Medellín abraza su historia, una de las estrategias más publicitadas por la alcaldía de Federico Gutiérrez, no cumplió todo lo que prometió en su momento y quedó sin continuidad. ¿Qué pasó con esa iniciativa de memoria sobre la violencia del narcotráfico?

 

Por Esteban Tavera

Fotos: Twitter @EDUMedellín

De todo lo que propuso la estrategia Medellín abraza su historia, impulsada por la alcaldía de Federico Gutiérrez (2016 – 2019) para hacer memoria sobre la violencia del narcotráfico, esa administración solo ejecutó a cabalidad dos proyectos: la implosión del edificio Mónaco, lugar en el que residió Pablo Escobar con su familia en el barrio El Poblado, y la construcción, en ese mismo lugar, del parque memorial Inflexión. Pero ni la ampliación del Museo Casa de la Memoria, donde se abriría una sala permanente sobre la historia del narcotráfico, ni el tour de la memoria, ni las cátedras de memoria en colegios públicos y privados, ni el Tranvía de la Memoria fueron implementados. Y desde comienzos de 2021 ni si quiera funciona el sitio web que albergaba toda la información de la estrategia. Para conocer qué pasó con esta polémica iniciativa del alcalde Gutiérrez, señalada en su momento de ser improvisada, de presentar inconsistencias presupuestales y de no tener claridad sobre su continuidad, Hacemos Memoria consultó a la actual administración municipal. Ver: ¿Cuánto costará en realidad la estrategia Medellín Abraza su Historia?

 

Los motivos de la discontinuidad, ¿el negacionismo?

Entre los funcionarios de la actual administración que tienen relación con algunos de los programas planeados por Medellín abraza su historia, hay motivos de fondo para no apostarle a esa estrategia tal y como la planteó la alcaldía de Gutiérrez. Jairo Herrán Vargas, director del Museo Casa de la Memoria, por ejemplo, catalogó a esa iniciativa “como una especie de negacionismo. Aquí lo que se hace es quitar el foco de la verdadera problemática para ponerlo en otro lugar. Es decir, esa iniciativa tiene como foco, como punto de partida y de llegada, el tema del narcotráfico en la ciudad. Todo se reduce a señalar básicamente que unas personas se encontraron un polvo blanco, que lo vendieron a muy buen dinero, que se enriquecieron, luego se fueron a los barrios a reclutar muchachos sin empleo y convirtieron eso en un ejército para enfrentar al Estado, todo por la plata, punto”, dijo.

En contrapunto, añadió que la actual dirección tiene una lectura más amplia de este fenómeno en la que consideran factores políticos, económicos, sociales y culturales. “La violencia en la ciudad no se puede explicar solamente desde el punto de vista del narcotráfico. Nosotros tenemos un contexto muy amplio donde están todas las causas políticas. Está todo el tema de la parapolítica, esas alianzas nefastas que se hicieron entre políticos y narcotraficantes. Está el tema del paramilitarismo, la confrontación con las guerrillas, la misma historia de esas guerrillas y la influencia que tuvieron en el conflicto urbano de Medellín; la aparición de las operaciones militares, la entrada con fuerza del paramilitarismo, hasta a nuestros días. Es decir, hay una cantidad de factores que hay que analizar y examinar”, agregó Herrán.

Con esta postura coincidió Jorge Iván Palomino, subsecretario de Justicia Restaurativa de la Alcaldía de Medellín, dependencia que también hizo una valoración de esta iniciativa de memoria, quien dijo que “la aproximación a la problemática del conflicto que vive Medellín, privilegiando al narcotráfico exclusivamente, tiene limitaciones. Yo creo que la construcción de memoria debe partir de una compresión más compleja de la realidad que no la explica solo el narcotráfico en la ciudad”.

Por su parte, el entonces subsecretario de Derechos Humanos, Diego Herrera Duque, señaló que para él la figura que sintetiza la estrategia Medellín abraza su historia “es que fue un globo al aire que lanzaron para salir de una coyuntura en la que estaba el debate de si demolemos o no el edificio Mónaco, pero es un debate que estaba inscrito en un contexto, en un enfoque, en una visión del Acuerdo de Paz, de la memoria y de la verdad en la ciudad. Entonces cuando digo que era un globo al aire quiero decir que era un distractor, pero que, lógicamente, no se inscribía en una política de memoria en la ciudad ni en recoger unos repertorios que ya existían desde la institucionalidad y desde la sociedad civil” enfatizó el exfuncionario que estuvo en el cargo hasta el 4 de mayo.

Por diferencias como estas, la estrategia que fue ampliamente publicitada en medios de comunicación durante la Alcaldía de Federico Gutiérrez, y que buscaba generar una nueva memoria del narcotráfico en la ciudad, hoy es un proyecto cuestionado que está siendo reenfocado por la actual administración municipal, que quiere potenciar otros aspectos del conflicto en Medellín, impulsar la implementación del Acuerdo de Paz firmado entre el Estado y las Farc, y hacer más visibles los ejercicios de memoria de las comunidades.

 

Lo incompleto, lo olvidado y lo mal administrado

Los proyectos que ejecutó Medellín abraza su historia durante la alcaldía de Gutiérrez: la implosión del Mónaco y la construcción de Inflexión, tuvieron un costo de 4 mil 700 y 7 mil millones de pesos respectivamente. Lo que contrasta con el llamado de atención que hizo en su momento la Veeduría Ciudadana al Plan de Desarrollo de Medellín acerca de que los otros proyectos de la estrategia no tenían especificado un presupuesto para su ejecución. Entre estos estaba la ampliación del Museo Casa de la Memoria, el proyecto de mayor envergadura luego de Mónaco e Inflexión.

Acerca de la ampliación del Museo, Jairo Herrán Vargas, director de esta institución, informó que, aunque la actual administración estaba receptiva ante esa propuesta que dejó la Alcaldía de Gutiérrez, nunca recibió la entrega oficial de la sala ni los componentes de la exposición que prometió el pasado alcalde. Y agregó que luego de su llegada al Museo, se reunió con Paula Jaramillo, directora del Grupo Trébol, la organización privada que impulsó esa estrategia de memoria, y que luego de una evaluación exhaustiva de los objetivos del programa, Herrán determinó no apoyar el avance de este.

En cuanto a lo que recibió por parte de la administración pasada, Herrán dijo que le entregaron un ejemplar de un libro sobre la historia de narcotráfico en la ciudad y el borrador de una serie de cartillas pedagógicas con las que se impulsaría la cátedra En mi colegio, Medellín abraza su historia. Esas cartillas, afirmó, no serán imprimidas ni distribuidas en los colegios de la ciudad, lo que desecha la posibilidad de que se impulse la cátedra prometida. “Luego de evaluar esa propuesta decidimos no apoyarla porque no la consideramos una interpretación válida. Además, en las investigaciones del Museo Casa de la Memoria sobre Medellín en las décadas de 1970, 1980 y 1990 ya se había tocado el tema del narcotráfico”, aclaró el funcionario.

Acerca de la propuesta turística, que haría contrapeso a los recorridos ofrecidos por empresas de turismo conocidos como ‘narcotours’, en los que turistas de todo el mundo han visitado algunos de los lugares habitados por Pablo Escobar en una especia de apología a los narcotraficantes del Cartel de Medellín; tampoco hay mayores avances y esta administración está pensando en darle un giro total de enfoque.

El entonces subsecretario de Derechos Humanos, Diego Herrera Duque, dijo en entrevista con Hacemos Memoria que la alcaldía de Daniel Quintero no recibió de la administración de Gutiérrez el plan turístico planeado por Medellín abraza su historia, y que en la actualidad la Alcaldía, en asocio con el Museo Casa de la Memoria, trabajan en una ruta con un enfoque distinto. “Nosotros a eso le queremos dar el sentido de recorridos comunitarios de memoria, volver a activar iniciativas comunales de memoria. Allí pensamos incluir al Jardín Museo Cementerio Universal, que ya es un lugar de memoria que hace parte de la Red de Lugares de Memoria. Queremos fortalecer iniciativas que hay en la comuna 13, en Santa Cruz, la Casa Amarilla, etc. Es decir, lo que queremos es impulsar este tipo de recorridos y desabrazarlo de Medellín abraza su historia”, puntualizó.

Esta idea ha sido acompañada también por Ana María Valle, subsecretaria de Construcción de Paz Territorial de la Secretaría de la No Violencia, quien confirmó que en la actualidad esa dependencia está consultando espacios en las comunas 8 (Villa Hermosa) y 13 (San Javier) para establecer cuáles espacios se pueden destinar bajo la figura de comodato, con el propósito de que allí funcionen nuevos espacios de memoria que se vinculen a esta ruta turística.

Por su parte, Jairo Herrán Vargas confirmó que ha estado trabajando en conjunto con la Secretaria de Turismo de la ciudad en la elaboración de un plan turístico distinto al que se proponía en Medellín abraza su historia. Este proceso se ha visto truncado por la pandemia, que no permite la llegada de turistas a la ciudad, pero el funcionario aclaró que tanto el Museo como la Secretaría están a la espera de que la situación sanitaria permita adelantar esta propuesta que tomará distancia de lo proyectado en la estrategia que propuso la alcaldía de Gutiérrez.

Parque Memorial Inflexión, construido en el lugar donde estaba ubicado el edificio Mónaco, del fallecido narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, en memoria a las víctimas del narcotráfico. Foto: Twitter @EDUMedellín.

Otro de los componentes que proponía Medellín abraza su historia era el proyecto Parceros, que ya existía antes de que se lanzara la estrategia y que hacía parte del programa Paz y Reconciliación en cabeza de la Secretaria de Seguridad. En la propuesta que presentó la administración de Gutiérrez, este proyecto se vinculó a la estrategia de memoria por el impacto que tendría el programa para ayudar a prevenir que los jóvenes de la ciudad ingresaran a los grupos armados y que se distanciaran de la mentalidad heroica que tienen algunos frente al narcotráfico. Aunque en la actualidad esta estrategia está activa, tuvo un cambio radical en su enfoque porque, según Ana María Valle, encargada de este programa desde la Secretaría de No Violencia, entre algunos líderes comunales de la ciudad el programa tiene un estigma por la forma de trabajo de la administración anterior.

A lo anterior se suma que, según la funcionaria, el presupuesto destinado para el trabajo con niños, niñas y adolescentes estaba siendo mal invertido: “El presupuesto del proyecto está en este momento en 3 mil millones y de eso se habían destinado más de 500 millones para el transporte de los capacitadores territoriales, porque a cada una de las personas que van a territorio le tenían una camioneta. Y si bien es importante la seguridad de esos profesionales, creo que en términos de inversión social se puede aprovechar mucho mejor ese recurso”, puntualizó Ana María Valle.

La funcionaria agregó que la meta de Parceros es educar en habilidades para la vida a 300 jóvenes de la ciudad anualmente. Sin embargo, la alcaldía pasada no le dejó a la actual administración un sistema de seguimiento y monitoreo de los jóvenes que atendió. “Nosotros no podemos saber si los pelados que pasaron por Parceros ahora estudian, si están en la cárcel, si volvieron al sistema de responsabilidad penal para adolecentes o si tienen un súper trabajo. No tenemos forma de hacer un seguimiento y de entender los procesos que se dan alrededor de esta intervención específica”, reveló.

Considerando estas situaciones, explicó Ana María Valle, la actual Alcaldía quiere darle un giro al enfoque del programa Parceros, en el que se buscará complementar el proceso de formación que formuló la administración anterior y que se centraba en atención psicosocial y habilidades para la vida, en otras palabras, en apoyar a los jóvenes en la búsqueda de formas de emprender y establecer planes de vida. Pero el nuevo enfoque que propone la Alcaldía actual, espera impulsar con mayor ímpetu los emprendimientos sociales relacionados con memoria y construcción de paz territorial.

Con todos estos cambios se puede decir que de la estrategia Medellín abraza su historia ya no queda ni el nombre y que se tiene la certeza de que sus proyectos no tuvieron continuidad, al menos tal y como fueron propuestos por la Alcaldía de Gutiérrez. A su vez, se puede concluir que la actual administración ha trazado otra estrategia de memoria para la ciudad que, si bien, busca abordar la violencia que ha vivo Medellín de una manera más amplia y compleja, y apoyar algunas iniciativas de memoria que han construido las comunidades, tampoco parece tener una ruta clara de continuidad una vez se termine este periodo de gobierno. Por lo que con la llegada de un nuevo alcalde es posible que nuevamente la política de memoria de la ciudad se modifique y siga en el vaivén que ha tenido en los últimos años.