Fancy Orrego aspira a una curul en el Concejo de Medellín. Sus ideas son claras, seguir trabajado en la cohesión de su partido y en sus ideales de igualdad.
Por: Pompilio Peña Montoya
Foto: cortesía partido Farc
Fancy Orrego Medina, exguerrillera que por años fue conocida con el alias de ‘Érika Montero’, es una de las fichas claves del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, Farc. Y no es para más, llegó a ser comandante y miembro del Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, hasta su disolución tras el Acuerdo de Paz entre esa guerrilla y el Estado colombiano.
Fancy tiene hoy 58 años y en 1978 se incorporó a la lucha guerrillera. En 2015, durante los diálogos de paz, hizo parte de la subcomisión que abordó el punto del fin del conflicto. Ella comprende que el camino hacia el liderazgo político es lento, pero está segura de que en algún momento el partido Farc será reconocido, ya que está desmarcado de la “politiquería y la demagogia”.
Su mayor preocupación es la lentitud en la implementación de los acuerdos, en especial lo relacionado con la Reforma Rural Integral, que según ella está desfinanciada. En su opinión, mientras no haya tierras para que los reincorporados puedan trabajar y hacer una vida, es imposible que la paz llegue por completo.
Fancy Orrego Medina vive en Medellín y en la actualidad aspira a una curul en el Concejo de esa ciudad.
La Farc es un partido político nuevo en panorama nacional poco alentador para los reincorporados tras el Acuerdo de Paz. En ese sentido ¿cómo ve el futuro de su colectividad?
La situación de nuestro partido es el de un partido que empieza. Sabemos que en esta primera campaña, quizá, no vamos a recibir muchos puestos de representación en alcaldías, concejos o asambleas. Lo que es cierto es que comenzamos un proceso político de participación electoral y a futuro tendrá que darse que la gente va a reconocer a líderes consecuentes que trabajan por el bien común, sin preferencias y con ganas de construir un país mejor y más equitativo. No creo que la comunidad piense que nosotros vamos a caer en los mismos vicios de la politiquería, la demagogia y la mentira, eso lo corroborará el tiempo. Yo pienso que sí es posible que a futuro podamos posicionarnos políticamente, esa es la razón de ser de todo partido: llegar al poder.
¿Cómo ve el panorama político para el partido Farc?
Por el momento, veo un panorama bastante preocupante. El hecho de que nosotros en Medellín o en Antioquia, hasta ahora, no tengamos pérdidas de candidatos o amenazas en contra nuestra, es algo bueno. Por supuesto no faltan las presiones y los mensajes de odio, pero en otras regiones del país sí hay amenazas, intimidaciones y homicidios. A esto se suma que hemos perdido 147 compañeros que estaban en proceso de reincorporación y eso nos duele, ya que es una pérdida para el partido Farc.
La forma en que se está llevando a cabo la implementación de los acuerdos por parte del gobierno de Duque ha sido muy criticada. Otros, en cambio, responsabilizan al gobierno anterior. Frente a lo acordado ¿Qué falencias encuentra a tres años de la firma del Acuerdo?
A tres años de haberse firmado el acuerdo, la falencia macro que determina el futuro de esta implementación es el hecho de que no se haya contemplado un presupuesto para la paz, para la implementación, y eso lo notamos en la extrema lentitud de lo acordado. Eso es un hecho, y como no se contempló en el Plan Nacional de Desarrollo, tampoco está claro en el marco de la implementación.
Esto quiere decir que tenemos una paz desfinanciada y eso explica que aún no se estén desarrollando los planes de desarrollo con enfoque territorial, y que no se les haya cumplido tampoco a las comunidades campesinas cultivadoras de hoja de coca, de subsidiarles y de erradicar gradualmente sus cultivos. Prácticamente ese tema está suspendido. También hay falencias en la financiación del mismo Sistema Integral de Justicia, Reparación y No Repetición. Encuentra uno que dice la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas que están cortos de presupuesto para desempeñar su labor. En fin, tenemos serias dificultades en la implementación.
Muchos excombatientes se fueron de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación por falta de oportunidades. ¿Eso quiere decir que dejan el colectivo político? ¿Qué ha escuchado de estos excombatientes?
Es común que los reincorporados salgan de los espacios territoriales a trabajar con sus familias, amigos y personas que les hacen propuestas de trabajo, pero eso no quiere decir que están desconectados con el proceso. De hecho, están a la espera de soluciones, como es el caso de la tierra para poder implementar los proyectos. Ellos dicen que, en cuanto tengamos la tierra y podamos comenzar proyectos impulsados desde las cooperativas que ya establecimos, regresarán. Pero también tenemos otros compañeros que han optado por llevar a cabo su reincorporación política, económica y social, en la ciudad, y eso es respetable. Por eso tenemos tanta militancia en Bogotá y más de 250 compañeros en Medellín. Poco a poco cada uno va saliendo adelante, porque somos personas con el deseo de vivir en paz y en convivencia, sin rencores y aportando para el progreso.
Entre los puntos del Acuerdo de Paz, ¿cuál es el que más le preocupa por no estar cumpliéndose a cabalidad?
El punto uno, referente a la Reforma Rural Integral, es el que más nos importa, entre otras cosas porque somos una fuerza 99 por ciento campesina, así que pensamos nuestros proyectos de vida desde el campo. De hecho, creo que para el año que viene está desfinanciada la reforma. Por otra parte, que no hayamos podido canalizar tantas propuestas para impulsar los proyectos, incluso con apoyo internacional y entidades privadas, es frustrante.
El otro tema es de seguridad. Necesitamos mayor seguridad para aquellos que están llevando a cabo liderazgos sociales en todo el país y que están poniendo una alta cuota de sangre sin que el gobierno cumpla el punto tres del acuerdo, en el sentido de garantizar la seguridad en los territorios. Es inaudito que la gente diga que ahora es peor. Es decir, que el gobierno no garantizó la seguridad en aquellos territorios de donde salieron los excombatientes.
Se especula mucho sobre el regreso de excombatientes a la guerra luego del anuncio de Iván Márquez y Jesús Santrich de volver a las armas ¿Qué opinión le merece esto?
Es un error desde todo punto de vista. El país no quiere guerra. Sí, es verdad que hay polarización en algunos sectores porque la guerra les da buenos dividendos y ese es su negocio. Pero cuando hablamos del colombiano común, de todos los estratos sociales, este quiere la construcción de la paz. Nosotros lo que hicimos fue firmar un documento, pero la paz está por construirse y eso comienza en las familias. Lo que quiere decir que el compromiso no es exclusivo de las personas que dejamos las armas, sino que es un deber y un derecho de todos.