Territorios por la verdad es un proyecto que vincula a cerca de 500 personas en tres municipios del Oriente antioqueño, con el propósito de prepararlos en la contribución a la verdad.

Por: Pompilio Peña
Fotos: archivo particular

Andrea Romero carga en su equipaje de trabajo una mesa de tres patas, un mantel, una vasija rota de barro, unas cuantas fotografías y un velo blanco. En principio sería imposible hacerse una idea del propósito de estos elementos. Las asistentes a los talleres, campesinas de los municipios de San Carlos, San Rafael y Granada, permanecen calladas al verlos, algunas motivadas por la timidez y otras por la expectativa, hasta que poco a poco empieza a crecer en ellas una suerte de confianza. En medio de la rutina del campo, el esfuerzo de Andrea y su equipo de trabajo es un valioso recurso para eliminar tensiones y comprender las políticas que, tras el Acuerdo de Paz, las ha vinculado como víctimas.

El proyecto lleva por nombre Territorios por la verdad, comenzó en enero de este año, y está dirigido principalmente a mujeres y comunidad LGTBI, y el corazón de su propósito es preparar a las y los asistentes para que participen en la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, organismo creado para esclarecer patrones de violencia con el objetivo de contribuir a la verdad, y a reconocer los derechos de quienes sufrieron el conflicto armado. El fin de la mesa de tres patas es hacer una metáfora visual del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición.

“Se nos ocurrió lo de la mesa para explicar lo complejo del Sistema. Y resulta que las otras dos patas representan a la Unidad para la Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas y la Jurisdicción Especial para la Paz. Les explicamos en varias visitas, de forma didáctica y lúdica, que si una pata falta la mesa se cae. Y les damos a entender que este organismo solo tiene sentido por ellas”, afirma Andrea, antropóloga de profesión, cuyas energías se han centrado en acompañar a las víctimas en diferentes procesos, en este caso a través de la Corporación Región, entidad que dirige el proyecto. Mes a mes, ella y su equipo viajan desde Medellín hasta alguno de los tres municipios.

Como la comunidad LGBTI está llamada a vincularse al programa, uno de los principales retos recae en entregar herramientas a los asistentes para que entiendan los matices de las orientaciones sexuales y las identidades de género. En un terreno tan conservador y religioso, brindar un lugar respetuoso a personas con diferentes orientaciones ha sido, quizá, uno de los mayores retos del proyecto. Así lo asegura Lina Díaz, coordinadora de esta iniciativa en San Rafael, cuyo foco de acción es el Centro Zonal 3, compuesto por cinco veredas: Chico, Diamante, El Topacio, Puente Tierra y El Ingenio. “La idea es crear tolerancia y respeto entre aquellas personas que asisten a nuestros encuentros, ya sea en una casa comunal o en una escuela. Les damos a entender que la empatía es el ingrediente que hace sostenible la convivencia y la paz”, comenta Lina.

En San Carlos, Territorios por la Verdad hace presencia en el corregimiento El Jordán. Y en Granada, en el corregimiento de Santa Ana y en el casco urbano. Andrea explica que estos lugares fueron escogidos como escenarios porque allí la población civil convivió hombro a hombro con miembros de algún grupo subversivo. Esta condición encierra la línea conceptual del proyecto que al final pretende recoger cien testimonios que servirán como insumo para la Comisión de la Verdad. “Lo que hemos hecho hasta el momento es un ejercicio de pedagogía del Sistema Integral, del Acuerdo de Paz y de la Comisión de la Verdad, y dejamos claro que en este trabajo no hay una reparación administrativa más sí simbólica, esto porque siempre hay una expectativa por parte de la población víctima”, aclara Andrea, quien explica que los años más violentes en estos territorios ocurrieron entre 1997 y el 2006, cuando existía una guerra a muerte entre las guerrillas de las Farc y el ELN con las AUC.

Escuchar con el corazón

A esta mesa de tres patas hay que cubrirla con un bello mantel y con un adorno. Tras explicar aspectos del sistema a los asistentes, la tela sobre la mesa representa la convivencia. “Y le preguntamos a cada persona, ya sea hombre, mujer o integrante LGTBI, cómo puede aportar a ella. Unas dicen que bajando el volumen de la música, otras que ayudando al vecino, otras que sacando la basura el día que es, etcétera. Y con estas pequeñas acciones sumadas creamos tejido social”, puntualiza Gloria Ramírez, coordinadora del proyecto en el municipio de Granada.

Este ejercicio lo complementa la metáfora de la vasija rota, el centro de mesa. Las personas reciben un pedazo y se les pide que escriban sobre él los hechos que no quieren que se repitan. Las palabras que siempre aparecen son: muertes, guerras, masacres, desplazamientos, violaciones, llanto, dolor, tristeza, desesperanza. Al final los pedazos son unidos para reconstruir el recipiente. Las grietas simbolizan el dolor que han experimentado. El ejercicio parece simple, pero tiene la potencia de tocar las fibras más sensibles de la comprensión.

Para explicar de qué se trata el esclarecimiento dentro de la Comisión de la Verdad, el equipo de Territorios por la Verdad cuelga en la pared varias fotografías del tamaño de un cuaderno y las cubre con un velo. Se pide a las personas después que traten de adivinar quién está detrás de la tela. Pocos aciertan, pero la dinámica tiene más el propósito de dar a entender que todos llevan dentro de sí un trozo de la verdad, algunas veces no tan cierta. Quitar el velo y apreciar la fotografía en su esencia, es un modo de explicar que la Comisión busca entender, a través de sus relatos, cómo se dieron las dinámicas de la guerra. “También tenemos a doña Clara, un personaje personificado por alguien que aclara las dudas de los asistentes. Al final lo que queremos con este proyecto es que la gente entienda de qué se trata el Sistema Integral de Verdad, para que no se deje echar cuento, para que entienda que tiene derechos”, explica Andrea.

Ahora se viene el proceso más difícil del proyecto y es la recolección de cien relatos, historia de vida, todas ellas dolorosas y que deben ser escuchadas con el corazón, como afirma Andrea, quien añade que la coyuntura de las elecciones y el hecho de que comienzan a verse en estos territorios personas que fueron parte de Justicia y Paz y estuvieron en la cárcel, hace que los participantes sientan algo de temor.

Territorios por la verdad es una iniciativa de Corporación Región y trabaja con la Comisión de la Verdad. Este proyecto es financiado por el Fondo Multidonante de las Naciones Unidas para el sostenimiento de la paz en Colombia. Territorios tiene una articulación con organizaciones en los territorios: Asovida, de Granada; Reconciliar, de San Carlos, y la Mesa Municipal de Víctimas de San Rafael.