Los crímenes contra los líderes sociales no han parado. Hasta la primera semana de abril iban 49 asesinatos. Sobre esta situación hablamos con Aída Avella, copresidenta de la Comisión de Paz del Congreso de la República.
Por: Adrián Atehortúa
Foto: archivo particular
Es muy frecuente que se tomen diferentes conceptos sobre qué es un líder social, especialmente en entidades del Estado ¿qué es un líder social de acuerdo con lo que han tratado ustedes en el Congreso?
Un líder social es alguien que está vinculado en la defensa de los derechos de las comunidades, pero que además hace parte de una organización como una acción comunal, un sindicato, un grupo de vecinos, etcétera. Generalmente los defensores de derechos humanos son personas vinculadas también a las ONG u organizaciones que también defienden los derechos humanos.
¿Cómo está contemplada esta serie de asesinatos en la Comisión de Paz del Congreso?
En la Comisión de Paz muchos pensamos que, cuando nos dicen que a la gente la mataron exactamente en la puerta de la casa o en entrando al trabajo, es porque en realidad han sido víctima de un seguimiento. No tan fácil lo atracan a uno en la puerta de su casa o en su trabajo. Esos seguimientos se concretan en un atentado o en la muerte. Por eso creemos que también hay necesidad de mirar muchas cosas —y esto es una posición personal y política— sobre la muerte de los líderes sociales: cuando matan a un líder no es que contratan un sicario en la otra puerta y le dicen ‘vaya mate a ese, tiene una camiseta blanca’… no. El líder ha sido víctima de un seguimiento. Los que lo van a matar saben exactamente con quien se están metiendo y además con quién vive, dónde vive, a qué hora llega, a qué hora desayuna, a qué hora se sienta en la mecedora. Todo lo sabe. Y por eso llegan, matan y salen. Porque además tiene que tener todo el contexto de su vecindario, de su barrio, de su organización. Entonces, los crímenes que aquí se están cometiendo son crímenes sistemáticos, que al menos ya los reconoció el Fiscal, porque que maten a una persona cada dos días, si a eso no lo llaman sistemático, entonces yo no sé qué será sistemático en este país.
Segundo: aquí hay personas que figuran en listas. Aparecieron las primeras listas en Arauca y aparecieron hombres vestidos de negro y encapuchados buscando en algunas casas de Saravena, Arauquita y Fortul a algunas personas con su nombre y su cédula. Es decir que hay listas. No de otra manera se entiende que se maten los líderes sociales en el Magdalena, en el Cauca, en Arauca, en el Chocó, en el Eje Cafetero, en Cundinamarca. ¿Por qué a ellos? ¿Por qué no matan a otros? Porque es a los líderes sociales. Y si hay estas muertes por todo el país regadas es porque naturalmente existen listas como existieron cuando mataron a la Unión Patriótica.
¿Qué similitudes encuentra entre estos asesinatos con respecto a los de otras épocas, como en el caso de la UP?
Es igual. Todo es igual. Lo he dicho en todas partes: la televisión, la radio, los periódicos… en todas partes lo he dicho. Lo que está sucediendo con los líderes sociales fue lo que nos hicieron en la Unión Patriótica con los mismos actores y diferentes nombres. Aquí hay agentes del Estado. O si no, que nos digan dónde están las Águilas Negras, dónde se reúnen, quiénes son los comandantes, cuál es su estructura. ¿O es una pantalla que están usando para asesinar a la gente? Las amenazas se distribuyen por todo este país ¿Quién las hace? ¿Algún loco que se le ocurrió sentarse en el computador y hacerlas? ¿Quién tiene esa estructura en el país pa’ matar gente en todos los departamentos excepto en dos? ¿Quién tiene esa estructura y esa inteligencia? Siendo así, le toca al Estado decir en dónde están, qué es lo que está pasando, porque se habla de seguridad todo el día, pero entra un carro cargado de dinamita a un cuartel y no hay cámaras y no hay puerta y no hay nada, entonces ¿Quién entiende eso? ¿Quién? Pero es que creen que los ciudadanos somos tontos ¿o qué? Si hay una cámara en el edificio donde vive uno ¿cómo no va a haber cámaras en una escuela militar? ¡Esto qué es, por Dios!
Entonces, aparecen una serie de cosas muy graves en este país y para mí es exactamente el mismo modelo: lo que hicieron con nosotros fue una cacería humana. Lo que están haciendo con los líderes sociales es una cacería humana. Y con listas en mano. Entonces: ¿Quién está haciendo las listas? Porque a nosotros nos mataron con listas en mano y nosotros sabemos quiénes las hicieron y por eso ganamos la demanda ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, porque el Estado fue declarado responsable por tres razones. Por omisión: si se hicieron los locos, el Estado tiene la culpa. Por colaboración: si hicieron toda la inteligencia y fueron y ayudaron a matar y dieron las armas y pagaron los hoteles, el Estado tiene la culpa. Y si actuaron directamente, el Estado tiene la culpa. Es decir, el Estado tiene una misión y es defender la vida de los ciudadanos. Pero no nos vengan a decir que aquí que hay una seguridad en la que se gastan billones de pesos al año brindando protección a la gente cuando no lo hacen. Y no lo hacen cuando pueden ir carros de alta gama sin placas por el departamento del Cauca y nadie los detiene, siendo el departamento más militarizado del país.
¿Ustedes creen que tienen los reportes completos de la gente que están asesinando o realmente a sus cifras se les escapan registros?
No, yo creo que hay gente que acá no llega, que los matan por allá en la última vereda, su familia lo entierra y no alcanzan a decir ‘mire, lo mataron’. Aquí hay gente que muere todos los días y nunca se sabe. Acá hay gente que desaparece, también, y ya tenemos ese récord que creo que es mundial de desapariciones. Lo que pasa en Colombia yo creo que no pasa en ninguna otra parte. Es que son cosas supremamente delicadas, muy complejas. Pero qué importan las cifras, la gente está muerta. Para unos, no cuenta porque supuestamente estaba mirando a la mujer del vecino, pero para nosotros es un líder social. Para otros, no cuenta porque es que le estaban robando el celular, pero para nosotros es un líder social. Porque a nosotros nos mataron a mucha gente en la Unión Patriótica. Por ejemplo, a nosotros nos mataron en un bar a un hombre muy, muy, muy especial de la Unión Patriótica, en Manizales, y dijeron que fue porque estaba en un bar con una muchacha y en un ataque de celos alguien lo mató. ¡No! Nos mataron a un dirigente de la Unión Patriótica y estaba en un bar. Como también nos mataron a uno en un baño: estaba medio tomado, entraron con una pistola con silenciador y lo mataron. Entonces, salen a decir que no era un líder de la Unión Patriótica sino un tipo que estaba en un baño y lo mataron. No. No, señor. Lo mataron por ser líder de la Unión Patriótica.
A mí estas cosas de las discusiones de los números me sofocan. Es decir, no hay derecho. Además de que nos victimizan, nos matan, nos asesinan, encima ponen en duda si son líderes sociales o no son líderes sociales. Para nosotros todos son líderes sociales, y si en el crimen se le llevaron el celular, ese no es más que el accesorio del crimen. Pero no lo mataron por llevársele el celular: lo mataron por ser líder social. Ahí está la gran diferencia.
Yo no considero que ese sea realmente un tema de discusión: me parece que es una tontada. Yo sí creo que a la gente que aquí los matan teniendo un cargo de dirección en cualquier junta de acción comunal o simplemente en cualquier sindicato lo matan por eso. Y no es tan difícil saber quién los mata, porque ¿quién mata a los señores que en estos momentos están en la reclamación de tierras? Pues alguien que está en la tierra. Por ahí debe empezar la investigación. No se necesita ser James Bond ni nada por el estilo para saber quién está detrás de las muertes de la gente. ¿Quién está detrás de la gente que lidera en estos momentos las acciones comunales? Los políticos. Y hay gente que, en este momento, estando en la política, están mirando cómo deshacen las Juntas de Acción Comunal que no les son proclives. Esto es gravísimo.
Y, por ejemplo, ¿quién está detrás de la gente que lidera la sustitución de coca? Pues los que quieren la coca, eso no es tan difícil. Pero aquí se les vuelve todo un lío. El hecho de que maten a un ciudadano que, por ejemplo, no haga parte de una Acción Comunal ni de nada, hace parte de la ‘limpieza social’ de este país, y hay que considerarlo como un ciudadano tan importante como al presidente de la República. Es que aquí la vida se nos ha convertido casi que en una baratija.
Si aquí hay monopolio de las armas, el Estado tiene que responder. Por eso es por lo que están tan interesados en que se armen algunos empresarios, incluso parlamentarios que están conmigo en este Congreso están defendiendo, porque necesitan también dilucidar el tema. Si todo el mundo se arma en este país, ¿qué va a pasar? ¡Por Dios! Por eso es por lo que, al menos lo digo yo en la Comisión de Paz del Senado, aquí no se puede dudar cuando se mata a un líder social. Ni podemos hacer esas extrañas diferenciaciones que hacen algunas entidades del Estado, porque las hacen para quitarse el estigma de que están matando a los líderes sociales. Y el Estado está metido en estos temas. No son todas las entidades o los agentes del Estado, por supuesto, pero hay un grupo que está dedicado a esto y eso se tiene que descubrir.
¿Han recibido una respuesta del Gobierno por los informes que ustedes han presentado advirtiendo de la gravedad de este tema?
Nada.
¿Qué sería lo esperado?
No, pues lo que quiera el Gobierno. Yo no puedo responder por el Gobierno. El Gobierno dirá lo que quiera y nosotros como Comisión de Paz decimos lo que nos parece. A nuestro criterio, en lo que nosotros llamamos la atención, es que debe existir esquemas colectivos en las ciudades donde se sabe que van a haber muertos: Caloto, Suárez, Corinto, todo el norte del Cauca, donde hay muchos militares, eso es lo inexplicable.
No es muy difundida la labor o las funciones de la Comisión de Paz ¿en qué consiste? ¿Cómo funciona? ¿Cuál es su dinámica?
Es una comisión oficial del Senado y la Cámara. Todos los partidos políticos están representados. No tenemos sitios de reunión. Frente a cosas emergentes, como por ejemplo Hidroituango, los congresistas nos vamos comunicando porque tenemos que actuar muy rápidamente, por eso no podemos poner que nos reunimos cada dos días, porque puede ser cada dos horas… Hay cosas que aparecen sin estar en la agenda y tenemos que actuar rápido.
Se entiende. Pero, si ya hay cosas que son constantemente urgentes y que aún no se han resuelto, como el caso de los líderes sociales ¿no debería haber una programación para que los quince copresidentes de la Comisión se sienten a hablar del tema hasta encontrar alguna solución?
Sí. Pero es a veces difícil. Es difícil que nos citen, muchos no vienen, están en sus ciudades de origen… hay otros que permanecemos en el Congreso. Por ejemplo, yo no me tomo el receso parlamentario, yo creo que hay que trabajar.
O sea, no hay una agenda, un horario, una programación establecida para que periódicamente se sienten a hablar los quince copresidentes de la Comisión…
No. Normalmente en sesiones ordinarias nos reunimos como cada quince días, pero tampoco hay fechas. El accionar del Congreso es una cuestión bien distinta. Por ejemplo, si la Comisión Primera está reunida, entonces no hay plenaria. Si yo fuera la presidenta del Congreso, lo organizaría de otra manera. Pondría a marchar el congreso de otra forma. Pero eso lo hace la mesa directiva. Se le sale de las manos a uno.
En las ocasiones que han podido reunirse ¿es fácil ponerse de acuerdo?
No, no es fácil ponerse de acuerdo. Hay puntos en los que no nos ponemos de acuerdo.
Por ejemplo, ¿en qué están de acuerdo y en qué no sobre el asesinato de los líderes sociales?
En el caso de líderes sociales no hay mucha discusión. Todos son muertos y todos son graves. Uno solo que se muera es muy importante. Es muy, muy importante.
Si ya saben y han detectado que el asesinato de líderes sociales es sistemático, ¿se han dicho o señalado actores puntuales dentro de la Comisión de los que se sospeche frecuentemente?
No, no lo hablamos así. No podemos. Es que no somos jueces. Para eso hay tres ramas del poder.
¿Se ponen de acuerdo con el Gobierno en temas como el de los líderes sociales?
Nosotros le llamamos la atención al Gobierno. Pero nosotros no somos el Ejecutivo. Si lo fuéramos, estábamos arreglados. Estoy muy preocupada porque en materia de seguridad la cosa parece muy complicada: si volvemos al millón de soplones, si volvemos a las Convivir ¿entonces este país está condenado a vivir todos los días y todos los años en las guerras que provocan unos y otros? No. La Comisión de Paz es eso: el Gobierno puede hacer lo que quiera. Pero la Comisión de Paz tiene su concepto. Nosotros hablamos de paz.
Entre la ciudadanía, el Congreso no es una institución que goce de buena reputación. No sé cuál sea la percepción al interior de la institución pero, si acá se sabe la gravedad de estos asuntos y el objetivo es crear las soluciones legales ¿no cree que en el Congreso son vagos o no se trabaja realmente lo suficiente, especialmente en las cosas urgentes? En enero, por ejemplo, mientras los congresistas estaban la mayor parte del mes en vacaciones, en Colombia asesinaron casi a veinte personas relacionadas con liderazgos sociales…
Sí. A mí me parece que es totalmente irreverente que un país como Colombia haya gente que gane y no trabaje. En eso no estoy realmente de acuerdo. Pero cada cual tendrá su visión de las cosas. La mía es trabajar permanentemente. Mis asesores hicieron su pausa en Navidad y en Año Nuevo, pero acá estábamos trabajando desde el 3 de enero. Pero qué va a gozar el Congreso de buen prestigio si esto acá está lleno de comerciantes, de terratenientes, de gente que no legisla pa’l pueblo sino para sus intereses particulares. Eso es muy grave. La culpa también la tienen los electores que se dejan comprar los votos. Y la gente tiene que saber que el que entra pagando, entra robando.
¿Eso no es un problema estructural? ¿Que la gente que legisla se tome tanto tiempo para cosas que no dan espera o simplemente no lo hagan?
Claro. Estoy de acuerdo. Es que eso no debería ser así.
Si lo pusiéramos en una escala de 1 a 10 ¿Cómo calificaría el trabajo que hacen en la Comisión de Paz del Congreso?
Yo lo calificaría en un 7. Es una Comisión que trabaja.
¿Qué haría falta para que sea un 10?
Bueno, no somos perfectos. Nadie es perfecto.
Si la organización del país en temas como el de los líderes sociales también depende del trabajo que se hace desde acá ¿Cómo se solucionará? Sabiendo que también hay un problema grave acá en el Congreso.
Pues arreglando esto. Poniendo un código de ética, haciendo que la ética se respete. Por Ejemplo, que no se reciba plata de las IPS para hacer campaña, donde no se tengan negocios particulares y la gente no se tenga que salir cuando se vote una ley que tenga que ver con la salud. Pero este es un Congreso muy extraño y muy raro.