El Centro Nacional de Memoria Histórica presentó Recuerdos de Selva, un especial periodístico que recoge las experiencias de los exintegrantes de la fuerza pública secuestrados durante el conflicto armado.
Por: Elizabeth Otálvaro
Fotos: Centro Nacional de Memoria Histórica
Con una serie de talleres realizados en el 2017, en la que participaron de manera voluntaria 16 militares y soldados, un equipo editorial e investigativo del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) construyó la multimedia Recuerdos de Selva, presentada el pasado 26 de julio en el Museo Nacional de Bogotá. Este especial periodístico se hizo con el objetivo de honrar a los 1.214 militares y soldados que según el Observatorio de memoria y conflicto armado del CNMH fueron secuestrados entre 1976 y 2017.
Recuerdos de Selva cambió la percepción del periodista Mauricio Builes sobre la guerra. Antes, como muchos, creía que las memorias del conflicto armado de los soldados y policías no merecían el mismo nivel de cuidado que las de una víctima civil. Pero después de un año y medio de investigación para este especial, su opinión es otra: “para entender lo que significa la guerra hay que atender la necesidad que ellos tienen de ser escuchados”, afirma Builes.
Junto a Builes, en la presentación de la multimedia, estuvieron Segundo Antonio Erira, del Ejército Nacional, secuestrado 31 meses y 27 días; José Vitaliano Sandoval, de la Policía Nacional, secuestrado durante dos años 11 meses y 25 días; y Henry David López, de la Armada Nacional, quien estuvo nueve meses secuestrado. Ellos compartieron sus historias y casi al unísono clamaron por la necesidad de seguir construyendo un país en paz.
En el centro del escenario pusieron un radio, un objeto que sin duda resume una parte fundamental de los relatos de los exsecuestrados. En Una ventanita al cielo, una de las secciones de la multimedia, describen cómo la radio se convirtió en el mejor amigo de los hombres en cautiverio, “la distención preferida, la noticia esperada, la esperanza y la dulce voz”, explica Builes.
Sin embargo, al hablar de lo que significó la radio, Erira no tuvo una anécdota tan amable. Su voz se quebró al recordar cómo uno de sus mejores amigos murió en cautiverio cuando un rayo alcanzó la improvisada antena del radio que habían hecho con una esponjilla de alambre. A pesar de ese suceso trágico, para él la radio también significó un contacto con el mundo. Tras dos años secuestrado logró escuchar por primera vez la voz de su esposa, una mujer que nunca paró de luchar por su liberación y para quien también está hecho este homenaje.
Esta y otras historias de la cotidianidad en la selva son las que el trabajo periodístico recoge en sus múltiples formatos: ilustraciones, micro documentales, podcasts y textos narrativos que exploran maneras creativas para transmitir las memorias.
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