Según la climatóloga, las dinámicas de consumo de la sociedad han acelerado la crisis climática, causándole grandes flagelos a la selva amazónica.
Por Hacemos Memoria
Foto: Puerto Nariño, departamento de Amazonas. Archivo particular.
El extractivismo, una cultura de consumo desmedido y la deforestación para la agricultura han provocado grandes cambios en el suelo y en las condiciones selváticas de uno de los territorios más importantes a nivel mundial: el Amazonas.
Además de su gran biodiversidad, la selva amazónica es la encargada de regular el clima y los niveles de carbono a nivel global, y es una fuente de humedad atmosférica en la zona sur del planeta. La lucha contra la crisis climática depende en gran medida de esta selva tropical, sin embargo, las grandes empresas desconocen los derechos de la naturaleza y la desestabilización del clima es cada vez mayor provocando cambios en los suelos e incendios forestales.
Paola Arias es climatóloga y profesora de la Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia. Hace parte del grupo de Investigación en Ingeniería y Gestión Ambiental, y dentro de su trabajo ha investigado el cambio climático en Colombia y América Latina. En Hacemos Memoria hablamos con ella para conocer la importancia de la Amazonía con respecto al cambio climático.
Paola, ¿cuáles han sido los efectos de la pandemia en la crisis climática?
Es claro que con la pandemia y la restricción de movilidad que se presentó en gran parte del planeta las condiciones climáticas cambiaron momentánea o circunstancialmente, por ejemplo, la polución local, la calidad del aire en las grandes urbes. Sin embargo, cuando pensamos en términos climáticos a escala global y en el aumento de efecto invernadero en la atmósfera, las reducciones en movilidad claramente no logran disminuir la concentración de gases. Esta crisis climática requiere acciones mucho más profundas a las desarrolladas por contingencia durante la pandemia y eso es muy importante de resaltar.
¿Cuál es el papel que cumplen los bosques en el cambio climático?
Una función fundamental que tienen los bosques tropicales es que capturan particularmente dióxido de carbono en sus procesos de respiración y fotosíntesis. A nivel climático es un regulador del ciclo de carbono.
El Amazonas, por ejemplo, es una fuente de humedad atmosférica; gran parte de la humedad que se precipita en Colombia proviene del Amazonas y así mismo provee de humedad a zonas del sur como la cuenca del río de La Plata en Argentina. Además, el bosque amazónico regula el clima a nivel global.
La función climatológica del Amazonas es irremplazable por su biodiversidad y papel regulador ¿Qué pasa con el extractivismo en esta región?
Las distintas actividades extractivas han provocado un enorme riesgo en esta región. En primer lugar porque estas actividades generan una altísima tasa de deforestación, este es uno de los principales motores en la pérdida de biodiversidad, además, tiene una relación muy directa y compleja con el clima. Hay múltiples estudios que muestran cómo la deforestación en el Amazonas está generando que el bosque entre en una temporada más seca y precisamente durante esa transición se dan los incendios.
Los cambios en el uso del suelo para los cultivos de soya y otros productos por medio de incendios de manera antrópica han afectado y aumentado las emisiones de dióxido de carbono porque hay alteraciones en los ciclos geoquímicos, hidrológicos y por ende se afecta la biodiversidad.
El acuerdo de Escazú busca garantizar el acceso a la información ambiental y la participación pública en la toma de decisiones que involucren este tema ¿Qué implicaciones tiene el hecho de que Colombia no haya ratificado este acuerdo?
El acuerdo de Escazú plantea el acceso a un derecho que tenemos todos los habitantes y es conocer información ambiental de nuestros distintos territorios. Es una lástima enorme que este país no haya ratificado el acuerdo porque es impedir que cualquier persona pueda tener acceso a la información de los distintos proyectos que se plantean.
En el caso de la Amazonía, por ejemplo, no podemos acceder a la información de todas las concesiones que se dan para minería o para agricultura extensiva en distintas zonas. La minería de oro es uno de los motores de pérdida de biodiversidad en la región y pone en vulnerabilidad no solo los ecosistemas, sino también los sistemas humanos que están asentados en esa cuenca. Es una total tragedia que no se haya ratificado el acuerdo en Colombia.
¿Cuál ha sido el papel de las grandes empresas en cuanto a la responsabilidad con el cambio climático?
Creo que en términos generales resalta la falta de voluntad política con respecto a todas estas dinámicas: la invisibilización de los líderes y lideresas ambientales, los obstáculos que ponen en su trabajo de liderazgo y también el asesinato sistemático de tantos líderes ambientales.
Cuando pensamos en esos grandes poderes, en los grandes emporios que están detrás del territorio, ellos logran extraer mucho de la selva amazónica. Por ejemplo, uno de los grandes flagelos para la selva ha sido el cultivo de soya, esas grandes cantidades extraídas no han sido para el consumo humano, sino para alimentar el ganado en el mundo.
¿Qué acciones se podrían plantear para hacerle frente al cambio climático desde el consumismo?
La ganadería es un elemento fundamental, pero también están los cultivos de palma para la extracción de cera de la que también se producen alimentos y productos de maquillaje; todo esto nos pone en la cabeza otro tema muy importante y es que debemos revisar nuestros consumos.
Todo esto requiere mucho más que acciones individuales aunque sean fundamentales. Se requieren cambios y transiciones culturales de gran escala. En parte debe existir un cambio primordial en la manera en que se genera la producción de alimentos a nivel global.