Tras casi tres meses de la declaración de estado de emergencia por parte de la comunidad indígena, la violencia contra estos pueblos no ha cesado. Hablamos con Aida Quilqué, consejera de Derechos Humanos de la Organización Nacional Indígena de Colombia sobre esta dura situación que sigue sin atenderse.

Por: Adrián Atehortúa
Foto: archivo particular

Tuvo que pasar otra masacre para que representantes del gobierno, incluido el presidente Iván Duque, hicieran un espacio para visitar los territorios indígenas y atender los constantes llamados de sus comunidades ante la inminente crisis que viven, por la cual se declararon en estado de emergencia desde el 13 de agosto de 2019, es decir, hace ya casi tres meses. Pero la violencia no ha parado.

Al final de la tarde del 29 de octubre, en el territorio indígena de Tacuayó, en Toribío, Cauca, fueron asesinados tanto la gobernadora nasa Cristina Bautista como cinco miembros de la Guardia Indígena y resultaron heridos otros seis. La representante había denunciado las hostilidades en el territorio el día anterior solicitando ayuda, pero su llamado no fue escuchado.

En la mañana del 30 de octubre el presidente de la República viajó a Santander de Quilichao junto a la ministra del interior Nancy Patricia Gutiérrez para llevar a cabo un Consejo de Seguridad junto a miembros de la cúpula militar de las Fuerzas Armadas. Iván Duque declaró que se tomarán varias medidas, entre las cuales está poner en funcionamiento en menos de 40 días la Fuerza de Despliegue Fudra 4 que llevará a la zona a dos mil 500 hombres de las Fuerzas Armadas.

Por su parte, las autoridades indígenas se encuentran en asamblea permanente. Desde la declaración del estado de emergencia han denunciado que hasta el momento no se han cumplido ninguno de los acuerdos hechos con los representantes del gobierno para afrontar la crisis humanitaria que viven. Sobre esta compleja situación y su más reciente coyuntura hablamos con Aida Quilqué, consejera de Derechos Humanos de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).

A partir de lo que acaba de suceder en Toribío ya se habla de una posible movilización del Movimiento Indígena ¿qué se sabe hasta ahora de esa posible movilización?

Las comunidades indígenas y las organizaciones sociales hemos estado en permanente movilización. Sin embargo, en el marco de lo que ha venido sucediendo es necesario juntarnos para defender la vida, pero esperamos la decisión de las autoridades indígenas que en este momento se encuentran en asamblea permanente.

El gobierno nacional, esta vez con el presidente Iván Duque a bordo, ha declarado que tomará medidas sobre los problemas de seguridad que pasan las comunidades indígenas, aunque hace ya tres meses que las autoridades indígenas habían declarado estado de emergencia y ya se habían acordado algunas posibles acciones, como las carpas blancas propuestas por la Defensoría. ¿Qué piensa sobre estas nuevas declaraciones?

Sobre las recientes declaraciones del presidente, nosotros sabemos que la responsabilidad de lo que pasa es de su gobierno: primero, porque no ha querido cumplir con lo pactado en los Acuerdos de Paz de La Habana. Segundo, porque ha habido acuerdos de la Minga y del Plan Nacional de Desarrollo donde no vemos el presupuesto asignado para esos temas. Y tercero, es un enorme responsable porque ha promovido la guerra en el país y por eso vivimos estas consecuencias. Sí vemos que la falta de atención, el no ponernos atención ni garantías plenas a las comunidades indígenas y las organizaciones sociales del país, es una estrategia para militarizar los territorios, lo cual rechazamos de manera contundente. La solución no es la militarización porque muchos riesgos que tenemos en los territorios son por la presencia de grupos armados incluyendo la fuerza pública.

Sin duda las acciones del movimiento indígena han sido cada vez más constantes, especialmente en los últimos años ¿cómo siente qué les ha ido, especialmente en estos tres años en los que usted se ha dedicado a ser consejera de Derechos Humanos de la ONIC y que le permite tener un panorama muy detallado de la situación?

Más que como me ha ido a mí, es cómo le ha ido a los pueblos. Los pueblos indígenas siempre le hemos apostado a fortalecer los planes de vida desde cada territorio, pero esto nunca ha sido posible por la larga historia del conflicto armado, que ha estado siempre, que ha traído asesinatos, desplazamientos, amenazas, confinamientos. Hoy, en el marco del posacuerdo, sigue siendo una situación crítica en los pueblos, especialmente en la región Pacífico, que comprende el Chocó, Antioquia, Cauca, Valle del Cauca, Nariño, Putumayo y otras regiones que siguen siendo emblemáticas. Nuestra tarea es acompañar esos procesos, pero más allá de eso es atender los procesos humanitarios y seguir luchando por procesos estructurales que ojalá resuelvan los problemas de las comunidades.

Los problemas de las poblaciones indígenas han sido críticos a lo largo de su historia y muy pocas veces se han visibilizado como tema de la agenda nacional. ¿Siente que ha habido un antes y un después tras la firma de los acuerdos?

No, no ha habido un cambio. Antes y hoy es lo mismo. Diría que hoy es peor, porque ahora es sistemático y el genocidio de los pueblos indígenas avanza con mucha más fuerza.

No es equivocado decir que, en general, los colombianos no están enterados de la actual crisis de las poblaciones indígenas del país ¿Cómo le describiría a alguien lo que está pasando?

El gobierno de Iván Duque, que es el responsable de seguir cumpliendo los Acuerdos de Paz de La Habana e implementar la paz en Colombia, no se ha dado a implementarlos. Por eso en el marco de su gobierno ha habido más muertos, más desplazados, más asesinados y más hechos victimizantes en todos los sentidos. De tal manera que eso implica que en Colombia seguramente los procesos no van a cambiar, porque la paz no es solo firmar un acuerdo y que se cumpla. La paz tiene que ver con los planes de los gobiernos, pero en el medio están las intervenciones del Fondo Monetario Internacional, las políticas internacionales, en donde muchas de las multinacionales que hoy hacen presencia en el país vienen a explotar los recursos o elementos naturales de los pueblos indígenas, de los afros y los campesinos, como el oro, el agua, el petróleo, la madera… y por explotarlos como sea, a los pueblos indígenas nos están matando. Uno de los referentes por los cuales pasan estos asesinatos en Colombia tiene que ver con que, según como lo han dicho muchos gobiernos en el pasado, los pueblos indígenas somos supuestamente un problema para el desarrollo del país porque para nosotros la explotación de los recursos representa la muerte de los pueblos y del territorio, entonces hay una enorme diferencia entre lo que los indígenas pensamos que es desarrollo y lo que el gobierno y a nivel internacional se piensa que es desarrollo.

¿Cuál sería entonces una propuesta de solución en la que nadie tenga que matarse y todo el mundo quede contento?

Yo diría que es tan sencillo como que se respeten las diferencias. Uno diría que bueno, si bien hay una visión de desarrollo de ellos, entonces que sigan con su idea de desarrollo en su territorio, aunque el planeta es uno solo. Pero seguramente yo no podría decir lo ideal, porque de alguna manera aquí en Colombia no importa la vida por encima del desarrollo económico. Aquí sí o sí matan con tal de lograr sus propósitos. De tal manera que uno diría que ojalá algún día, como lo que vimos en las últimas elecciones, ojalá empiecen a haber cambios estructurales y representaciones distintas. Que no sean los otros países los que impongan su política en Colombia, sino que seamos una soberanía grande en el país y nos respetemos desde las distintas miradas que tienen los distintos actores en la sociedad.

Hace un par de semanas ustedes publicaron cifras actualizadas de la violencia contra las poblaciones indígenas. Seguramente los números no han parado de crecer pero, hasta ese momento ¿qué cifras se arrojaron?

Tenemos unas cifras muy recientes y actualizadas. Lo que vemos es que desde la firma de los Acuerdos de Paz se han presentado 43.033 hechos victimizantes como afectaciones al territorio, abuso sexual, agresión física, amenazas individuales y colectivas, atentados, confinamientos, desplazamientos, homicidios… Lo que vemos es que los números más altos están en el tema de confinamiento, que asciende a 25.903 personas; desplazamiento, que asciende a 11.643; y homicidio, 184 desde la firma de los acuerdos. Solo en el periodo de Duque van 868 amenazas (de los casos reportados, porque seguro hay muchos más que no tenemos); 12.549 personas confinadas, 5.180 desplazadas y 120 homicidios. Eso quiere decir que se han triplicado los hechos victimizantes en el periodo de Duque.

Ya van más de dos meses desde que declararon el estado de emergencia y más de un mes desde la última visita de las autoridades para definir una solución. En ese momento se llegaron a acordar algunas iniciativas, como las carpas blancas que propuso la Defensoría del Pueblo y que Iván Duque dijo que apoyaría, pero ¿qué ha pasado? ¿ha pasado algo?

A ver, desde el momento en que declaró la emergencia tanto la ONIC como el Consejo Regional del Cauca, yo diría que no ha pasado mucho. Primero porque lo de la carpa blanca efectivamente lo promovía la Defensoría del Pueblo, pero tenía una tendencia más fuerte de cómo coordinar la Guardia Indígena y el Ejército o la fuerza pública, entonces esa connotación, a pesar de que el Estado iba a hacer presencia, tenía muchos riesgos porque si hay otros grupos armados, la fuerza pública declara objetivo militar a la gente y si están los militares, entonces los otros declaran objetivo militar a la gente… por eso el movimiento indígena ha dicho que ojalá no haya grupos armados porque en el momento en que haya grupos armados se vuelve un riesgo para el territorio y para las comunidades indígenas. Yo digo que independiente de las carpas blancas, el movimiento indígena ha hecho movilizaciones, procesos de consulta en el marco del Plan de Desarrollo donde se ha puesto la problemática que debe cumplir el gobierno colombiano y son cosas que no ha cumplido. Entonces uno también se pone a pensar si la carpa blanca sería la solución. Nosotros nos hemos movilizado y hemos puesto propuestas y soluciones en el Plan de Desarrollo y el gobierno no le pone plata para que se hagan, porque este es uno de los planes que va a incumplir porque ya empezó incumpliendo, entonces uno diría: ¿realmente hay voluntad política del gobierno colombiano para cumplir lo de las carpas blancas? Seguramente no. Y así lo observamos los pueblos indígenas.

Mediáticamente lo poco que se muestra sobre los problemas de los pueblos indígenas se enfoca en las ocasiones en que hay mingas o movilizaciones; o recientemente tiene especial atención el Cauca, los desplazados que han llegado a Risaralda, la situación de hambre que pasan en el Llano… pero los pueblos indígenas tienen problemas en todo el país. ¿Nos podría describir ese panorama nacional que no se visualiza tanto?

En los informes que hacemos desde esta consejería no hablamos solo de las mingas. Sin embargo, se visibilizan porque son reivindicativas y ha sido el único instrumento o camino que hemos tenido los pueblos indígenas para mostrar lo que realmente está pasando. Eso no es de ahora, eso es histórico y hace parte del proceso.

El sinnúmero de acciones urgentes que sacamos las consejerías son justamente sobre todos los pueblos indígenas del país, sobre las afectaciones al territorio en todo el país, las formas en que se vienen vulnerando los derechos, porque no son solo asesinatos; por ejemplo, cómo se desconocen los derechos de los pueblos indígenas de frontera, que no se consideran binacionales porque los pueblos no tienen frontera, pero son desplazados de Venezuela a Cúcuta y el gobierno no los reconoce ni como indígenas ni como colombianos y termina expulsándolos. Ese tipo de cosas nos dicen que hay una profunda xenofobia y un profundo racismo en Colombia. Otro tema grave es la desnutrición en La Guajira. Otro tema grave la desnutrición en el Chocó, pero también del desplazamiento, o el mega túnel que quieren construir hacia Panamá… y el tema del narcotráfico.

Uno podría decir entonces que gran parte de los problemas tampoco se solucionan porque hay diferencias entre el gobierno y las comunidades indígenas. Ustedes han hecho peticiones y han intentado hablar con el gobierno ¿en qué van esos intentos de acercamiento?

Con el gobierno se han agotado todos los caminos. Como le dije, estamos haciendo comisiones nacionales de derechos humanos para estos temas, pero desafortunadamente solo quedan en acuerdos que son incumplidos, por los siglos de los siglos y hasta ahora. Hemos hecho propuestas para el Plan Nacional de Desarrollo que se supone que es la norma grande del mandato de este gobierno y que debe cumplir en este periodo y, sin embargo, ya hemos empezado a ver incumplimientos porque, aunque estén los acuerdos de paz, no están los recursos para cumplirlos. Entonces yo creo que los mecanismos se han hecho, hemos acudido a denuncias de carácter nacional e internacional y hemos hecho todas las acciones habidas y por haber pero vemos que no hay garantías plenas sobre lo que hemos acordado.

Pero ¿algo se ha cumplido de lo acordado en las visitas que han hecho los representantes del gobierno desde que se declaró el estado de emergencia hace tres meses? ¿O cómo va todo eso?

No. Pues está peor, diría yo, porque no hay garantías plenas. Uno pensaría que si hay una declaratoria de emergencia el gobierno debería tomar medidas como, por ejemplo, tomar casos emblemáticos y darles solución porque están matando a muchos indígenas en el Cauca: en un fin de semana, por ejemplo, asesinaron a seis. Pero de las denuncias y las noticias en Caracol y RCN no pasó nada más. Que uno diga que hayan tomado medidas y acciones… pues es negativo, porque no existe.

Si la cosa se queda así y el gobierno no cumple ¿qué vendría? ¿hay un plazo para ver si el gobierno cumple o algo parecido?

Bueno, yo esperaría a que decidieran las autoridades y comunidades indígenas. Por ahora yo no puedo decir cuál es la decisión. Vamos a tener espacios colectivos de debate y de decisión y ahí se irán tomando decisiones.