Proteger el ecosistema de las elevadas montañas de Tolima se ha convertido en un factor de riesgo y amenaza para los ambientalistas que se oponen a los intereses que algunos particulares tienen en esas zonas protegidas.

Por: Verdad Abierta

Desde el 8 de enero, día en que desapareció Gonzalo Cardona Molina, los pobladores del municipio de Roncesvalles, en el suroccidente de Tolima, sintieron gran incertidumbre, pero el 11 de enero fue de conmoción general tras enterarse del hallazgo del cuerpo sin vida de este defensor ambiental en una vía terciaria entre los municipios de Sevilla y Tuluá, Valle del Cauca.

Cardona fue un protector del loro orejiamarillo en una reserva natural en el páramo Yerbabuena, donde vivía con su familia, con el apoyo de la Fundación Proaves. Durante más de veinte años, se dedicó a estudiar el comportamiento de esta especie, que estuvo en peligro de extinción. Además de proteger los páramos y cultivar la palma de cera, se destacó por hacer pedagogía en conservación del ecosistema con estudiantes y campesinos de la región.

Este líder ambiental se relacionó con la Fundación desde 1998 cuando la institución inició el programa de preservación del loro orejiamarillo. “Inicialmente, nos apoyó mostrándonos la región, ayudándonos con los conteos de los loros, con los procesos de cercamiento a los bosques que tienen palma de cera y con los procesos sociales con las comunidades, para hacerle conocer a Roncesvalles la importancia de la conservación de esta especie”, recuerda Alex Cortés, director de Conservación de la Fundación Proaves y amigo de Cardona.

Yesica, esposa del ambientalista asesinado, cuenta que “en la familia nadie era líder, pero cuando conoció el proyecto, Gonzalo comenzó a acompañarlos, incluso sin plata para los pasajes o para pagarle la semana de trabajo, pero él seguía ahí”.

Pese a las dificultades económicas, se fue formando como líder y dándose a conocer en la región. Antes de esas actividades, se dedicaba a trabajar en algunas de las grandes haciendas asentadas en Roncesvalles.

Poco a poco, Cardona fue conociendo la importancia y riqueza natural de su municipio, que tiene 76 mil hectáreas de extensión, de las que el 45 por ciento son zona de páramo y 12.946 hectáreas están protegidas desde 2017 por el Acuerdo 023 expedido por Cortolima, concretadas en el Parque Natural Regional Anaime – Chilí, que, además, abarca los municipios de Ibagué, Cajamarca y Rovira.

Roncesvalles “se destaca por paisajes engalanados con la palma de cera y es el hábitat del loro orejiamarillo. Tenemos los páramos Las Azules y La Yerbabuena, y hacemos parte del complejo de páramos Chilí – Barragán. En los páramos se encuentran lagunas naturales y tienen riquezas hídricas enormes”, destaca Luis Carlos Forero, vocero del Comité Ambiental por la Defensa de la Vida y el Territorio de Roncesvalles.

Además de sus riquezas, los roncesvallunos resaltan la belleza de sus paisajes durante los amaneceres y atardeceres. “Es uno de los municipios del centro del país y del Tolima con mayor oferta ambiental, no sólo por estar en terrenos de páramo y estar en el parque natural Anaime – Chilí, sino también por estar limitando con el Parque Nacional Natural Las Hermosas”, afirma Fernando Osorio, exgobernador de Tolima (2006-2007) y amigo cercano de Cardona.

“Es una tierra privilegiada –agrega–, de mucha tradición, además de la gran oferta hídrica junto con la de Rioblanco, Chaparral y Planadas. Roncesvalles es en realidad un paraíso ambiental y es uno de los municipios más hermosos que tiene el departamento”.

 

La bota de las Farc

Entrada a Roncesvalles. Foto: cortesía Luis Carlos Forero.

Toda esa diversidad biológica estuvo custodiada durante poco más de cinco décadas por el Frente 21 de las antiguas Farc, que, además, tenían control total del municipio. Uno de los hechos que más recuerdan en Roncesvalles fue la toma guerrillera perpetrada el 14 de junio del año 2000 por una columna subversiva. En ese ataque perdieron la vida 13 policías y 11 guerrilleros, además de la destrucción de gran parte de la infraestructura urbana. (Leer más en: Tomas guerrilleras)

“Por Roncesvalles cruzan varios caminos que van hacia el Valle y hacia el Quindío. La guerrilla de las Farc siempre defendió mucho el posicionamiento en el territorio: primero, por ser un municipio apartado de Ibagué y de Tuluá, en el Valle; y segundo, porque estratégicamente le servía para su accionar de guerra de guerrillas, por eso se presentaron frecuentes muertes de líderes, desplazamientos, tomas de la población. El pueblo quedó desocupado en alguna época”, detalla el exgobernador Osorio, quien también fue director ejecutivo del Comité de Cafeteros de Tolima entre 2000 y 2003.

El exfuncionario recuerda que antes de la toma guerrillera no había presencia de Ejército ni Policía: “Ahí llegó el Ejército y las Farc se retiraron a las veredas. Pero llegaron otros inconvenientes, puesto que ya al llegar el Ejército, la guerrilla tomaba retaliación porque la ciudadanía apoyaba al Ejército y a la Policía, de igual manera estos últimos lo hacían por, supuestamente, apoyar a la guerrilla”.

Un amigo cercano a Cardona, quien pidió no revelar su identidad por seguridad, recuerda que ambos fueron víctimas de las represalias estatales: “Fuimos capturados con el finado Gonzalo, tildándonos de miles de cosas que no eran reales, sólo éramos unos comerciantes, campesinos y servidores del municipio”.

Alrededor de ochenta personas fueron detenidas por las autoridades en el año 2004 en los municipios de Planadas, Rioblanco, Chaparral, Cajamarca y Roncesvalles, acusándolos de rebelión. Entre ellos estaba Cardona.

“Precisamente fue una de las víctimas del conflicto armado. En el gobierno del presidente Álvaro Uribe (2002-2010) se dieron las capturas masivas de campesinos y en una de esas cayó Gonzalo, acusado de ser auxiliador de las guerrillas. Estuvo preso catorce meses, salió libre y después el Tribunal Superior de Ibagué le dio la razón de que no era guerrillero y que el Estado había procedido mal por haber capturado a esos campesinos por simples indicaciones de desmovilizados”, asegura Osorio.

Esa captura, aunque dolorosa e injusta para Cardona y su familia, no lo detuvo en su trabajo de conservación del ecosistema; por el contrario, lo impulsó a ser entusiasta en una labor que sólo él estaba dispuesto a emprender.

“Recuerdo a un hombre feliz entre esas montañas con una cámara fotográfica para llevar registros de esos bosques, lagunas, colibríes y loros orejiamarillos”, expresa el fotógrafo Jesús Abad Colorado, quien pudo conocer al líder ambiental y caminar junto a él esas montañas tolimenses.

 

Líder sensible

Gonzalo Cardona con el loro orejiamarillo. Foto: cortesía Fundación Proaves.

Desde que Cardona empezó a trabajar en la Fundación Proaves, cambió su percepción sobre la tierra y el cuidado de la fauna y la flora, a diferencia de lo que hacía con el ganado, que lo trabajaba para el sustento familiar. Es decir, adquirió conciencia ambiental y después quiso contagiarla a sus coterráneos.

En el primer conteo que hicieron del loro orejiamarillo encontraron que sólo había 81ejemplares y, además, estaban viendo la desaparición de la palma de cera, el lugar donde habitan estas aves. Gonzalo se interesó por preservarlo ya que convivía con ellos, atravesaban su parcela, pero cada vez notaba que eran menos.

“Es una especie que hace veinte años estaba en una situación inminente de desaparecer”, evoca Cortés, de Proaves. “Nos dimos a la tarea de conocer su comportamiento, las limitantes que tiene para el éxito del establecimiento de un lugar y también realizamos trabajos que tienen que ver con el mejoramiento del hábitat para el loro orejiamarillo y procesos de restauración y de cercamiento de los trayectos que tienen palma de cera y regeneración con especies de las que se alimenta el loro orejiamarillo y de palma de cera”.

Otro que guarda recuerdos de Cardona es Forero, quien, además, hace parte de la Red de Comités Ambientales del Tolima: “Con Gonzalo me conocí toda la vida, inicialmente lo vi como presidente de la vereda Cucuanita, en el año 2000, donde él vivió bastantes años; después lo vi muchas veces interactuando con los diferentes gobiernos, solicitando el arreglo de vías, proyectos productivos para su comunidad”.

Ya en Proaves, agrega Forero, “Gonzalo y una prima mía llamada Norma Forero, iban a la finca de un tío mío, donde había un pequeño bosque de palma de cera, ponían unos termómetros y una serie de aparatos y allá iban ellos a tomar los datos”.

Años después, la Fundación Proaves compró varios predios rurales en Roncesvalles para continuar con el trabajo de preservación, creando la Reserva Loros Andinos en una extensión de 4.072 hectáreas. Cardona se fue a vivir en uno de ellos, en el páramo Yerbabuena, donde también impulsó el turismo ecológico, hizo senderos, y con los turistas realizaba procesos de reforestación.

“Cuando ya entró a ser funcionario de Proaves, se notaba su entusiasmo defendiendo el medio ambiente, al tanto de los visitantes, comprometido con el corredor ambiental que se hizo entre Roncesvalles y el páramo”, destaca el exgobernador tolimense. “Su casa era el llegadero de una cantidad de aves, de colibríes. Fue un campesino con la ilustración propia de los campesinos de la región, enamorado del medio ambiente y fue así como se dio a conocer”.

Entrada a la Reserva Natural Loros andinos. Foto: cortesía Fundación Proaves.

Y luego consiguió una cámara fotográfica que también se convirtió en una de sus pasiones, aprendiendo, empíricamente a fotografiar todo lo que veía. Así lo recuerda Forero: “Gonzalo fue un personaje. Nunca se veía enojado, era muy extrovertido. Siempre tenía una sonrisa y una cámara, y cada que uno se lo encontraba, mostraba fotos entusiasmado de aves, flores, árboles, de los rastros del oso o del puma en el páramo, fotos a paisajes de atardeceres y amaneceres muy hermosos”.

Cuenta la esposa que Cardona fue considerado el tercer mejor fotógrafo empírico del Tolima, hasta ganó un concurso de fotografía. Y Recuerda que todos los días se levantaba a las 3 o 4 de la mañana para hacer los censos de loros, en muchas ocasiones la familia lo acompañaba y siempre llevaba su cámara al hombro.

Al hablar sobre este líder ambiental, Jorge Montañez, integrante del Comité Ambiental en Defensa de la Vida del Tolima, detalla a un hombre “al que le gustaba caminar mucho por las montañas del departamento y el país, se conocía perfectamente los recorridos del Parque Natural Regional Chilí – Barragán, un baqueano de tiempo completo. Fue una persona muy amable, carismática, se le notaba en cada palabra y actitud el amor por el páramo y la naturaleza en general. En resumidas palabras, un defensor real de la naturaleza donde poco se jactaba de discurso y todo lo llevaba al plano de la práctica”.

Por su parte, Alex Cortés lo evoca como “una persona muy alegre, extrovertida, con un carisma muy impresionante. Llegaba muy fácil a las poblaciones, a las alcaldías, a los consejos, a las entidades y como hablaba con un lenguaje el cual se identificaban los campesinos y ganaderos de la zona, hacía que la barrera que existe entre una persona de afuera, un académico y el campesino, fuera la mínima”.

En el año 2003 la Fundación Proaves lideró el primer Festival del Loro Orejiamarillo y la Palma de Cera, involucrando a los centros educativos rurales. Junto con Cardona, prepararon una actividad que se volvió tradición en Roncesvalles. En 2018 se realizó la versión número trece. “Todos participamos en esas actividades. También nos poníamos de acuerdo para hacer trabajo educativo y pedagógico en las escuelas y colegios”, recalca Forero.

Cardona integró en sus estrategias de defensa del medio ambiente algunas intervenciones en video, que vistas hoy, son un aporte para los tolimenses y el país. Una de esas piezas audiovisuales fue grabada en 2010 y en ella, el líder ambiental habló de lo que más le gustaba: el loro orejiamarillo. (Ver video en: https://www.youtube.com/watch?v=c_TP0AV4WFU)

Todas esas tareas emprendidas en defensa del medio ambiente permitieron que, 23 años después, la población del loro orejiamarillo aumentara considerablemente. En el último conteo que hizo Proaves, en diciembre de 2020, y en el que participó Cardona, se registraron 3.941 individuos.

“Esto hace que sea una de las especies con proceso de conservación de veinte años exitoso y que gracias a esos primeros pasos que dimos con Gonzalo, pudo tener un final feliz, con la especie cubriendo las tres cordilleras y una comunidad sensible a no destruir el hábitat de estos loros”, afirma Cortés.

 

La codicia, una amenaza

Gonzalo en trabajo de campo. Foto: cortesía Fundación Proaves.

Aunque las comunidades ya están conscientes de la conservación de su entorno, no sucede igual con los intereses extractivistas que se han querido imponer en Roncesvalles, una lucha que también emprendió Cardona con el objetivo de preservar los ecosistemas para evitar que fueran explotados. Esa disputa se remonta a más de cien años atrás. “Desde que empezó la colonización de Roncesvalles, hacia 1910, siempre hubo interés por sus tierras, porque sus suelos son excelentes, de origen volcánico y de altura, de clima paramuno y frío. El interés estuvo en la explotación ganadera y algún interés en explotación minera artesanal porque la cordillera de Roncesvalles es muy rica en oro”, cuenta Osorio.

Sin embargo, la explotación de oro no prosperó, pero sí el acaparamiento de tierras para emplearlas en la explotación de la ganadería, afectando, incluso, zonas de páramos.

De acuerdo con el exgobernador tolimense, “siempre ha habido interés de gente poderosa por las tierras, a tal punto que Roncesvalles se convirtió en un territorio de grandes haciendas ganaderas, lo que ha provocado conflicto de tierras con los colonos que viene desde 1920 con la empresa Rocha Hermanos y que se fue solucionando en la medida que la gente fue ocupando las tierras y que el gobierno se vio obligado a adjudicar”.

Aún así, esas tierras ocupadas durante muchos años por campesinos, no tienen titulación y el conflicto por la tenencia continúa. “Hay intereses de familias poderosas que no siguen en el territorio, pero que sí tienen sus bienes. Hay que abonarles que generan empleo. Roncesvalles es un municipio donde más empleo se genera desde las haciendas”, afirma Osorio.

Los intereses minero-energéticos también han puesto a los ambientalistas de este municipio a oponerse a sus pretensiones, porque no se imaginan la destrucción de los ríos que le han dado vida por tantos años a las comunidades rurales. “Impulsamos una consulta popular antiminera en el año 2018. De las 76 mil hectáreas que tiene Rocesvalles, 31 mil hectáreas ya están concesionadas para títulos mineros a cielo abierto y otras 17 mil hectáreas en proceso de solicitud. Son varias empresas: una que se llama Oro Barracuda SAS, la Anglo Gold Ashanti y varias pequeñas empresas que creemos son filiales a ésta”, asegura Forero.

Por el momento no hay ninguna empresa explotando minerales, pero temen que pronto se inicien labores. La consulta popular no la pudieron realizar, pese a que recogieron más de 2 mil firmas, porque durante el proceso la Corte Suprema de Justicia profirió la Sentencia SU095-18 que estableció “que la existencia de límites competenciales para la procedencia de consultas populares territoriales específicamente relacionados con la materia objeto de consulta hace que no pueda ser sometido a decisión de la entidad territorial la decisión unilateral de explotación de los RNNR (recursos naturales no renovables)”.

El exgobernador Osorio afirma que “la Anglo Gold Ashanti, en el primer gobierno de Uribe (2002-2006), se hizo a muchos títulos mineros sin socialización. La verdad es que muchos campesinos de la región jamás supieron que debajo de sus propiedades existía una riqueza aurífera y que los títulos de explotación pertenecían a Anglo Gold, esto ha generado mucha inquietud a raíz de la situación que se presentó en Cajamarca. En eso ha faltado mucha socialización”.

Varios proyectos de generación de energía hídrica han intentado arraigarse en el municipio desde hace varios años, situación que alarma a las comunidades. En el año 2013 diferentes organizaciones realizaron una movilización para rechazar la construcción de hidroeléctricas porque, a su juicio, ocasionarían graves afectaciones ambientales.

Cortesía Fundación Proaves.

Cuenta Forero que “en este momento hay un proyecto hidroeléctrico que el año 2011 inició el proceso de construcción y hace unos cuatro años empezó a generar energía sobre el río Cucuana, con licencia ambiental generada por Cortolima a la empresa Celsia, la que hemos rechazado de manera contundente. Ya se otorgó la licencia ambiental a la Generadora Unión SAS para otro proyecto hidroeléctrico en otro río importante del municipio que es el Chilí”.

Otro de los temas que preocupa a los ambientalistas de Roncesvalles y del que poco se habla, porque no se tienen aún pruebas claras, es la venta de bonos de carbono aprovechando los páramos. “Esa estrategia de los bonos de carbono –detalla Osorio– ha hecho que muchas empresas y empresarios grandes busquen la oportunidad de hacerse a territorios donde los páramos y la inversión es mínima, porque ya está la oferta ambiental ahí. Lo que se dice, y en cierto sentido me consta, es que hay muchas empresas que han querido comprar todos esos territorios con el propósito de hacer valer unos derechos pretendidos de emisión de oxígeno para la captura de CO2, convertidos en bonos de carbono, para entrar en el mercado de papeles, porque es un mercado eminentemente bursátil”.

En las discusiones sobre las afectaciones medioambientales también surge el cultivo de papa en zonas de páramo, que genera mucha preocupación entre los interesados de su preservación. Por temporadas se han visto extensos sembradíos que han sido denunciados por las mismas comunidades. “En un momento hubo grandes extensiones de papa en el páramo Yerbabuena; unos dos o tres años atrás en el corregimiento Santa Elena, en la parte que corresponde al parque regional Anaime Chilí, pero fue una sola cosecha y no se volvieron a evidenciar en este lugar”, explica Forero, quien siempre está pendiente, junto con el Comité Ambiental de que esto no ocurra y agrega: “Con los procesos educativos, con la labor que ejerció Gonzalo y la Fundación Proaves y nosotros como comité ambiental, ha sido un poco más consciente la gente”.

La gran dificultad que han tenido para hacer los controles en los páramos es que están muy alejados del municipio, donde hay que caminar más de seis horas para llegar a esos lugares. El Parque Regional también ha aportado en estos controles, pero en los lugares que son propiedad privada no pueden acceder.

“Ese cultivo fue subiendo la frontera y afectando el páramo, por eso siempre ha habido conflicto con los agricultores de la papa, al igual que con los ganaderos de clima frío, porque realmente sí se han sacrificado inmensos territorios de páramo”, precisa Osorio. Y aclara que, pese a los cuestionamientos, es una actividad lícita: “Entiendo que están organizados y la organización forestal del Tolima está muy atenta a conciliar con ellos, para que abandonen los territorios que son de páramo y busquen alguna alternativa”.

Indicios alarmantes

Palma de cera en Roncesvalles. Foto: cortesía Luis Carlos Forero.

Así como es de intensa la tarea de los ambientalistas en Roncesvalles para proteger sus riquezas naturales, también son foco de amenazas contra su labor. Aunque los entrevistados para este artículo afirmaron que no conocían ninguna amenaza contra Cardona, sí se presentaron hechos que prendieron las alarmas.

En septiembre de 2018 apareció un panfleto en Roncesvalles, firmado por las Águilas Negras, mediante el cual se amenazó a la Asociación de Trabajadores y Campesinos del Tolima (Astracatol), el Comité Ambiental por la Defensa y la Vida del Territorio y a los promotores de la consulta popular antiminera; además a siete líderes, con nombre propio, entre ellos Luis Carlos Forero, a quienes les dieron quince días para salir del municipio. “A raíz de esto sufrimos un desplazamiento. Hay dos profesoras que hacían parte de este proceso, eran muy activas con la defensa del medio ambiente, pero fueron amenazadas, se fueron y por salvar sus vidas terminaron pidiendo traslado, una de ellas es Claudia Pretelt que llevaba más de 25 años trabajando en este municipio”, afirma Forero.

Las intimidaciones fueron puestas en conocimiento de la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo, Fiscalía y la Unidad Nacional de Protección (UNP). A su vez, la Alcaldía realizó un consejo de seguridad, sin mayores resultados. “Hasta ahora estamos a la espera de que se haya avanzado en las investigaciones, pero lo que siempre manifiestan las autoridades es que las Águilas Negras no existen. La UNP nos dijo que no teníamos un riesgo alto y que no éramos acreedores de ningún tipo de protección”, asevera Forero.

El 8 de noviembre de 2019 fue asesinado Carlos Aldario Arenas Salinas, otro líder campesino del municipio Santa Isabel, en Tolima, protector del páramo Santa Isabel y promotor de la ruta del Cóndor. Ese homicidio también causó preocupación entre los líderes ambientales de este departamento. Casi un año después, el 28 de octubre de 2020, la Fiscalía seccional Tolima, imputó cargos a Raúl Pinto Portela, alias ‘Alexander’, de las disidencias de las Farc, como presunto responsable de ese asesinato.

Forero recuerda que, en diciembre pasado, Cardona denunció en la Fiscalía el robo de su cámara fotográfica y “unas cámaras trampas para avistar especies que se ponen en el páramo, recién las habían desinstalado y las tenía guardadas en su casa, que dejó sola por unos días”.

Y a comienzos de este año fueron sorpresivos los dos impactos de bala sobre el cuerpo de Cardona, que le segaron la vida. El pasado 14 de enero, el pueblo se vistió de luto para despedir a Cardona.

El lugar donde fue asesinado este líder ambiental estaba mencionado en la Alerta Temprana N° 046-20, emitida el 5 octubre de 2020 por la Defensoría del Pueblo, “por la situación de riesgo para la población civil asentada en el área rural de media y alta montaña de Tuluá (Valle del Cauca), con especial incidencia en los corregimientos de: Barragán, producto de la presencia y el copamiento de la facción disidente de las FARC-EP”.

La Fundación Proaves lamentó el asesinato y decidieron cerrar preventivamente la Reserva Loros Andinos. “Con la pérdida de Gonzalo tenemos que emplear protocolos fuertes de seguridad y comunicación, de estar muy atentos a los movimientos de grupos armados en las áreas, de poder estar diariamente comunicándonos con los encargados de la Reserva, mejorando la capacidad de sus equipos celulares, implementando fuentes de energías como la solar”, afirma Cortés.

Aunque el trabajo ambiental en Roncesvalles se diezmó un poco por las amenazas de 2018 y muchos salieron de la zona, Forero asegura que no dejará de insistir en la conservación de su territorio: “El mejor legado que nos puede dejar y la mejor forma de recordar a Gonzalo es continuar con esa lucha ambiental, es seguir protegiendo la palma de cera, el loro, los páramos y todo ese ecosistema al cual le entregó su vida. Yo sé que las nuevas generaciones van a agradecer esos más de 20 años de lucha de Gonzalo”.