El Oriente antioqueño será uno de los territorios donde la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición centrará su atención. Según Alejandro Valencia, comisionado que tendrá a su cargo el monitoreo de esta región, la idea es buscar las historias silenciadas en los territorios. Advierte que en ese cometido, municipios afectados pero poco narrados, como Sonsón o Nariño, tendrán una atención privilegiada.

Por: Elizabeth Otálvaro Vélez

Foto: Archivo Comisión de la Verdad

El martes 8 de mayo la Comisión de la Verdad inició formalmente sus labores. Aunque aún están por definir asuntos metodológicos, porque inicialmente la institución tiene seis meses de alistamiento, ya hay algo claro: la Comisión le dará un gran peso a las regiones y evidenciará las particularidades territoriales en el contexto en el que se originó y desarrolló el conflicto armado. Así lo confirmó Alejandro Valencia, uno de los once comisionados, quien centrará su trabajo en el departamento de Antioquia y en el Eje Cafetero.

En el caso de Antioquia, Valencia asegura que enfocarán su atención en las subregiones que sufrieron en mayor medida los embates de la guerra, como el Urabá, Nordeste, Bajo Cauca y el Oriente antioqueño. Sin embargo, aclara que la intención con la priorización regional, es precisamente procurar que todos los rincones del país se vean reflejados en el informe final resultado de tres años y medio que, por mandato, funcionará la Comisión de la Verdad.

Valencia lleva treinta años dedicado a la promoción y defensa de los Derechos Humanos, el Derecho Internacional Humanitario y la justicia transicional en Colombia y en América Latina. Fue consultor de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y asesor en distintos procesos de verdad en el mundo, como en los casos de Paraguay, Perú, México y Guatemala.

En el caso de Antioquia usted dice que se priorizarán unas subregiones ¿Uno de esos puntos de trabajo estaría en el Oriente?

El Oriente sería una de esas regiones en las cuales habría un particular interés por parte de la Comisión de la Verdad. Sabemos que esa región fue muy afectada, desde San Carlos hasta Sonsón, llegando ya al Magdalena Medio. Toda esa zona sufrió un impacto muy fuerte de violencia y por esa razón tendrá una atención especial. Muy seguramente el trabajo del Oriente antioqueño se atenderá desde Medellín, pero la idea es tener equipos móviles, es decir, que se estén desplazando por los diferentes municipios.

¿Cómo se definió la responsabilidad territorial de cada comisionado?

Se ha intentado buscar responsabilidades para que alguno de los comisionados esté monitoreando más de cerca lo que suceda en alguna región. Yo voy a estar con el departamento de Antioquia y el Eje Cafetero, eso no significa que otros comisionados no puedan trabajar en esta región. Solo nos hemos asignado regiones del país para tener una particular atención.

¿La asignación suya a qué responde?, porque hay otros comisionados que también tienen relación territorial con Antioquia…

Fue una distribución dependiendo de intereses y conocimientos en la región. Yo tengo una experiencia de cerca de 30 años en trabajo de Derechos Humanos y pues ese departamento ha sufrido grandes violaciones a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario. Es un departamento que relativamente conozco, así que estaré a cargo por la particularidad del tema y por la cercanía que tengo con algunas organizaciones que trabajan en el territorio.

Usted ha trabajado en varios casos internacionales, entre ellos, llama la atención el de los desaparecidos de Ayotzinapa, en México ¿Qué aprendizajes de ese caso podría retomar para el trabajo que hará la Comisión de la Verdad en relación con la desaparición forzada en el Oriente antioqueño?

Yo hice parte de lo que se denominó Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana para el caso de Ayotzinapa, en México. Las lecciones aprendidas que podríamos eventualmente ver para el caso colombiano y más para la situación del Oriente, es que nosotros resaltamos en nuestra investigación la experiencia de las víctimas, sacar a la luz todo ese trabajo que los propios familiares empezaron a adelantar en la búsqueda de sus hijos y todos los dilemas que genera eso a nivel del dolor y del trauma. Algunas organizaciones de la región han hecho un trabajo similar y es importante destacar su labor: uno podría hablar de San Carlos o Granada, donde hay gente muy comprometida con esta causa.

 Se ha dicho que la Comisión buscará casos emblemáticos en vez de concentrarse en las particularidades ¿podemos anticipar alguno de ellos en el Oriente antioqueño?

No queremos trabajar con casos emblemáticos. Lo que estamos pensando es trabajar con un concepto de patrones. Usamos el concepto para señalar una manera de ver una dinámica mucho más global vinculada al conflicto, que permita explicar muchas violaciones de derechos humanos. Esos patrones los vamos a identificar cronológicamente y regionalmente, teniendo en cuenta tipos de violaciones.

Los patrones van a resultar en un doble ejercicio: por un lado, nosotros estamos elaborando un mapeo de algunas fuentes que se han producido de infracciones a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario, que nos van a permitir determinar sobre qué cosas hay buena información, incluso nos va a permitir identificar dónde no hay información, los vacíos y qué asuntos han estado silenciados. Por otro lado, los propios testimonios que vamos a recibir nos van a posibilitar, de una manera más inductiva, construir esos patrones. Todavía estamos en ese proceso, todavía no los hemos definido. Hay lógicas de estas dinámicas que las tenemos más claras.

Sí nos interesa mucho y sí podemos señalar que la Comisión de la Verdad quiere resaltar cosas que no se sepan, cosas que el país no haya tenido oportunidad de conocer, es decir, hechos que hayan estado silenciados. Y sí nos interesa dar una mirada más particular en el Oriente antioqueño, donde podríamos encontrar hechos que valgan la pena sacar a la luz.

¿Tienen identificado alguno de esos casos que no han sido tan narrados?

Hay algunos municipios del Oriente donde se han hecho algunos ejercicios de memoria relevantes. Por ejemplo, el Centro Nacional de Memoria Histórica ha hecho algunos esfuerzos: tiene un informe sobre San Carlos, uno sobre Granada y uno sobre El Topacio, en San Rafael. Efectivamente uno ve que hay otros municipios que fueron también muy victimizados donde no se ha hecho un ejercicio más a fondo, yo podría decir que Sonsón o Nariño; sería interesante intentar sacar a la luz más episodios de otras zonas del Oriente.