En la Fiesta del Libro y la Cultura

Con la certeza de que todos los habitantes de Medellín tienen una historia para contar, el proyecto Hacemos Memoria, apuesta de la Universidad de Antioquia y la DW Akademie, participa en la IX Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín con la realización de talleres de activación de la memoria.

Desde el martes 15 y hasta el sábado 19 de septiembre, a las 10 de la mañana y a las 2 de la tarde, ponen en marcha esta actividad, que más que un taller se convierte en un juego de exploración y reconocimiento de qué es la memoria histórica, qué hechos han vivido los ciudadanos de a pie de Medellín, y cómo se vinculan estas experiencias a las distintas violencias ocurridas en la ciudad, el departamento y el país.

Así, por estos talleres han pasado grupos de escolares, asociaciones de víctimas del conflicto armado, transeúntes desprevenidos de la Fiesta del Libro y también estudiantes de distintas carreras profesionales.

Pero hoy, esta mañana, el taller reunió a un grupo poco usual en eventos culturales como este. Los asistentes, puntuales a las 10, fueron 15 habitantes de Medellín que hace poco vivieron en la calle, quizás debajo del recientemente desalojado puente Horacio Toro o en alguna orilla del río Medellín. Ellos, en su ejercicio ciudadano, visitaron la Fiesta del Libro y la Cultura en compañía de gestores sociales del Sistema de Atención al Habitante de Calle Adulto, de la Alcaldía de Medellín.

Estos 15 participantes de los talleres se convirtieron en reporteros de último minuto. La asignación, contó Elizabeth Otálvaro, estudiante de Periodismo encargada de la actividad, consistió en preguntarles a los visitantes de la Fiesta qué vivencias tuvieron en la Medellín de los años setenta, ochenta, noventa y de la década del dos mil. Se trataba, pues, de reconstruir la memoria de la ciudad reciente.

Luego, con los hechos que sus personajes entrevistados recordaban, los participantes del taller se inventaron representaciones artísticas, un magazín de televisión y líneas de tiempo dibujadas para situarse de otra manera en la ciudad que alguna vez los vio deambular sin rumbo preciso.

En palabras de Elizabeth, quien los acompañó en este juego de recordar y ser reporteros, “fue una experiencia maravillosa para mí, para todos los que pudimos interactuar con ellos, porque nos encontramos en un punto de la historia, nos conocimos y pudimos aprender mucho de sus vivencias”. Así mismo, los participantes del taller sintieron —acaso como pocas veces en sus vidas—, que hacen parte de la sociedad, que tienen una voz para contar quiénes son y que ellos también hacen parte de la memoria viva de Medellín y del país.

Al final, las palabras de uno de los participantes resultaron emotivas: “Nunca nos olvidaremos de este día”.