Toda construcción de memoria está abierta al escrutinio: María Emma Wills

En los últimos días, María Emma Wills y el director del Centro Nacional de Memoria Histórica, Darío Acevedo, hicieron pública una discusión que evidencia las disputas por la memoria del conflicto armado.

Por: Pompilio Peña Montoya
Foto: RTVC Sistema de Medios Públicos

El lunes 2 de marzo la politóloga María Emma Wills publicó en el portal Razón Pública el artículo Las batallas por la memoria: el pulso entre memorias plurales y verdad oficial, en el cual argumentó que el director del Centro Nacional de Memoria Histórica, Darío Acevedo, se ha enfocado en construir una verdad oficial sobre el conflicto armado y sus víctimas en Colombia. Tres días después, en el periódico virtual Debate, Acevedo replicó con una columna titulada: ¿Tienen dueños la Memoria y la Verdad Histórica?, en la que acusó a Wills de ser la ideóloga y promotora de una campaña de desprestigio en su contra.

Hacemos Memoria habló acerca del tema con María Emma Wills, quien en su trayectoria académica y profesional fue coinvestigadora del ¡Basta ya! Colombia: Memorias de Guerra y Dignidad, y ensayista del Informe de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, elaborado en el marco de los diálogos de paz entre el Estado y las FARC en La Habana, Cuba.

En un artículo de opinión escrito por Darío Acevedo, titulado ¿Tienen dueños la Memoria y la Verdad Histórica?, dice que su metodología de debate consiste en decir falsedades y afirmaciones sin sustento, cerrando las puertas al debate de ideas ¿Usted qué piensa al respecto?

Él reitera que está pluralizando la memoria, porque dice que nosotros no escuchamos a víctimas de la Fuerza Pública y no escuchamos a empresarios, y que lo que él está haciendo es incluyendo estas voces. Pero cuando él hace más énfasis en escuchar a víctimas de la Fuerza Pública y, por ejemplo, de la Federación de Ganaderos, subordina otras voces de víctimas, establece jerarquías entre unas y otras, y eso me molesta profundamente porque, al hacerlo, en primer lugar, establece unas memorias preferenciales; y, en segundo lugar, porque estos actores, que efectivamente fueron víctimas del conflicto armado, no solo juegan un papel de víctimas. Él dice: «nosotros solo vamos a hacer memoria con las víctimas del conflicto, no con los victimarios», como si las dos categorías estuvieran separadas, como si el mismo ser humano no pudiera ser víctima y perpetrador a la vez.

Quisiera poner en claro que yo nunca lo he atacado a él a nivel personal. Yo lo que he hecho es un escrutinio de las decisiones que él ha tomado. Pero él cuándo revira sí me estigmatiza y eso es terrible porque hace señalamientos personales. Entonces quiero decir que para mí el problema es metodológico y conceptual, que yo tengo diferencias con él en ese campo, es en ese plano donde doy el debate. Pero él da el debate a otro nivel, primero estigmatiza y señala.

Acevedo asegura que los académicos que lo critican no están respetando sus decisiones en el CNMH. Y que no está de acuerdo en que los intelectuales que trabajaron en la anterior dirección crean tener un único método para trabajar una verdad histórica. ¿Qué piensa de ello?

Yo creo que toda la construcción de memoria histórica está abierta al escrutinio. Yo no tengo problemas, por ejemplo, cuando distintos sectores le han hecho críticas al ¡Basta Ya!, como por ejemplo los militares que dijeron: «no están ahí nuestras víctimas», inmediatamente abrimos una línea de víctimas de la Fuerza Pública. Y cuando los sindicalistas nos dijeron que se sentían como un pie de página, abrimos toda una línea de miembros de sindicatos.

Hay que saber que la Memoria Histórica, después de 50 años de conflicto, está incompleta y hay que seguirla completando. Entonces, yo no tengo problemas en que Acevedo dé un debate sobre el contenido o la metodología de los informes. Pero él no se refiere a ningún informe, sino que dice que nosotros lo estamos atacando en abstracto, por ser quién es, y no mira nuestros argumentos… Es que yo le doy argumentos, yo le doy el debate a nivel académico y él responde estigmatizándome. Ahí, es imposible el diálogo.

Cuando él nos señala de que solo aceptamos nuestra verdad, lo que él está diciendo es que no escucha los argumentos que nosotros estamos dando para criticarlo. Él no escucha porque él no responde a esos argumentos, él simplemente dice que nosotros lo estamos apaleando porque nadie más puede hacer verdad y memoria histórica. Yo le respondo, eso no es cierto, otras personas pueden hacer memoria histórica, siempre y cuando se atengan a unos mínimos éticos y académicos.

Los éticos tienen que ver con que tú no puedes ocultar responsabilidades y menos de la gente con poder en este país, porque en la medida en que tienen más poder, más responsabilidades les compete en las decisiones que han tomado. Entonces, hay unos mínimos comunes: no puedes ocultar responsabilidades; no puedes tomar partido por unas víctimas para desconocer a otras, eso es una infracción a la reparación simbólica; no te puedes apoyar en la voz de las víctimas para decir que estás haciendo memoria y después desconocerla.

En este contexto, en el que algunas organizaciones de víctimas se han distanciado del Centro Nacional de Memoria. ¿Qué les queda a las víctimas?

Yo lo que creo es que las organizaciones de víctimas se están articulando para poder presentar al gobierno una propuesta, un nuevo diseño institucional, que les garantice autonomía al CNMH, sobre todo autonomía de los partidos políticos, para hacer del Centro, realmente, una institución que tenga la distancia del mundo político para escuchar a todas las víctimas narrar su memoria.

Entonces no creo que las víctimas se vayan a quedar quietas, porque además las víctimas están muy organizadas, son muy articulas y, efectivamente, tienen posturas muy argumentadas como para decir: nos vamos a quedar quietas y vamos a dejar que este señor haga lo que quiera.

La salida del CNMH de la Coalición Internacional de Sitios de Consciencia, del que hacen parte organizaciones de 65 países, generó reacciones de sectores académicos, de víctimas y sociales; ¿Cómo interpretar esta situación?

Esa red no va a volver a acoger a Colombia hasta tanto haya un diseño institucional que les garantice a las víctimas una participación más directa y que les garantice que se va a hacer una memoria oficial no a favor de un sector, sino realmente contemplando a todas las víctimas del conflicto armado. Por eso el Centro quedó por fuera.

Y aclaro, él dice que hay una campaña de desprestigio, pero yo no creo que ninguna de las personas que trabajamos en el CNMH esté llamando a los sitios de consciencia internacionales a decir que saquen al señor Acevedo. Él ha tomado decisiones y no quiere reconocer que esas decisiones le han generado respuestas de indignación por parte de las víctimas.

Si él fuera tan abierto como dice, no partiría del argumento de que lo hemos rodeado de un complot, porque esa es una mentalidad muy paranoica. Si no que diría: a ver qué dicen, están definiendo verdad oficial… Y si mi definición de verdad oficial, la de María Emma Wills, le parece tan desatinada, siendo que es una definición conceptual, que me diga por qué le parece frágil, banal, sesgada, pero que no me diga o sugiera que yo soy la ideóloga de un complot internacional contra él, como si yo tuviera esa influencia. Eso es una forma de estigmatización muy complicada en este país.

Lo que yo estoy criticando son las decisiones que él ha tomado porque me parece que están en contra del mandato normativo y del espíritu del Centro, que además hace parte de todo un proceso para pacificar este país, partiendo de reconocer que había un conflicto armado.

¿Cuáles son las decisiones que ha tomado el señor Acevedo que resultan problemáticas para usted?

La primera es que él está poniendo en el centro la victimización de dos sectores que efectivamente tienen víctimas, porque reitero nosotros nunca rechazamos la condición de víctimas de los ganaderos y de integrantes de la Fuerza Pública por infracciones al DIH; pero no es suficiente el reconocimiento de esa victimización, él tiene que hacer un esfuerzo histórico para reconocer también las responsabilidades que les competen.

Un segundo punto es que él dice que la fuerza pública era defensora de una estatalidad legal y, por lo tanto, sus acciones eran legítimas, y por eso tenía que hacer la memoria que él está haciendo. Qué está diciendo con eso: básicamente le está otorgando una ventaja moral a la estatalidad y, por eso, en vez de centrarse en esa mirada que reconoce en ellos tanto a víctimas como a perpetradores, se pone exclusivamente en la orilla de que ellos son víctimas. Básicamente les está otorgando una inmunidad a las fuerzas estatales y eso no puede ser en un conflicto de 50 años, no se le puede dar inmunidad a ninguna fuerza.

En ese sentido, también se han generado tensiones por el nombramiento de Fabio Bernal, quien ha sido museólogo de las Fuerzas Militares, en la dirección del Museo de la Memoria de Colombia. ¿En qué podría terminar todo esto?

Si Darío Acevedo ya le está diciendo a la opinión pública que, básicamente, la estatalidad es legal y legítima, y con eso ya está dando a entender que tiene inmunidad o ventaja frente a los otros actores del conflicto armado, pues imagínese el tipo de museo que vamos a tener.

También dijo que el Museo de la Memoria iba a tener unas memorias sueltas por ahí y una cantidad de hechos históricos. Uno dice, pero ¿qué concepción de memoria histórica tiene él? ¿Qué está haciendo conceptual y metodológicamente? ¿Entre memorias y hechos que hay? ¿Un vacío? ¿No va a haber lecturas de contextos? ¿No va a haber hipótesis de por qué pasaron las cosas como pasaron?

Entonces por un lado tienes el sufrimiento y, por otro, 1985 la toma del Palacio de Justicia, y con eso estás interpretando esos hechos y dándole la posibilidad a la opinión pública de reconocer lo que pasó en el país. Pues claro que no, porque para que tu formes una ciudadanía crítica necesitas que se entienda el entramado que hizo posible la toma del M-19 y luego la contra toma de la Fuerza Pública, y que entiendas en qué punto estaba la guerrilla, pero también en qué punto estaban los militares que desaparecieron a personas que salieron con vida del Palacio de Justicia. Se necesita entender mentalidades, discursos, contextos, entramados. Pero como solo hay hechos y sufrimientos ahí si estamos llevados, nos quedamos sin la historia, sin la interpretación histórica que es fundamental para formar ciudadanos críticos.