Para la directora de la Unidad Búsqueda de Personas Desaparecidas, más que cifras, Colombia necesita saber quiénes son los desaparecidos y quiénes los están buscando. El reto es convencer a las instituciones de la importancia de esta labor humanitaria.
Por Camilo Castañeda Arboleda
Establecer el universo de personas dadas por desaparecidas, crear el Registro Nacional de Fosas, definir y hacer público el Plan Nacional de Búsqueda y poner en marcha planes regionales de búsqueda, son las prioridades que tiene para 2021 la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas en Colombia, según reveló la directora de esa institución, Luz Marina Monzón.
En entrevista con Hacemos Memoria, Monzón recordó que los pactos por la búsqueda son una iniciativa de la Unidad que busca comprometer a las instituciones locales y regionales del Estado con la búsqueda coordinada y articulada de las personas que fueron desaparecidas de manera forzada en medio del conflicto armado en Colombia. Y anotó que a marzo de 2021 hay pactos firmados en Meta, Magdalena y Antioquia.
Para Monzón, quien estará en la dirección de la Unidad de Búsqueda hasta el 2023, el compromiso de las instituciones estatales depende, en principio, de que los funcionarios sean conscientes de la importancia que tiene la labor humanitaria de buscar a las personas desaparecidas, algo que “jamás ha estado en la agenda pública, ni mediática, ni política del Estado”. Además, agregó, el trabajo debe contar con la participación activa de los familiares de las víctimas y las organizaciones sociales que desde hace décadas acumulan experiencia en esta tarea, justamente porque no han recibido respuestas oportunas por parte de los organismos estatales.
Luz Marina, la Unidad de Búsqueda tiene una labor muy compleja ¿Qué es lo más gratificante del trabajo que han hecho hasta ahora?
Una de las cosas más gratificantes es haber podido estructurar una institución que tiene el propósito transformar los obstáculos a los que se han enfrentado históricamente las víctimas para encontrar a sus seres queridos. Que haya pasado de estar en el papel y que hoy sea una institución que está en el territorio, que está al alcance de las víctimas, es un logro importante. También, tener el respaldo de las víctimas que buscan a sus seres queridos, porque fueron ellas quienes dieron lugar a que se estableciera este mecanismo y tienen mucha esperanza en él. Sin embargo, entiendo que por la lentitud de las respuestas, en ocasiones, la institucionalidad termina decepcionándolas y desesperanzándolas. Creo que es lógico en cualquier proceso de paz que las respuestas y el dinamismo de las nuevas instituciones sea lento y que las víctimas esperen respuestas ya. Por eso nosotros apuntamos a generar condiciones para la articulación interinstitucional.
La Unidad puede tener un equipo, autonomía, puede ser una institución humanitaria, pero si no puede articularse con toda la institucionalidad del Estado no puede avanzar en resultados y en esas respuestas que necesita la gente. Esa es la razón por la que hicimos el Pacto por la Búsqueda en Antioquia: es necesario no solo que haya consciencia de que es indispensable coordinarse, sino que además es necesario visibilizar algo que no ha estado jamás en la agenda pública, ni mediática, ni política del Estado, que es la búsqueda de los desaparecidos. Ver: Los retos que deberá superar el pacto por la búsqueda de desaparecidos en Antioquia
En Colombia, tanto las instituciones del Estado como las organizaciones de víctimas ofrecen cifras distintas de los desaparecidos en el país. Para la Unidad es prioridad dar a conocer el universo de personas víctimas de desaparición ¿Cómo va esa tarea?
En Colombia hay muchas cifras, pero no sabemos quiénes son los desaparecidos, no solamente es que no haya consolidados, sino que no sabemos quiénes son y mucho menos quiénes los están buscando. El reto que tiene la Unidad es poder contar quiénes son los desaparecidos y quiénes los buscan. Nosotros venimos trabajando en la recolección y organización de la información y en unas herramientas tecnológicas que permitan ir visualizando quiénes son esos desaparecidos. La idea es que entre este año y el próximo podamos ir dando cifras autónomas de la Unidad con esta perspectiva.
No nos vamos a poner de acuerdo ni con la Fiscalía, ni con Medicina Legal porque tenemos mandatos distintos, pero, desde el mandato legal de la Unidad y de la búsqueda de desaparecidos, estas deberán ser las cifras oficiales más comprensivas e incluyentes. Aunque no es que las haremos aparte, las estamos haciendo con el concurso de esas bases de datos de Medicina Legal, de la Fiscalía y del Centro Nacional de Memoria, lo que pasa es que la idea del análisis es distinta.
Nosotros tenemos un propósito y es entregarle a la Comisión de la Verdad, coordinadamente con la JEP, un universo preliminar —que siempre será así por la ausencia de información— de personas desaparecidas dentro del conflicto, que sea útil para el informe de la Comisión de la Verdad y les ayude a sustentar recomendaciones que vayan en la línea de resolver estos problemas.
¿En qué momento vamos a conocer el Plan Nacional de Búsqueda y cómo será la participación de las víctimas?
El Plan Nacional de Búsqueda es un documento estratégico e integral para la búsqueda, pero desde una perspectiva global, no son búsquedas específicas ni en lugares específicos. Entre 2018 y 2020 lo definimos, formulamos y sustentamos conceptualmente. En este momento trabajamos en definir la ruta: cuáles son las metas, indicadores, las responsabilidades y el presupuesto. La idea es que en agosto esté ya publicado.
La participación de las víctimas, así como cuando formulamos este documento conceptual, consiste en poder tener un diálogo en el que podamos definir con ellas, dentro de los tres ejes estratégicos del Plan (Quiénes son los desaparecidos, qué les pasó, dónde están), cómo pueden participar de manera constructiva, participativa, pero como sujetos políticos. Por decir algo, hay una estrategia de consolidación de la información, ellas desde dónde quieren aportarle a esa consolidación de la información, cómo participan en la construcción de este documento.
Todo este trabajo debe ser la base de la política pública, por eso nosotros tendremos unos diálogos con las víctimas. Adicionalmente, habrá una coordinación con las instituciones. Este documento tiene que mostrar todo el mapa institucional: quiénes convergen, en qué, a través de qué y cómo. En agosto ese documento será público.
En Colombia las víctimas han buscado a sus familiares desaparecidos desde hace décadas ¿Qué aprendizajes de la experiencia recogida por las víctimas y las organizaciones que acompañan la búsqueda deben estar presentes en este Plan y en la labor que hace la Unidad?
Son muchos. El que me parece más potente es ¿cuál es la relación que el Estado tiene con la sociedad? Una relación de subordinación, tu le pides al Estado que te satisfaga equis cosa y el Estado te responde o no. Además es una relación desigual, en términos de posibilidad de incidir en lo que necesitas. Tal relación genera desgaste: si empezaste con un reclamo, cunado te responden tienes muchos otros reclamos de todo lo que te ha pasado durante ese tiempo. Ahí terminas teniendo una relación distante con eso que pasa con el Estado. La gran oportunidad que tenemos en el Sistema de Justicia Transicional es tener una relación distinta en la que las víctimas no solo reclamen que se les responda dónde están sus seres queridos, sino que puedan, con su conocimiento y su experiencia, aportar a la construcción de metodologías, planes regionales de búsqueda y experiencias que le permiten a la Unidad ampliar su cobertura, porque si las víctimas y organizaciones pueden hacer tareas que contribuyen para encontrarlos, la Unidad puede acordar con ellas que ese apoyo contribuya a agilizar la búsqueda.
Según la Unidad, en Antioquia hay registro de 30.607 personas desaparecidas, es el departamento más afectado del país ¿Qué particularidades hay en cuanto a retos para la búsqueda en Antioquia?
Hay muchos retos, pero no sé si hay particularidad en Antioquia porque se comparte la problemática con el país. Antioquia es enorme, tiene muchas regiones y pueden ser completamente distintas, igual que las lógicas del conflicto armado. Tenemos que focalizar estrategias de búsqueda en esas regiones casi como si fueran un solo departamento. Eso es un reto importante. Frente a esto hay una fortaleza, hablando del caso del Oriente, tienes unas organizaciones de víctimas y unas iniciativas sociales muy potentes, eso agiliza mucho el trabajo.
Siento que hay otro reto y es la diversidad de escenarios de búsqueda: cementerios, ríos, La Escombrera –muchos sitios similares a estos– que demandan metodologías destinas de abordaje, metodologías que no necesariamente están exploradas. Todo el mundo habla de cómo van a buscar en ríos, pero no hay precedentes de Estado en búsqueda en este escenario. Entonces, hay que crear esa metodología y eso puede ralentizar los procesos. Un familiar se queda con una idea legítima y es: ‘yo sé que lo tiraron al río y quiero que lo busquen ahí’. Técnicamente puedes decir: es que el río no se queda con el cuerpo, salvo algunas cosas muy particulares. Pero es claro que el familiar necesita que se lo expliquen técnicamente después de que se haya explorado, para que comprenda por qué su ser querido no está ahí, y para que pueda moverse del lugar, es decir, transformar esa expectativa de que si su ser querido está ahí por qué no van y lo buscan ahí, ya que eso genera mucha angustia.
El Registro Nacional de Fosas es otra tarea que tiene la Unidad para este año ¿Dónde se enfoca la búsqueda de ese registro y cómo van?
Nosotros tenemos que generar el Registro Nacional que no existe. Tenemos que estructurar la herramienta tecnológica, la metodología de la recolección de la información y su sistematización. En eso estamos casi listos, paralelamente nosotros venimos recolectando información que viene de instituciones, de organizaciones, de víctimas y de excombatientes. Esa información la estamos analizando, cruzando y la idea es que en esta herramienta, que estamos a punto de poner en marcha, se vaya visualizando públicamente cuál es la dimensión de esas fosas.
Yo creo que lo importante es que, así como todo el mundo habla de 100 mil desaparecidos y la gente dice que eso es terrible —yo no sé cuántas personas han pensado en la dimensión de esa cifra para saber de qué estamos hablando—, debe pasar igual con las fosas. La gente dice que este país es una fosa, pero dónde están, cuántas son, donde se concentran, ese instrumento nos tiene que ayudar a visualizar cuál es la dimensión del abordaje: hay mil, hay doscientas, hay cien, porque dependiendo de eso tu dices la estrategia del abordaje, si va a ser en dos años o en un año, dependiendo de las características, porque ahora hablamos de fosas como si todas fueran iguales, pero no, puede haber individuales, colectivas, unas pueden estar entre el agua otras en la tierra, y hay unas que están en laderas. La caracterización es poderle poner cara a la problemática y al desafío de la búsqueda. Yo espero que este año empecemos a mostrar resultados de ese registrado.
Los familiares de los desaparecidos tienen muchísimas expectativas en su labor ¿Qué le diría usted a las víctimas de desaparición?
Yo le diría que no tenga ninguna duda de que esta institución las va a apoyar, que estamos comprometidos con hacer todo lo que sea necesario para encontrarlos. Que hay una voluntad, un compromiso y una ética en hacer este trabajo humanitario y extrajudicial. También, que es muy importante que sientan que esto lo tenemos que hacer juntos, porque esto no se había hecho, y aunque haya una experiencia acumulada no había existido una institución dedicada exclusivamente a la búsqueda. Las condiciones que nos dio el mandato no tienen precedentes, eso significa una oportunidad, pero también un proceso que no necesariamente es tan rápido como uno quisiera y como ellas necesitan. Lo importante es que tengan la confianza de que lo hacemos con el compromiso y con la voluntad para que el trabajo sea serio y se les puedan dar respuestas. Ojalá la respuesta sea decirles: aquí está su ser querido, pero, si no es así, poderles responder que los resultados hacen parte de un estudio y un análisis y no de una evasión de responsabilidad.