La Fiscalía de Justicia Transicional imputará cargos al excomandante paramilitar Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, por el asesinato del antropólogo y profesor de la Universidad de Antioquia, Hernán Henao Delgado, ocurrido hace 19 años, el 4 de mayo de 1999.
Por: Natalia Maya
“El asesinato de Hernán Henao Delgado sigue en la impunidad, a pesar de que en el último año y medio hubo algunos movimientos importantes de la Fiscalía para avanzar en su esclarecimiento”, afirma Alberto León Gómez, abogado apoderado del caso.
Los movimientos a los que se refiere Gómez, además de la investigación que se encuentra abierta en la Fiscalía Nacional Especializada de Derechos Humanos, tienen que ver con la inclusión, en 2017, del proceso en el sistema de Justicia Transicional, antes Justicia y Paz. Lo que llevó a la Fiscalía 15, de Justicia Transicional, a considerar la viabilidad de imputar cargos a alias ‘Don Berna’, por su presunta participación en el asesinato del profesor Henao.
La investigación por el crimen está incluida en el Informe de casos de connotación elaborado por esa Fiscalía, en el que se documentan los asesinatos de defensores de derechos humanos, intelectuales, líderes sociales y comunitarios a manos de Carlos Castaño Gil y alias ‘Don Berna’.
En junio de 2016, ese informe fue presentado ante el Tribunal Superior de Medellín en una audiencia de formulación y aceptación parcial de cargos en contra de ‘Don Berna’, en la que este reconoció –como ya lo había hecho en algunas versiones libres– su participación en los crímenes de Jaime Garzón Forero, Jesús María Valle Jaramillo y de los investigadores del Cinep Elsa Alvarado y Mario Calderón, ocurridos entre 1997 y 1999 y perpetrados por ‘La Terraza’, banda que estaba al servicio de las estructuras paramilitares.
En dicha audiencia, Rubén Darío Pinilla, que para entonces trabajaba como magistrado del Tribunal Superior de Medellín, llamó la atención de que ‘Don Berna’ no había hecho referencia clara a los casos de otros intelectuales y defensores de derechos humanos asesinados en la misma época y con un modus operandi similar, como el del profesor Henao, ocurrido el 4 de mayo de 1999 en su oficina del bloque 9 de la Universidad de Antioquia, hasta donde llegaron sicarios, dos hombres y una mujer, a dispararle múltiples veces.
Para los investigadores adscritos al Despacho 15 de la Fiscalía de Justicia Transicional, encargados de documentar los casos atribuibles a alias ‘Don Berna’, el hecho de que el asesinato del profesor Henao no hubiese sido imputado todavía, fue una de las razones para, en 2017, solicitarle a su esposa, Dora Tamayo, que reportara el caso en Justicia Transicional, con el propósito de reunir la documentación necesaria para la próxima audiencia de formulación de imputación contra el exjefe paramilitar.
Además, en marzo de ese año, Nancy Posada Ramírez, fiscal de apoyo de la Dirección Especializada de Justicia Transicional, le solicitó al Instituto de Estudios Regionales (Iner) de la Universidad de Antioquia, la hoja de vida del profesor Henao, así como las investigaciones lideradas por este mientras fue coordinador del Instituto, los lugares donde se llevaron a cabo y las comunidades con las que desarrolló dichos estudios, por los cuales la Fiscalía considera que el profesor se convirtió en blanco del paramilitarismo.
Estos archivos y la realización de entrevistas a personas clave en el proceso, integran el material con el cual la Fiscalía de Justicia Transicional está documentando el caso en aras de la imputación a alias ‘Don Berna’.
De acuerdo con fuentes de la Fiscalía “existen serios indicios de que el asesinato del doctor Hernán Henao fue perpetrado a manos de una banda delincuencial que prestaba sus servicios sicariales a las Autodefensas, bajo órdenes de Carlos Castaño y alias ‘Don Berna’, toda vez que el asesinato comportó un mismo modus operandi al de otros casos ya aceptados y confesados por este último, como el de Jesús María Valle y los investigadores del Cinep”.
La banda delincuencial a la que se refieren las fuentes de la Fiscalía es ‘La Terraza’, conocida porque estuvo al servicio, primero de Pablo Escobar y luego de las Autodefensas. En el año 2000, esa banda envió una carta (ver carta) dirigida a diferentes autoridades judiciales y gubernamentales en la que se atribuían la responsabilidad material de crímenes como el de Jaime Garzón, Elsa Alvarado, Mario Calderón, Jesús María Valle, Eduardo Umaña y Hernán Henao, estos tres últimos asesinados, supuestamente, con la misma arma de fuego.
Independientemente de lo que ocurra en la posible audiencia, investigadores de la Fiscalía aseguran que el proceso debe continuar para buscar terceros responsables, que es lo que esperan muchas familias de las víctimas del paramilitarismo en el país. Y si bien el caso está a un año de prescribir, Alberto León Gómez, abogado de la familia de Hernán Henao, afirma que, aunque todavía no se ha hecho una solicitud oficial para que el crimen sea declarado de lesa humanidad, acudirán a este recurso con el propósito de que el proceso no se cierre hasta que se descubra toda la verdad de lo ocurrido.
La ausencia de Hernán Henao
El día de su asesinato, el profesor Henao, de 52 años, padre de dos hijas y reconocido como uno de los antropólogos sociales más brillantes del país, había llegado a su oficina a las seis de la mañana como de costumbre y les había dejado en sus puestos de trabajo a las secretarias e investigadores, “las noticas” que solía escribirles con las responsabilidades que tenían a su cargo. “Esos gestos lo reafirmaban como el más trabajador y el más entusiasta del Instituto”, recuerda Doralba Gutiérrez, secretaria del Iner.
En medio de la conmoción que generó el asesinato en la academia, Jaime Restrepo Cuartas, rector en esa época de la Universidad de Antioquia, fue enfático en afirmar que el director del Iner «era un investigador de las regiones, un buscador de caminos sólidos para conducir el proceso de regionalización de la Universidad”. Incluso María Teresa Uribe, cofundadora del Instituto de Estudios Regionales, aseguró en el documental La memoria del amor: Hernán Henao, que, si hubiera tenido que hacer una lista de las personas de la Universidad de Antioquia a las cuales les hubiera podido pasar algo en ese momento, “Hernán nunca hubiera estado ahí”.
La defensa de la vida, la equidad y la universidad pública fueron las principales apuestas de Hernán Henao. Algunos de los investigadores que trabajaron con él, como Rubén Fernández Andrade, María Teresa Arcila y Clara García, coinciden en que sus luchas eran más desde la academia, abogando, precisamente, por un compromiso ético y político de una intelectualidad que cuestionara y confrontara la realidad y sus injusticias, una intelectualidad que en últimas terminaba siendo incómoda para el poder y los criminales. Meses antes de su asesinato había concluido una investigación sobre el desplazamiento forzado de sesenta familias campesinas en el Urabá antioqueño, un tema sensible del que apenas estaba comenzando a hablarse en el país.