(Des)tejiendo miradas sobre los sujetos en proceso de reconciliación en Colombia es un proyecto de las universidades de Antioquia y de Aberystwyth, en zonas que comparten excombatientes de las FARC y campesinos.

Por: Carlos Olimpo Restrepo Suescún*
Foto: Beatriz Arias

Estoy hecha de retazos
Pedacitos coloridos de cada vida
que pasan por la mía
y que voy cosiendo en el alma.
No siempre son bonitos, ni siempre felices,
pero me agregan y me hacen ser quien soy.

Poema brasileño

Este poema, cuya autoría aún se desconoce, inspiró el proyecto y se sumó al interés de Beatriz Arias y Berit Bliesemann de Guevara por comprender las razones de los conflictos armados en distintos escenarios mundiales. Ambas se cruzaron hace ya casi tres años en Irlanda del Norte y este encuentro les permitió construir un proyecto que hoy lideran en representación de la Universidad de Antioquia y de Aberystwyth University, de Gales, respectivamente.

Se trata de (Des)tejiendo miradas sobre los sujetos en proceso de reconciliación en Colombia, un proyecto iniciado en 2018, tras ganar la convocatoria de Colciencias y el Fondo Newton del Reino Unido.

“La pregunta de investigación que nos planteamos fue: ¿Cómo es posible pensar en reconciliación en un país donde a algunos sujetos los hemos nombrado desde un solo relato, el que circula por los medios de comunicación, en referencia a quienes hicieron parte de un grupo armado como las FARC?”.

Esto lo explica la profesora Beatriz Arias, de la Facultad de Enfermería de la UdeA, quien ha tratado de entender las razones del conflicto armado colombiano durante más de doce años.

Berit Bliesemann de Guevara, investigadora y profesora del Departamento de Política Internacional en la Universidad de Aberystwyth, lleva cerca de dos décadas estudiando mitos y narrativas alrededor de la política y los conflictos. Por eso, Colombia es un gran atractivo para ella.

La sociedad entre esta politóloga alemana y la enfermera colombiana se empezó a materializar en octubre del año pasado, al plantearla idea a la comunidad de San José de León, en Mutatá, área de reincorporación en el Urabá antioqueño, donde hoy conviven excombatientes de las FARC con campesinos de la zona.

“Lo del tejido era una idea de Beatriz: trabajar no solo con las víctimas del conflicto, porque de esos ya hay un montón, sino ahora, que hay un proceso de paz, trabajar con los excombatientes”, recuerda Berit.

Beatriz pensó en los hilos y las agujas porque se trata de elementos cotidianos, tanto para civiles como para integrantes de un grupo armado y esa familiaridad podría facilitar que, mediante los tejidos, empezaran a acercarse a los demás con la fuerza de sus historias.

Y no estaba equivocada. En ese caserío encontraron pronto disposición de las personas para relatar su vida con la costura. Una de las más destacadas es ‘Adriana’, quien tras casi tres décadas de militar en las FARC no se acostumbra del todo a que la llamen Lilia Tavera, como figura en sus documentos.

A lo que no se tuvo que acostumbrar fue al tejido pues, al igual que muchos de sus compañeros, las telas, las agujas y el hilo hicieron parte de su cotidianidad. “En la telita que yo bordé, conté la historia del tiempo que estuve en las filas guerrilleras. Primero hice mi fusil y una montañita —era allí donde vivía— y el tiempo que aporté: 29 años. También hice otra parte, lo que estoy viviendo ahora, mi casa y el río; hice mi proyecto de piscicultura, que es la otra vida que tengo ahora, entonces hice las dos historias mías”, relata.

En el espacio territorial Llano Grande, en Dabeiba, los excombatientes no se sintieron, en principio, atraídos por la propuesta. Pero el trabajo con el Comité de Género y los niños de la escuela veredal, a la que asisten hijos de habitantes de la zona y de exguerrilleros, ha atraído poco a poco a algunos miembros del grupo.

“Lo de los hombres que quisieron participar en el proyecto fue algo muy bonito, porque la mayoría tenía entrenamiento especial en el manejo de explosivos o de armas. Qué bonito que un hombre que siempre manipulaba con sus manos esas cosas, hoy manipula aguja e hilo para bordar una historia, eso es muy importante”, resalta Beatriz Arias.

Y Berit complementa: “Las artes son buenas para este tipo de proyectos, porque las personas que no quieren o no pueden decirlo por otras vías —porque están traumatizadas o porque es difícil poner en palabras lo que sienten— encuentran en esto las herramientas ideales para expresarlo. La gente se emociona con lo que ve y lo relaciona con su propia vida y sus experiencias, porque de alguna manera todos los colombianos tienen que ver con el conflicto”.

Las exposiciones

Hasta ahora, los tejidos han sido exhibidos en San José de León, Mutatá, en un espacio de una casa de madera, ocupado hasta dos días antes por gallinas. La exposición estuvo abierta entre el 30 de septiembre y el 4 de octubre de 2019.

Luego, se presentó en la sede de la Universidad de Antioquia en Apartadó, a mediados de octubre.

En Medellín se expusieron alrededor de siete entre el 5 y el 15 de noviembre, en el CreaLab del Centro Cultural de la Facultad de Artes en el barrio Carlos E. Restrepo.

*Este contenido fue publicado originalmente en la edición 692 del periódico Alma Mater.