200 víctimas de la UP iluminan el corazón de Villavicencio

Luceros de Paz es el nombre del monolito de luz, instalado en el parque Flores a la Memoria, en el centro de la ciudad, para conmemorar a las personas que padecieron el genocidio de la Unión Patriótica en el llano colombiano.

 

Por: Jenny A. Moncada S.

Fotos: Hernán Castellanos

Los nombres de Bernardo Jaramillo Ossa y James Ricardo Barrero vuelven a brillar en la capital metense gracias al trabajo de memoria colectiva que lidera, James Barrero, hijo de este último, junto a familiares, víctimas y sobrevivientes del partido, que luchan por mantener vivo el legado de sus seres queridos. El sábado 20 de marzo, dos días antes de cumplirse 31 años del asesinato Ossa en 1990, entonces candidato presidencial de la Unión Patriótica (UP), y casi 22 años después del asesinato de Barrero en 1999, ex concejal de Villavicencio por la UP y dirigente de la Central Nacional Provivienda, se dio cita al evento.

“Este monolito es justamente la idea de proyectar con luz. Luceros es un homenaje a muchas personas que entregaron su vida, es un llamado, un despertar, la posibilidad de abrir camino, la combinación del metal y la luz para recordarle al país que es posible que las victimas reivindiquemos a nuestros seres queridos” señaló James a Hacemos Memoria.

En esta escultura cilíndrica, de más de 2 metros de altura, están grabados los nombres de 200 personas víctimas del exterminio a la UP, de las más de mil 200 víctimas de homicidios, desapariciones, torturas y montajes judiciales que dejó en el Meta la violencia contra este partido político de izquierda, desde su fundación en 1985, según explicó James durante su intervención en la presentación del evento.

Con este número de víctimas, el Meta es el segundo departamento más afectado por este exterminio político del que se registran seis mil víctimas en todo el país, según los informes del caso 11.227 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Acerca de las dinámicas de violencia contra la UP, el informe No. 170/17 de dicha corte, señala que en los cinco primeros años de existencia de este partido (1985-1989), «la violencia se caracteriza entonces por ser selectiva y relativamente concentrada en las regiones de mayor éxito político y electoral”. El documento destaca que la mayor cantidad de violaciones coincide con los años electorales: 1986 con 159 casos y 1988 con 212 casos, respectivamente, siendo Antioquia con 140, el Meta con 112 y Santander con 91 casos los departamentos de más alto nivel de violencia, y, al mismo tiempo, las regiones de mejor resultado electoral para la UP, tanto en 1986 como en 1988. El informe también enfatiza que son los dirigentes políticos y sindicales, 193 y 120 casos respectivamente, los núcleos más victimizados y estigmatizados.

«Este monumento es posible gracias a muchos corazones y muchos sueños de familiares y víctimas que aportaron un granito de arena, a muchas personas que creyeron en un proyecto distinto, tiene un esfuerzo propio del colombiano, que es intentar construirlo todo con muy pocos recursos», aseguró James ante Hacemos Memoria.

Respecto a la estigmatización, la sentencia emitida el 30 de octubre de 2013 por la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá contra el ex comandante paramilitar Ever Veloza García, alias “HH”, refiere que “durante 1987 y 1993 numerosos funcionarios públicos afirmaron públicamente que la UP y el Partido Comunista Colombiano (PCC) tenían un vínculo directo con el accionar armado de las FARC, lo que en últimas repercutió y estimuló acciones de segregación, discriminación y estigmatización sobre los miembros, militantes y representantes de aquellos partidos políticos”.

“En el departamento del Meta los registros de homicidios y desaparición forzada combinados muestran el escalamiento de la victimización de la UP desde 1986, ciclo que cierra en 1993 y que costó más del 70% de las víctimas de la UP en ese departamento”, reporta el informe Todo pasó frente a nuestros ojos. El genocidio de la Unión Patriótica 1984-2002 publicado en 2018 por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Ese mismo informe relata que el narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, conformó en los llanos lo que sería una versión local del grupo Muerte a Secuestradores (MAS) conocidos coloquialmente como Los Masetos, quienes emprendieron una serie de asesinatos contra miembros de la UP, incluidos concejales de Vistahermosa, Granada y Villavicencio.

«Como las alas de aquel colibrí que en movimiento no podemos verlas y nadie duda de que están ahí… Somos la esperanza de un nuevo tiempo». Unión Patriótica – Meta.

“Este monumento es grande para nosotros, es parte de la entrega de la lucha del corazón puesto en todas las gestiones que hace la Unión Patriótica a nivel nacional para rendir homenaje a (las víctimas de) ese atroz genocidio. Es el trabajo de las víctimas el que hizo posible que hoy este homenaje se le entregue al mundo entero, a las víctimas que ofrendaron su vida por los mejores cambios para Colombia”, fueron las palabras de Carmen Mayusa para Hacemos Memoria, hermana de Lenin y Luis Mayusa quienes hacen parte de los luceros que hoy alumbran el parque.

De acuerdo con James, el monolito representa un partido que quedará en la historia como uno de los movimientos políticos de izquierda con mayor popularidad, debido no sólo a su incidencia en la construcción de barrios populares, sino también a su trayectoria de participación en asuntos públicos,  ya que careció de escándalos de corrupción y a que experimentó nuevas formas de hacer política, en palabras suyas, era una visión “transparente, con humildad, con arraigo popular, con sentir, eran social-bacanes, decían antes, gente bonita, gente que merece retornar a los escenarios de la política, de la administración pública, una generación perdida que hoy nuevamente reclama la necesidad de hacer memoria”.

En múltiples sentencias que condenan al Estado colombiano, la justicia le exige al país construir monumentos y centros de memoria como medida de reparación simbólica a las víctimas. Sin embargo, el Estado sigue sin cumplir muchas de esas medidas de reparación, por eso ahora, con este monumento, “queremos decirle al Estado que las víctimas le cumplimos a la historia”, indicó James Barrero ante el público en la plaza, durante su intervención en el acto inaugural de este lugar de memoria.

El monolito de luz, coronado con flores amarillas, es el nuevo centro de atracción y de memoria en el centro de la capital metense, lugar por donde miles de transeúntes circulan a diario.

James también manifestó que “este monumento hará parte de ese legado histórico que la ciudad de Villavicencio le debe a sus generaciones venideras, (y) tendrá que perdurar en la memoria colectiva, aunque algún día no esté allí (…) los invitamos a pasar nuevamente por el corazón, el corazón que ha vibrado en esta ciudad desde sus inicios con una generación que perdimos, pero que dio lo mejor de sí”. La palabra recordar viene del prefijo Re (de nuevo) y Cordis (corazón), por eso recordar consiste, literalmente, en volver a pasar por el corazón la memoria de las víctimas y sus hechos en vida, más allá de las circunstancias de su muerte, agregó James mientras su voz se fundía con los aplausos de los asistentes,

Al caer la noche, Luceros de Paz se encendió por primera vez para el público villavicense, iluminando los nombres de centenares de militantes de la UP, los familiares de las víctimas les recordaron a los asistentes cuán importantes fueron las acciones y el activismo político de los líderes asesinados. Mientras algunos de sus nombres eran leídos en voz alta, de fondo sonaba el himno de la UP acompañado del sonido de un arpa, la plaza se llenó de aplausos y una especie de alegría nostálgica invadió el ambiente. Los asistentes comenzaron a tomarse fotos con el monumento iluminado y los nombres de sus allegados, fueron incontables los abrazos, las sonrisas y las lágrimas que inundaron la plaza Flores a la Memoria en la primera noche oficial de la escultura conmemorativa tras el cierre del evento.

Luceros de Paz no sólo es un símbolo del trabajo colectivo de las víctimas, también representa la recuperación del espacio público en una plaza que los transeúntes intentaban evitar en las noches por sus índices de inseguridad, ahora los carros que pasan por allí se detienen a contemplar el monumento, muchos se bajan solamente para tomarse una foto, la plaza que antes era oscura ahora es iluminada por los nombres de personas que trabajaron en vida para cambiarle la cara a la ciudad y al país, y a pesar de su muerte, continúan cumpliendo con su propósito.