rencor, no hay odio contra nadie. Quiero decirles en nombre del señor Jesús, que el perdón es el camino hacia la paz. Solo perdonando puede haber heridas sanadas. Mientras haya odio y rencor, sus vidas van a seguir amargadas.  

Quiero hacer un pedido porque debido a la violencia, tres de mis hermanas perdieron a sus esposos y les tocó criar a sus hijos; son niños huérfanos. Aproximadamente 10 niños crecieron siendo huérfanos y mi pedido es que ayuden a estos niños, que están pasando necesidades. Que se agilice el proceso de reparación para que tengan la forma de estudiar.  

Intervención del ministro de Defensa: 

Hoy, además de estas ejecuciones extrajudiciales, también pedimos perdón por la muerte de Carlos Alberto Sepúlveda Sepúlveda, campesino que murió por la explosión de una granada que se encontró mientras trabajaba la tierra en la vereda La Linda del corregimiento de San José de Apartadó, el 17 de julio de 2006; un material de guerra que fue dejado abandonado en el sitio y desafortunadamente activado por Carlos Alberto. 

Sergio Yelén Rojas Cárdenas, asesinado en la vereda Santa Ana de Briceño (Antioquia), el 20 de octubre de 2006 

Valentina Rojas, hija: 

En mis pensamientos me pregunto: ¿Qué fue lo que pasó? ¿Quién es el culpable de tanto derramamiento de sangre, por décadas? ¿Existe alguna cura para este dolor, que no puedo arrancar de mi mente y mi corazón? Espero que en todos esos hogares en los que hoy falta un padre, un hermano, un hijo, un esposo, un amigo, haya un poco de consuelo.  

Yo quisiera saber quién fue el ser sin emociones ni conciencia que dio tan terrible orden, para que venga y me diga cómo les digo a mis ojos que no lloren más y a mi mente que no sueñe o piense las mismas cosas que dejan un nudo en la garganta… Quiero también poder ordenarle al cosmos y a la vida misma que quiero a mi padre de vuelta, porque es lo que me arrebató un anhelo ajeno, alguien egoísta que no fue capaz de pensar que mi padre tendría a alguien como yo, que sufriría para toda la vida. Ni un perdón sincero hará jamás que yo pueda verlo de nuevo, abrazarlo o sentirlo cerca de mí. Eso tampoco podrán hacerlo ninguna de las familias destruidas que estamos aquí, luchando por una causa que algunos consideran vana y que quizás es solo un duelo mal vivido. La verdad es que ya no tenemos fuerzas para seguir caminando sin ellos, y nos arrastramos aquí buscando un motivo de paz al corazón que le diga al cerebro: “tranquilo, ya sabemos la verdad de todo”. 

Querido papá, mi hermano y yo aprovechamos este momento donde nos hacemos un poco valientes para decirte cosas que no tuvimos tiempo de expresarte y que solo hoy encontramos palabras para lo que sentimos: vivir sin ti ha sido más difícil de lo que puedas ver desde el cielo. La vida no tiene un orden sin ti y no sabes cuánto te extrañamos. Si pudiéramos, regresaríamos el tiempo al día en que saliste de casa y yo me haría la enferma o te escondería algo importante para hacerte quedar en casa… Tal vez estarías sin trabajo, pero con vida. Llevamos cada recuerdo tuyo tatuado en nuestras mentes.  

Papito mío, hemos crecido, hemos hecho tantas cosas que no he podido compartir, que me duele leer este mensaje, porque te extrañamos y a veces quisiéramos la muerte misma para saber la respuesta a las aflicciones, y sobre todo poder volver a verte y escucharte. A veces decía que me regañabas, pero si pudieras regresar, no me importaría que fueras un papá cascarrabias; pagaríamos el precio que fuera por tenerte aquí. Quisiéramos decirte tantas cosas, pero creemos que es mejor dejar este extenso mensaje aquí, y que agendemos una cita en nuestros sueños esta noche, para terminarte de contar cuánto te amamos, papito de mi vida. 

Intervención del ministro de Defensa: 

Pedimos perdón a la familia de Sergio Yelén Rojas Cárdenas, quien conducía un vehículo acompañado por una religiosa y un menor de edad, cuando el 20 de octubre de 2006, en la vía que conduce de Briceño a Yarumal, integrantes del Ejército instalaron un puesto de control en busca de unos secuestradores y le dispararon al vehículo matando a Sergio; argumentaron que no había obedecido a la orden de pare, que en todo caso resultaba medida excesiva y desproporcionada porque no existía amenaza real o situación de riesgo. 

Salvador Valle Posada, asesinado en la vereda La Cristalina de San Carlos (Antioquia), el 7 de julio de 2002 

Intervención del ministro de Defensa: 

Salvador Valle Posada trabajaba como contratista de obras civiles en Medellín y tenía finca en San Carlos, en el Oriente antioqueño, donde se encontraba el 7 de julio del 2002, cuando militares adscritos al batallón Juan del Corral llegaron y dispararon contra él y dos trabajadores reportados luego como integrantes de la guerrilla, y como en todos los demás casos, tampoco acá esto era cierto.   

Jhon Fredy Arias Mejía, asesinado en la vereda Vega Seca de San Francisco (Antioquia), el 28 de diciembre de 2005  

Intervención del ministro de Defensa:  

El 28 de diciembre de 2005, estaba John Fredy Arias Mejía de 19 años con otros jóvenes en la vereda Vega Seca del municipio de San Francisco, Antioquia, realizando trabajos de agricultura para enviarle dinero a su familia, que se había desplazado forzosamente a Bello por la situación de enfrentamientos entre grupos armados ilegales y el Ejército Nacional en San Francisco, en el Oriente antioqueño. John Fredy junto a otro joven fueron sorprendidos y fusilados por una patrulla del Ejército Nacional, quienes los hicieron pasar como integrantes de un grupo paramilitar. Gracias a la intervención de la comunidad de San Francisco que conocía a Jhon Fredy se impidió que fuera sacado del pueblo como NN, y se pudo conocer el montaje que integrantes del Ejército hacían para reportarlo como baja en combate por enfrentamientos con un grupo armado ilegal.   

Luis Andrés Zapata Martínez, asesinado en la vereda La Mariana de Santa Fe de Antioquia, el 14 de diciembre de 2006 

Intervención del ministro de Defensa: 

Luis Andrés Zapata Martínez desapareció el 6 de diciembre de 2006, cuando salió a trabajar en ventas ambulantes como era usual. Vendía incienso y bolsas de basura para conseguir su sustento. Esa misma noche al no llegar a casa, su mamá comenzó su búsqueda y lamentablemente falleció sin conocer su paradero. Gracias al trabajo de su familia se pudo conocer que integrantes del batallón de artillería N.° 32 Pedro Justo Berrío lo presentaron como guerrillero abatido en combate el 14 de diciembre de 2006, en una operación militar llena de irregularidades. Fue enterrado como NN. Hoy también rendimos homenaje a su madre, doña Consuelo de Jesús, fallecida. 

Juan Martín Tabares, asesinado en Medellín, el 13 de diciembre de 2006 

Intervención del ministro de Defensa:  

El 13 de diciembre de 2006, Juan Martín Tabares Rueda se encontraba con un amigo con quien trabajaba como vendedor de minutos para el sostenimiento de sus familias, y estaban en una visita en el barrio Belén, acá en Medellín. Fueron muertos por integrantes del Ejército y señalados como guerrilleros.   

Walter Jony Henao Salazar, asesinado en San Carlos (Antioquia), el 1 de febrero de 2007 

Intervención del ministro de Defensa: 

El 31 de enero de 2007 desapareció Walter Jony Henao Salazar, quien trabajaba como taxista. Salió junto con dos amigos a Santa Fe de Antioquia a una diligencia y nunca más se supo de él. Su cuerpo se encontró ocho meses después. Todos fueron reportados como NN, integrantes de grupos armados ilegales dados de baja en combate. La justicia demostró que Walter fue conducido hacia un retén del Ejército ubicado en Santa Fe de Antioquia y ultimado posteriormente; lo presentaron como resultado de una acción militar.   

Jaime Daniel Oquendo Higuita, asesinado en la vereda La Soledad de Anorí (Antioquia), el 28 de junio de 2007 

Intervención del ministro de Defensa: 

Jaime Daniel Oquendo Higuita era un campesino que se dedicaba a trabajar en fincas para ayudar económicamente a sus padres, con quienes vivía en Anorí. En junio de 2007 sus padres denunciaron la desaparición de Jaime, a quien encontraron luego de una intensa búsqueda de dos años, cuando se enteraron de que había sido enterrado como NN y reportado como muerto en combates con integrantes del Ejército en la vereda La Soledad de Anorí, el 28 de julio de 2007, señalado de ser guerrillero. Tampoco era cierto.   

Jesús Antonio Flórez Vinasco, asesinado en la vereda La Pedrosa de Apartadó (Antioquia), el 1 de septiembre de 2007 

Intervención del ministro de Defensa: 

Jesús Antonio Flórez Vinasco era un campesino que trabajaba en una finca de la familia en Apartadó, para asegurar el sustento de su compañera, quien, para el 1 de septiembre de 2007, tenía dos meses de embarazo. Sus familiares fueron llamados por radio para dirigirse a la morgue y reclamar su cuerpo, adonde fue llevado por integrantes del Ejército. Dijeron que había sido dado de baja en combate y que era miembro de la guerrilla. Nada de esto era cierto.   

José Darío Hurtado Ocampo, asesinado en Yarumal (Antioquia), el 20 de diciembre de 2007 

Intervención del ministro de Defensa: 

José Darío Hurtado Ocampo era un campesino que trabajaba por los días de los hechos en una finca lechera en San Pedro de los Milagros, y con el salario devengado proveía para el sustento de su familia. En julio de 2007 su mamá enfermó y él regresó a Argelia a ayudarla. Trabajó en el matadero municipal hasta que decidió regresar a una finca lechera en Yarumal, finalizando el 2007. Y el 3 de enero de 2008 su familia advirtió su desaparición. Su hermana lo encontró en una morgue en la que estaba desde el 30 de diciembre al ser reportado como dado de baja en combate por parte del Ejército Nacional. Lo habían impactado en la espalda. 

Gener Alberto Álvarez, asesinado en Ciudad Bolívar (Antioquia), el 27 de mayo de 2008 

Intervención del ministro de Defensa: 

Gener Alberto Álvarez Guerra era un padre y un esposo que trabajaba en Medellín como conductor de taxi. Fue contratado para llevar a dos hombres a Ciudad Bolívar. El 27 de mayo de 2008 fue atacado por integrantes del Gaula Antioquia, quienes les causaron la muerte a los tres ocupantes del vehículo. Fueron luego reportados por los militares como delincuentes que se les enfrentaron. El montaje fue admitido después por su superior ante la justicia ordinaria.   

Puede leer más testimonios presentes en el acto de perdón en:

«Para que no se olviden sus nombres»: 35 víctimas de falsos positivos (I)

«Para que no se olviden sus nombres»: 35 víctimas de falsos positivos (II)