A través del podcast El telón de la desaparición, esta joven investigadora relata los procesos de memoria y búsqueda de personas desaparecidas en el contexto del conflicto armado en el departamento del Meta.
Por: Jenny Moncada
Fotos: Archivo Karol Villalobos
Para Karol Johanna Villalobos Árdila, egresada del programa de Comunicación Social – Periodismo de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, regional Orinoquía, la realización de su trabajo de grado significó comprender el periodismo como una labor que transciende las teorías y tecnicismos aprendidos en las aulas, y asumir la profesión como la escucha constante de esas realidades, excluidas e invisibilizadas en diversos escenarios sociales como la escuela y los medios de información.
Su investigación periodística, titulada El Telón de la Desaparición, está compuesta por una serie podcast que abordan las realidades de víctimas del conflicto sin caer en revictimizaciones, siendo así un aporte importante al periodismo regional y a las apuestas nacionales de construcción de memoria histórica en el Meta. Este trabajo visibiliza a tres colectivos que usan el teatro como medio de expresión artística para dar a conocer sus historias, denunciar y exigir garantías de no repetición.
En diálogo con Hacemos Memoria, Villalobos, quien gracias a este trabajo fue invitada a participar en la línea de desaparición forzada del programa interinstitucional Delfín, creado en México por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco con el propósito de fortalecer la colaboración entre instituciones de educación superior y centros de investigación, compartió su experiencia acerca de cómo a través de la academia se puede contribuir a la construcción de memoria en el marco del posacuerdo.
¿Cómo aporta la academia a los procesos de memoria y a la comprensión de las dinámicas de la violencia?
La academia aporta una lectura crítica del contexto, una construcción colectiva de conocimiento y una visibilización de relatos necesarios para la búsqueda de la paz. La universidad ha sido fundamental por los contenidos trabajados en las asignaturas, los espacios de investigación, los ejercicios dejados en las aulas y las actividades extraclase.
En mi paso por la academia surgió el deseo de trabajar con la línea de desaparición forzada, cuando me vinculé al Semillero y Laboratorio de Comunicación y Transformación Social. Realizamos diversos talleres, cartografías y encuentros con jóvenes de algunos colegios para conocer las percepciones relacionadas con las noticias, el conflicto armado, el posacuerdo y la paz. En estos espacios conocí a las mujeres del grupo de teatro El Tente, víctimas de desaparición forzada; me encantó su trabajo y tomé la decisión de realizar mi proyecto de grado con este tema en específico y donde ellas estuvieran vinculadas. Con el tiempo fui puliendo la idea, por medio de diferentes clases de formulación de proyectos, periodismo, electivas sobre historia del conflicto armado, memoria, imágenes y ausencia, y también con mi asesor, lo direccionamos hasta llegar al podcast El telón de la desaparición, que trata acerca de la memoria y la búsqueda.
¿Qué es el Telón de la Desaparición?
Es el fruto de dos años de indagación sobre la desaparición forzada en el departamento. Una serie de podcast que documenta, a través de cinco reportajes, cómo los colectivos teatrales de víctimas de desaparición forzada en Villavicencio: El Tente, Cayenas y Corocoras del Llano, construyen procesos de memoria histórica en el contexto del conflicto armado del Meta.
Es una investigación periodística en la cual, a partir de la revisión bibliográfica, de la realización de entrevistas y de un proceso etnográfico, describo los procesos teatrales que realizan las victimas; identifico cómo el periodismo, la memoria histórica y el teatro se correlacionan para convertirse en herramientas de resistencia al olvido de los desaparecidos; y relaciono al territorio como espacio de encuentro de víctimas para desarrollar procesos de memoria.¿Por qué hacer un producto periodístico sobre desaparición forzada en el contexto del conflicto armado?
En tiempos de posacuerdo es una necesidad trabajar temas de paz y resistencia al olvido de actos tan atroces como la desaparición forzada, y más teniendo en cuenta que este es el segundo departamento con más casos de desaparición forzada registrados en el país. Hacer periodismo investigativo permite a los habitantes de la región conocer lo que ha sucedido en su territorio y entender los diferentes procesos que realizan colectivos que impactan en las dinámicas socioculturales de una ciudad como Villavicencio, capital en la que confluyen víctimas de distintas partes del departamento del Meta y sectores aledaños.
¿Por qué hacer podcast?
El periodismo digital en la ciudad se ha enfocado en notas escritas o visuales, pero no en incluir el podcast. La realización de un producto en este formato tiene valores agregados, es innovador y permite ser escuchado en cualquier día, hora y espacio. Esto también significa una oportunidad de llevar las voces de quienes integran los colectivos de víctimas más allá, que irrumpan y trasciendan espacios virtuales y alcancen otras comunidades, con la finalidad de que su lucha sea más conocida y continúe haciendo ruido en una sociedad anestesiada por la violencia.
¿Cuál es tu percepción como estudiante y profesional después de realizar este producto periodístico?
Considero que el periodismo de investigación es necesario, pues la información que se encuentra de dichos colectivos en los medios de comunicación municipales, es escaza y no va más allá de una noticia. Encontré que no todas las instituciones de educación superior de la región abarcan estas temáticas, por ejemplo, en cuanto a investigación solo hallé un trabajo de grado desarrollado por otra compañera del semillero. Considero que es importante que la escuela incluya en sus planes de estudio y en sus proyectos educativos pedagogía para una cultura de paz, en la que se trabajen temas como historia, territorio, memoria y desaparición forzada.
Estoy convencida de que hacer periodismo es ir al encuentro con el otro, salir del aula y de la zona de confort que nos da la teoría para, en la practica, enfrentarse a esas realidades que desconocemos y están latentes en la cotidianidad de las personas.