Cinco de los once miembros de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición tuvieron un primer encuentro con representantes de diversos sectores de Medellín y Antioquia, quienes expresaron sus inquietudes y recomendaciones frente al trabajo que van a desarrollar durante los próximos tres años. El reto principal, concluyeron, será entender “por qué pasó lo que pasó” en el país, con la participación de la pluralidad de voces que esperan ser escuchadas.

Por Natalia Maya

La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (CEV), creada en el marco del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las Farc, ya inició su periodo de preparación de seis meses, previo a lo que serán los tres años de trabajo de reconstrucción de verdad y reconocimiento de los derechos de las víctimas en Colombia. Durante este primer momento de consolidación del equipo y de construcción de metodologías, los comisionados están escuchando y recibiendo propuestas de diversos sectores por todo el país.

Francisco de Roux, Lucía González, Saúl Franco, Ángela Salazar y Alfredo Molano, cinco de los once miembros de la Comisión que acudieron al encuentro en Medellín, organizado por la Mesa Voces de Paz y el Espacio de Acompañamiento a la Implementación de los Acuerdos, se llevaron las recomendaciones de cerca de doce organizaciones que agrupan a mujeres, víctimas, tanto de la sociedad civil como de la Fuerza Pública; defensores de Derechos Humanos, campesinos, afrodescendientes, indígenas, la comunidad LGBTI e integrantes de los sectores solidario, sindical, académico y empresarial.

Este órgano extrajudicial, en palabras de su presidente, el padre Francisco de Roux, tiene tres objetivos centrales: “el esclarecimiento de la verdad, que esa verdad lleve al reconocimiento de las víctimas y a su dignificación, e incidir para que las regiones salgan de la polarización”.

En el encuentro, los distintos líderes de sectores y organizaciones dieron su espaldarazo a la Comisión y formularon una serie de recomendaciones de cara a los próximos tres años. “Tenemos mucho por decir y mucho por aportar”, fue la consigna general.

Para la etapa preliminar en la que se encuentra la Comisión, la mayoría de organizaciones sugirieron que haya una preparación previa en los territorios y una amplia difusión sobre la existencia, funcionamiento y acceso a la misma, debido a que muchas personas desconocen qué representa, cuáles son sus mandatos y qué papel podrán desempeñar tanto las víctimas individuales como colectivas.

Voceros de distintas organizaciones destacaron que la Comisión no partirá de cero, pues además de las múltiples investigaciones académicas que se han ocupado de comprender y explicar las dinámicas del conflicto armado en el país, las mismas organizaciones cuentan con valiosos archivos que recogen las memorias de sus luchas, trayectorias y aprendizajes.

Marta Ligia Cadavid, representante de la Mesa Departamental de Víctimas del Conflicto Armado de Antioquia, hizo hincapié en una preocupación general en torno a las expectativas que pueden crearse alrededor del trabajo de la Comisión y que, de no cumplirse, posiblemente desvirtuarían sus resultados, “como punto de partida deberán precisar el período de tiempo en el que se concentrarán, es decir, delimitar el tamaño de esa verdad, de tal forma que sea posible su abordaje en un plazo tan corto como el establecido”, afirmó.

En este sentido, Saúl Franco explicó que es imposible esclarecer todos los hechos de más de cincuenta años de barbarie. “En la Comisión tenemos que hacer un proceso intelectual altamente elaborado en el cual tipifiquemos, prioricemos, regionalicemos y periodicemos. Si nosotros logramos hacer una tipología de las distintas modalidades que tuvo la violencia en el país, si logramos identificar tipos de violencia y los ubicamos de forma espaciotemporal, seremos capaces de construir unos patrones para entender en ellos a profundidad qué fue lo que nos pasó y por qué”.

La inclusión de víctimas que aún no han sido reconocidas como tales, fue otro llamado recurrente. En palabras de Cadavid, deben “escuchar esas otras verdades”, pues si bien la Comisión no está pensada para esclarecer hechos individuales, “es necesario que propicie espacios en los que las víctimas contemos nuestros relatos y nuestra parte de la historia, que la verdad sea entendida como un insumo necesario para la elaboración de duelos y la reconciliación”.

Frente a la etapa de funcionamiento de la Comisión, la petición principal de las organizaciones es que haya garantías reales para contar la verdad y, en relación a lo que esperan del informe final, insistieron en la necesidad de que queden claras las responsabilidades de cada uno de los actores involucrados en el conflicto, del Estado y sus fuerzas armadas, de las autoridades regionales y locales, de los actores ilegales, guerrillas, paramilitares y de terceros que de alguna forma se beneficiaron de la violencia.

Finalmente, se insistió en la necesidad de hacer pedagogía y socializar lo realizado, que la verdad recuperada sea llevada a toda la sociedad a través del sistema educativo y de otros medios de impacto colectivo.

Mitos y verdades sobre la Comisión de la Verdad