¡Pacifista! nació como un portal web enfocado en el cubrimiento de las negociaciones de paz que se entablaron en La Habana, Cuba, entre el Gobierno y las Farc. Después de la firma del Acuerdo Final y de la puesta en marcha de su la implementación, este medio de comunicación le dio un giro casi total a su línea editorial; según su director, Camilo Jiménez, su foco está puesto en la ciudadanía, sus preocupaciones, intereses y causas.

Por “.co.de”, proyecto que reúne a los socios de la Deutsche Welle Akademie en Colombia
Fotografía: Felipe Restrepo

Se necesitaban 20.000 apoyos digitales –una firma virtual o una interacción en redes como un like– para que el Ministerio del Interior instalara una mesa trimestral en la que se rinda un informe sobre la situación de derechos humanos de los líderes sociales en el país. El total de firmas fue entregado de manera simbólica el pasado 16 de noviembre, en cuatro cajas, al ministro del Interior, Guillermo Rivera, y al viceministro de la misma dependencia, Luis Ernesto Gómez. De esta manera se garantizó un espacio en la estrategia “Causas Ciudadanas”, adelantada por el Viceministerio para la Participación e Igualdad de Derechos que, en resumen, busca visibilizar propuestas con un alto grado de respaldo ciudadano.

En este caso, la iniciativa estuvo liderada por algunas organizaciones de la sociedad civil: las campañas El Avispero, la Fundación Prolongar, el movimiento estudiantil Pazsiempre, el movimiento Ejército de la Tierra y la campaña No nos quiten los colores, apoyadas por el portal periodístico ¡Pacifista!, que desde el 1 de diciembre de 2016, decididamente, ha hecho una apuesta editorial por llamar la atención sobre las muertes sucedidas tras el inicio de la implementación de los acuerdos de La Habana.

Con este esfuerzo, se consiguió, además, que los representantes del gobierno prometieran abrir un espacio a los miembros de la campaña en las reuniones de la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad y, asimismo, apoyarlos en cualquier esfuerzo de visibilización de la violencia ocurrida en contra de los líderes sociales.

Esta campaña, que estuvo rodando en las redes sociales durante los meses de septiembre, octubre y principios de noviembre, se inscribe en una clara voluntad política que ¡Pacifista! no duda en confirmar.

Contra todo principio de objetividad defendido por el periodismo clásico, el portal periodístico, nacido durante el desarrollo de los acuerdos –para informar y explicar el proceso de paz entre el gobierno nacional y la ahora desmovilizada guerrilla de las Farc–, se dispuso a cumplir un papel activo en la defensa de la vida de aquellos que lideran en sus territorios procesos como la sustitución de cultivos ilícitos o la restitución de tierras. Por demás, según el contador que el mismo portal lleva, hasta el día de hoy han sido asesinadas 59 personas con un perfil de liderazgo capaz de transformar comunidades en función de la construcción de paz.

El proyecto “.co.de”, que reúne a los socios de la Deutsche Welle Akademie en Colombia, y del que hace parte Hacemos Memoria, conversó con Camilo Jiménez, director editorial de Vice y ¡Pacifista!, sobre las apuestas periodísticas que este portal ha asumido en la transición a la paz.

¡Pacifista! nace como una propuesta para cubrir el proceso de paz. El proceso de paz ya finalizó; sin embargo, el trabajo de ¡Pacifista!, no. ¿Cuál ha sido el cambio de enfoque que ha vivido este medio de comunicación?

Voy a tomar un concepto de tu pregunta y es el de proceso de paz. Si uno mira el proceso de paz como aquello que debía conducir a la firma del acuerdo, ese proceso de paz ya se acabó, pero si uno mira el proceso de paz como algo más grande, más amplio, como todo lo que tiene que ocurrir para que finalmente los colombianos podamos vivir en paz, eso está lejos de haber terminado. Lo que hemos venido haciendo en ¡Pacifista! es abrir nuestras alas, nuestro espectro y permitir que otros temas que son importantes y críticos para esa paz entren al portal y, digámoslo así, hagan parte de nuestro cubrimiento, pero que también sean parte, ojalá siempre muy orgánica, de nuestra comunidad. ¡Pacifista!, para resumirte, es un medio de sociedad, sobre la ciudadanía y sus preocupaciones e intereses, sus deseos de llegar a vivir en paz.

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¡Pacifista! ha sido muy importante en este proceso de posacuerdo porque ha puesto la mirada en el asesinato de los líderes sociales. Específicamente, una de las propuestas de ¡Pacifista!, bastante polémica, es el contador de líderes asesinados. ¿Cuál fue el origen de esa propuesta y las transformaciones que ha tenido hasta hoy?

Contar muertos siempre va a ser un ejercicio controvertido y yo entiendo muy bien las voces críticas que tenga eso, pero finalmente nosotros no debemos olvidar en ¡Pacifista! que somos periodistas y nuestra tarea es registrar la información y visibilizarla. Nuestra necesidad de impactar estaba dirigida a la ciudadanía que normalmente no se interesa por estos temas, a la que no parece interesarle el asesinato de un líder social. Sentimos que la forma más impactante de hacerlo era con un contador; entonces, lo pusimos en redes sociales.

No quiero decir que las autoridades estén ahora moviéndose más por ¡Pacifista!, pero el esfuerzo de ¡Pacifista! sí se sumó a otros que hubo desde la sociedad civil para que este tema fuera central en los intereses del gobierno. En este momento hay por lo menos unas 5 o 6 entidades del Estado que están, ahora sí, haciendo un trabajo muy serio para conocer lo que está pasando, no sólo con líderes sino con miembros de movimientos políticos o sociales de derechos humanos y de promoción del acuerdo de paz que están siendo amenazados.

¡Pacifista! también llevó el contador a la calle, hicieron un mural en Bogotá. ¿Cómo fue esa experiencia?

Lo que estaba pasando con nosotros era que nos estaba agotando mucho emocionalmente tener que hacer ese contador en internet. Por otro lado, cuando actualizábamos el contador, nos estábamos dando cuenta de algo que suele ocurrir en las redes sociales y era que estábamos, sin quererlo, armando una burbuja dentro de la cual solo participaban siempre las mismas personas. Entonces, la forma que encontramos para romper eso, romperlo radicalmente, fue salirnos de internet. Nos reunimos con Toxicómano callejero que es un colectivo de arte urbano bogotano muy famoso a nivel nacional y nos sentamos a hablar a ver qué podíamos hacer juntos. Decidimos hacer un mural en la calle 67 con carrera Séptima en Bogotá. Nos costó mucho dinero hacerlo, mucho esfuerzo hacerlo y lo tuvimos 4 meses.

Cuando teníamos que actualizar el mural, salíamos a repartir panfletos, a hacer videos, a preguntarle a la gente exactamente cómo estaba percibiendo esto. A la mayoría de las personas no parecía realmente importarle. El mural tenía varios mensajes, decía: “no más líderes asesinados”, “peligro de muerte”, ese fue el aporte de Toxicómano. A él le dimos la libertad de hacer lo que quisiera, puso una especie de paramilitar en el fondo y después lo cubrió con una calavera y con un aviso enorme que nuevamente decía “peligro de muerte” y después había un lema que decía: “tú también puedes estar amenazado”, como para intentar decir que el asesinato de líderes sociales es el asesinato de personas y de personas como cualquier otro ciudadano… y tenía el contador, aparte de eso.

Hablemos ahora de la campaña “Ni un muerto más” de la que hace parte ¡Pacifista!

El Ministerio del Interior hace unos meses lanzó una iniciativa que se llama “Causas ciudadanas”, que básicamente lo que hace es que si un grupo de personas o una organización logran posicionar una causa a través de cualquier medio, puede ser desde las firmas hasta cualquier red social, el Ministerio del Interior se compromete a ayudarles para que esa causa logre avanzar. Cuando nos enteramos de eso, dijimos: “pues nosotros en ¡Pacifista! llevamos mucho tiempo empujando esto, no somos una organización activista, pero sí somos muy cercanos a la sociedad civil, ¿por qué no invitamos a algunas organizaciones de la sociedad civil? La primera discusión fue “¿qué le vamos a pedir al gobierno?, ¿qué dejen de matarlos?, eso tampoco lo puede cumplir el gobierno así no más”. Entonces, lo que hicimos fue hacer una petición muy específica y es pedirle al gobierno que cada 3 meses siente a las entidades del Estado involucradas en esta temática para hacer una rendición de cuentas sobre el tema.

Esa iniciativa pone en discusión esa idea que se tiene de que el periodismo no debe involucrarse con una propuesta o iniciativa política. ¿Qué los impulsó a ustedes a dar ese paso?

Son formas de ver el periodismo. Hay una escuela que es la que dice que el periodismo debe ser absolutamente objetivo, y para mantener esa neutralidad nunca debe involucrarse como lo haría una organización de activistas o políticos. Ese es el periodismo que hemos visto hacer durante todo el siglo XX y quizá los primeros años de este siglo, que ha sido muy útil para la sociedad, pero es un periodismo que también tiene problemas, porque finalmente – y eso ya es mi punto de vista personal– es imposible apagar el interruptor de la opinión. No les temamos a los puntos de vista, a tomar posición, siempre y cuando no perdamos los principios periodísticos, y el principio periodístico no es ser objetivo, es ser justo y equilibrado. Vice es, digámoslo así, como el papá de ¡Pacifista!, se percibe así mismo no solamente como un medio de comunicación sino como un actor cultural, entonces yo diría que ¡Pacifista! no se percibe así mismo solamente como un medio de comunicación sino como un actor político y un actor de la sociedad civil. Me parece que eso es un tema de experimentación muy útil y hasta ahora nos ha permitido vivir.

¿Cuáles son los retos que tiene ¡Pacifista! hoy en su relación con las regiones y las comunidades?

En ¡Pacifista! estamos convencidos de que tenemos que ir a las regiones y buscar la mayor cantidad de información que pueda surgir de ahí. En los tres años que tiene ¡Pacifista!, hemos hecho muchos viajes que nos han permitido realmente contar historias que poca visibilidad tienen en los medios de comunicación, y eso nos alegra. Eso no quiere decir que estamos viendo el país desde Bogotá. Tampoco se trata de tener una oficina en las regiones ni de imponer una forma de hacer periodismo. Yo pienso que uno debería tener presencia regional si trabaja con los que están allá. En este momento, lo que tenemos en ¡Pacifista! no son oficinas, sino una red.

En el caso específico de los líderes sociales nosotros hemos estado en la capacidad de cubrir este tema con tanto detalle y con tanta dedicación, en gran parte porque tenemos una red de organizaciones que nos están informando sobre eso. Obviamente después de recibir un dato de esas organizaciones hacemos un trabajo de verificación periodística. Les cuento una historia: tuvimos un encuentro a puerta cerrada con el cuerpo élite de la policía y entre las cosas que nos contaron fue: “en Colombia hay seis organizaciones que están haciendo un trabajo de información importante y una es ¡Pacifista!”; entonces, eso nos gusta, otra vez, nos da esa sensación de deber cumplido que en el periodismo es tan difícil de alcanzar.