La relación entre periodismo y memoria fue analizada en Medellín en uno de los paneles de la Semana por la Memoria, en cual se planteó que, cuando investiga el pasado de violencia de una sociedad, el periodismo debería dejar huella en la sensibilidad del público.
Por: Pompilio Peña Montoya
En tiempos de gran velocidad y de inmediatez, en los que los grandes medios de comunicación prometen la actualidad permanente, el periodismo que investiga y narra hechos violentos del pasado, para traerlos al presente, logra posicionarse como una labor reivindicadora con un alto componente pedagógico. Esta fue una de las conclusiones centrales del panel Periodismo y Memoria, realizado el 18 de noviembre de 2020 por el Museo Casa de la Memoria de Medellín y el Centro de Memoria Paz y Reconciliación como parte de la programación de la Semana por la Memoria.
¿En qué se centra y cómo investiga el periodismo que trabaja por la memoria? Fue la pregunta principal en torno a la cual dialogaron Paula Sánchez, comunicadora del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile; Federico Ríos, fotoperiodista independiente; Patricia Nieto, directora del proyecto Hacemos Memoria de la Universidad de Antioquia; y José Puentes, subeditor de contenidos de Pacifista.
Acerca de la relación entre periodismo y memoria, la periodista Patricia Nieto manifestó que existe un periodismo que trabaja por la memoria, el cual está dirigido a transformar condiciones sociales y no solo a dejar constancia a partir de relatos que puedan, simplemente, ser leídos. El propósito es que esos relatos, en el fondo, sean el vehículo de una denuncia que tiene como propósito transformar el presente.
“Pensamos que el periodismo que trabaja por la memoria es uno que se ocupa de hechos del pasado, referidos a la violencia política, que son investigados, reporteados en términos periodísticos, y que deben ser mirados desde muchos ámbitos y puntos de vistas. El periodista los comprende o hace el mayor esfuerzo por comprenderlos, los lleva a un formato y este se comunica con un propósito muy claro, y es contribuir a la verdad, a la justicia y a la no repetición de la violencia. Y creo que eso como marco nos está hablando de unos escenarios teóricos, éticos y políticos muy claros. Por eso, nosotros nos movemos en la intercepción entre violencia política, memoria social y política, y periodismo”, explicó Nieto.
En relación con Hacemos Memoria, Nieto explicó que este proyecto tiene varios componentes: uno periodístico, uno académico y una extensión de trabajo con las comunidades “que para nosotros son organizaciones que a través de procesos que nosotros llevamos, comienzan a ser coautoras, con nosotros, de diferentes productos del ejercicio de la memoria”, puntualizó.
Por su parte, José Puentes, recordó que Pacifista es un medio que nació hace cerca de seis años y su contenido digital ha estado dirigido especialmente a público joven, para lo que se han valido de herramientas interactivas y recursos gráficos. “Nuestra plataforma le apuesta a la paz y a la construcción de ésta desde los jóvenes y en los territorios, y no solo construcción de paz ligada al cumplimiento o incumplimiento de los acuerdos en La Habana, sino también desde escenarios como las escuelas, las organizaciones, la movilización social, en fin, desde espacios que muchas veces no son vistos para la construcción de paz, pero desde los cuales salen proyectos, iniciativas e ideas que sí van en esa dirección”, afirmó.
Puentes añadió: “bajo ese marco nosotros hacemos un ejercicio de memoria desde la información, desde el periodismo. ¿Cómo lo hacemos? En nuestros contenidos queremos decirle a la gente que esto que está pasando hoy tiene unos antecedentes claros e históricos, unos personajes”. Y son las acciones de esos personajes, agregó, las que pueden arrojar luz para comprender situaciones y decisiones que se dan no solo en el tejido social sino también dentro de organismos del poder institucional y subversivo.
Entre tanto, Federico Ríos, quien ha trabajado para medios como The New Times y National Geographic, hizo énfasis en que la fotografía es un recurso valioso dentro del periodismo que trabaja por la memoria. A modo de ejemplos, resaltó los trabajos elaborados por fotoperiodistas que cubrieron eventos como el Holocausto y otros acontecimientos bélicos. Según Ríos, esas fotografías son hoy documentos con una alta carga de memoria, no solo porque registraron un instante en medio de la atrocidad de la guerra, sino también porque aquellos periodistas contaban con el lente de la sensibilidad estética.
Para Ríos, si bien el trabajo de un fotoperiodista que cubre un suceso es improvisado, por el mismo ritmo del hecho, este debe permitirse tomar una gran cantidad de imágenes para armar un repositorio lo suficientemente amplio como para extraer de allí las mejores instantáneas.
Además, Ríos señaló que hoy los creadores visuales han aprendido a hacer registro de un hecho a partir del material tomado por otras personas, como se pudo evidenciar, por ejemplo, con el registro de la golpiza que recibió el abogado Javier Ordoñez por parte de agentes de la policía. “Creo que el papel de la fotografía desde la memoria tiene una bifurcación. Hay una parte del rol que es el creador de imágenes en el momento y el lugar del suceso, solo puede fotografiar las acciones. Pero después, hay una revancha en la que el creador visual puede echar mano de otros elementos, como colecciones de fotografías”, indicó.
Finalmente, Paula Sánchez, del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile, manifestó que comunicar la memoria desde un museo es difícil, más cuando impera la idea de la actualidad dentro de los grandes medios de comunicación. Esta situación, explicó, ha llevado al Museo a reinventar sus estrategias para aproximarse al público, implementando, por ejemplo, herramientas digitales que permiten crear exposiciones y recorridos virtuales.
De igual manera, agregó Sánchez, los materiales que hay dentro del Museo han sido expuestos como contexto para explicar y contrastar situaciones actuales y pasadas como, por ejemplo, el porqué de las revueltas sociales ocurridas en Chile en 2019 frente a las inconformidades derivadas de la caída de la dictadura en 1988.
Finalmente, Sánchez destacó que durante estos meses de pandemia, en los que los museos tuvieron que ser cerrados, las redes sociales han sido el mejor medio para continuar con el trabajo de difundir la memoria. Por ello, el Museo creó el micrositio Conectados con la Memoria, para mostrar que en tiempos de pandemia no hay que acallar la memoria, pues las violaciones a los derechos humanos ocurren, incluso, en contextos de emergencia.