Hace unos días Jesús Abad Colorado fue galardonado con el Premio Nacional de Fotografía. Ahora prepara una muestra amplia de su trabajo durante casi tres décadas, que se expondrá en el claustro San Agustín, en Bogotá, a partir del 20 de octubre. De su mano, repasamos algunos aspectos de su vida.

Por: Carlos Olimpo Restrepo S

Foto de apertura: Hugo Villegas

“Los periodistas debemos tener claro que somos los notarios de la historia, que llegamos al lugar de los hechos antes que los historiadores; ese periodista o reportero gráfico debe trabajar con las pulsaciones del alma, para que con el paso del tiempo se entienda que allí hubo personas que contaron la historia desde el punto de vista de las víctimas, de los perdedores”.

Jesús Abad Colorado, Chucho, no suelta estas palabras al azar. Este reportero gráfico, que ha dedicado casi 30 de sus 51 años a registrar el conflicto armado colombiano, es un convencido de que los periodistas “hacemos memoria y por eso la importancia de nuestra formación en ciencias sociales”.

El 30 de agosto de 2018 el Ministerio de Cultura reconoció la trayectoria de Chucho al concederle el Premio Nacional de Fotografía por su trabajo Mata que Dios perdona, una selección de 15 imágenes tomadas a lo largo de su vida como reportero gráfico y relacionadas con alguna manifestación religiosa en el marco del conflicto armado colombiano. “Es una mirada a los grupos armados o a personas que hacen parte de ellos que utilizan la simbología religiosa cristiana en medio del conflicto y eso me parece un contrasentido”.

“Esto es un estímulo para continuar trabajando y, en medio de la coyuntura que está viviendo el país, una invitación para que hagamos una reflexión en torno a lo que vivimos como sociedad, que estamos tratando de salir de un conflicto armado de más de 50 años y no nos hemos puesto de acuerdo”, asegura Colorado, quien explica que “mientras distintos gobiernos del mundo apoyan el proceso de paz, en el país estamos enfrascados en un debate en medio de odios, no solo por parte de unos líderes políticos, sino también por parte de jerarcas de diferentes iglesias, que no entiende que ellos mismos deberían estar impulsando un proceso de reconciliación”.

Pero ¿qué mueve a Jesús Abad Colorado a persistir en su denuncia gráfica? Se puede asegurar que es un hijo del conflicto, como otros millones que hay en Colombia: En los años 50, en el municipio de San Carlos, oriente antioqueño, uno de sus abuelos y un tío fueron asesinados, junto a otras personas del pueblo. Su padre y otros tíos salieron de allí después de este ataque y se instalaron en Medellín, donde empezaron una nueva vida.

Aquí, Chucho encontró su vocación: cuando estaba en el segundo semestre de Comunicación Social en la Universidad de Antioquia, comprendió el riesgo de la escritura, “la violencia que hay contra quienes escriben”, no solo la física, sino también la censura en sus distintas formas. “Esto me llevó a tomar la determinación de que mi camino sería la fotografía”.

Por esta vía logró superar esos riesgos y convertirse en una voz que relata y denuncia las atrocidades que se dan en una guerra interna como la colombiana. “Aquí  hay muchos reporteros gráficos a quienes su trabajo se les ‘muere’ en el periódico o la revista. Yo no los he dejado quietos, los he convertido en piezas de memoria, en piezas hasta de testimonio judicial. Esto sirve para decirle a la gente: ‘aquí pasó  algo’, para dejar memoria, para que no se repita”.

En esto, insiste, hay que hacer énfasis ahora, pues en algunas zonas donde se esperaban cambios luego de la firma del acuerdo final entre el Gobierno colombiano y las FARC, “el conflicto está latente, hay presencia de grupos armados, disputa por el control de los cultivos ilícitos, por la minería…”.

Por eso considera que los jerarcas y practicantes cristianos, mayoría en el país, deben proponerse ser un apoyo para ese proceso de paz, con base en tres de los diez mandamientos que los guían: “No matarás. No robarás. Amar al prójimo. Si solo nos concentráramos en respetar estos tres, el país puede salir adelante”, asegura.

Ahora, Jesús Abad Colorado prepara la exposición El Testigo, en el claustro San Agustín, en Bogotá, que estará abierta al público a partir del 20 de octubre y será una especie de antología de su reportería gráfica, —“es la exposición más completa a lo largo de mi carrera”— que además de convertirlo en un experto en el conflicto interno, le ha merecido reconocimientos nacionales e internacionales, no solo como comunicador sino como un comprometido con la reconciliación del país.

“A veces me han dicho que una cosa es trabajar por la paz y otra es ser periodista y que, mientras los periodistas trabajemos bien, estamos contribuyendo a hacer la paz. Pero les digo que desde que inicié mi trabajo, a partir de cada hecho que registro, sobre todo los que tienen que ver con los que se vulnera la vida —que yo quisiera que fuera el último—, la gente entendiera eso, que uno está dejando un testimonio no solo para la memoria, sino que uno está haciendo esto para hablar de esas injusticias del conflicto”.

Pero Jesús Abad no quiere presumir de valiente. “A todos nos ha acompañado el miedo, cuando se está frente a un hecho noticioso o cuando vamos en el camino a documentar alguna historia que nos sacude; pero también nos ha acompañado esa misión que es el periodismo, como un arte de servir, de dejar una huella, de hacer memoria”.

Acto de reconocimiento a Jesús Abad Colorado, ganador del Premio Nacional de Fotografía por su obra Mata que Dios perdona. Foto: Mincultura.