Para ser agentes de paz, según María Emma Wills, los colombianos debemos hacer memoria histórica y conocer lo que pasó en la guerra. “Promover la paz para las mujeres significa repensarnos como sociedad, hombres y mujeres juntos, para establecer relaciones democráticas”.
Por: Juan Diego Restrepo Toro – UdeA Noticias
Con un tono enfático y sin ocultar su indignación, María Emma Wills denunció que la sociedad, en especial los medios de comunicación y la academia, parecen ser de oídos sordos, insensibles, ante los relatos de las experiencias de las mujeres en el conflicto armado colombiano.
Promover la paz para las mujeres, no solo tiene que ver con llevarlas a lugares decisorios en la política, como el Congreso o los partidos, “sino incluir en la agenda pública los reclamos y deudas que tiene la sociedad colombiana con ellas. Es representar a las mujeres en la política y lograr para ellas una sociedad en paz”, señaló Wills, politóloga de la Universidad de Los Andes, durante la Cátedra Héctor Abad Gómez.
Con más de una década de experiencia en el estudio de la violencia de género en Colombia, Wills piensa que la paz va más allá de un acuerdo entre el Gobierno Nacional y las Farc, sino que pertenece a la ciudadanía y debe ser construida por todos.
“La paz es nuestra. Los ciudadanos tenemos la capacidad de transformar las dinámicas del conflicto armado y de las violencias en el país. Y para hacerlo debemos ser agentes de paz en la vida cotidiana, en el aula de clase, en la casa, en el barrio y en nuestras militancias sociales, ¿Vamos a dejar la paz en manos de unos cuantos partidos políticos? ¿O nos apropiamos de la paz en la vida cotidiana?”, reflexionó Wills, quien fue la única mujer que hizo parte de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas en los diálogos de La Habana, Cuba, para aportar reflexiones sobre los orígenes y consecuencias del conflicto armado.
Durante la cátedra, Wills se mostró afectada por la situación de las mujeres antes, durante y después de distintos hechos violentos. En una charla académica y muy personal, hizo una reconstrucción de lo que ha sido su trayectoria como coordinadora del proyecto Género y Memoria, del Centro Nacional de Memoria Histórica, su participación en varias investigaciones desde el año 2007 en este tema y la publicación de cuatro libros sobre mujeres y violencia sexual en el conflicto armado colombiano, uno de ellos es Mujeres que hacen historia. Tierra, cuerpo y política en el Caribe colombiano.
“Me estremecieron los relatos de las mujeres, escuchar estas historias fue la alerta de que la academia está de espaldas a la experiencia de ellas”, dijo Wills, quien compartió un fragmento de una mujer campesina que bordeaba los sesenta años y que vivía en Trujillo, Valle, municipio donde hubo una masacre extendida durante varios años.
Una tarde, durante una pausa en un taller de memoria histórica, esta mujer reconstruyó su historia, sobre la cual vale la pena reflexionar detenidamente: “Mi infancia, yo la recuerdo muy violenta. Desde que me conozco, he sido campesina… siempre de campo. Entonces, mi papá era un dictador en su casa. Yo era trabajadora de mi papá hasta la edad de los trece. Trabajaba la tierra, sembraba el plátano, el maíz, el frijol. Tenía quince años cuando él me casó con el hombre que quiso, y lo que mal comenzó, mal terminó”.
Aprender a escuchar
Testimonios como el de esta mujer campesina o el de distintas mujeres en diferentes regiones del país fueron escuchados en ejercicios de memoria histórica.
“Cuando empecé a recorrer los territorios, las historias de las mujeres me golpearon. Me pregunté, después de tantos años de estudio, ¿por qué no había leído estas historias que estoy escuchando? ¿en qué país y en qué academia estaba? ¿Por qué el periodismo no cuenta estas historias? Es que no podemos ocultar que hay violencias basadas en género”, explicó María Emma Wills, para quien la memoria histórica permite transitar del conflicto armado y de las violencias a una sociedad en paz.
Su argumento es que hombres y mujeres debemos conocer lo que pasó en la guerra. Lo que implica aprender a escuchar al otro, un reto para una sociedad que ha pasado por más de 50 años de conflicto armado. Por eso propone reflexionar sobre lo que significa escuchar para cada uno, en el lugar que ocupa, en la familia, en los barrios o en las aulas de clase.
“¿Qué tiene que tener un profesor para establecer una relación democrática y en paz con sus estudiantes? ¿Qué significa hacer la paz si tenemos en cuenta la memoria y experiencia de las mujeres? ¿Qué significa para ellas vivir en una sociedad en paz?”, se preguntó .
A partir de ahí propuso procesos de memoria histórica para conocer las historias y narrativas, para comprender emocional e intelectualmente lo que han vivido las mujeres antes, durante el conflicto y en el presente.
Esto significa dejarlas participar desde sus experiencias y comprender que el género es una categoría relacional, que busca comprender cómo se construyen e hilan las relaciones entre hombres y mujeres, entre diversidades sexuales, y cómo esas relaciones tienen asimetrías de poder y privilegios.
No es solo la experiencia de las mujeres, sino esa experiencia en relación con otros. Por eso la definió como una categoría crítica, que busca visibilizar el poder en las relaciones más cotidianas, y esas relaciones pueden ser positivas si hay cooperación o pueden desvalorizar, subyugar y dominar al otro… o a las otras.
“La vida de las mujeres puede desenvolverse en arreglos totalitarios, donde ellas no tienen ni voz ni voto, ni siquiera sobre su propio cuerpo, porque el cuerpo femenino forma parte de los recursos a distribuir; en arreglos autoritarios, donde hay una combinación entre diálogo y violencia; y en arreglos democráticos, donde las mujeres están en una condición paritaria con la voz masculina y ejercen un ejercicio profundo de derechos, incluido su propio cuerpo”, enfatizó Wills, e invitó al público a cuestionarse si los candidatos presidenciales están abordando o no el tema de las violencias de género en sus propuestas.
A los académicos, Wills les recordó la importancia de realizar análisis cruzados entre la categorías de género, clase social y etnicidad para comprender las variaciones entre la distribución de poder.
*Este artículo fue publicado originalmente en el portal de la Universidad de Antioquia, disponible aquí: ver noticia.
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