Entre julio y diciembre de 1987, los paramilitares asesinaron a 17 profesores y estudiantes de la Universidad de Antioquia, a los principales líderes del Comité de Derechos Humanos y a importantes activistas de la Unión Patriótica y la Juventud Comunista del mismo departamento. Según William Fredy Pérez, doctor en Derecho Público e investigador de esta Universidad, la desprotección de la comunidad universitaria por parte del Estado ha posibilitado diferentes tipos de violencias, como la que ocurrió hace 30 años en el Alma Máter.
Por Juan Camilo Castañeda
Según William Fredy Pérez, docente e investigador del Instituto de Estudios Políticos, la historia de las violencias en la Universidad de Antioquia tiene una particularidad: “hay muchas cosas que no sabemos si ocurrieron, de otras tenemos pistas y de otras más no queremos o no podemos decirlas, pero de la mayoría de los hechos graves no hay evidencias”. Sin embargo, el profesor destaca las aproximaciones explicativas que se han hecho -por tiempo, por intensidad, por actores- de un relato que considera está “repleto de secretos y misterios”.
Pérez divide en dos períodos la violencia que ha sufrido la Universidad de Antioquia. Un primer momento, en las décadas de 1980 y de 1990, al que llama “espera angustiosa”, donde la comunidad universitaria estuvo expuesta al ataque de distintos grupos armados, sin la protección del Estado.
Este mural honra la memoria de Gustavo Marulanda, estudiante de filosofía y miembro del Movimiento Estudiantil. El 7 de agosto de 1999 fue asesinado en el campus universitario.
En la década del ochenta hubo una serie de ataques contra defensores de Derechos Humanos que tenían vínculos con la Universidad; según la hipótesis de Pérez, su relación con el Alma Máter podría ser una de las razones por las que los atacaron. Esto se hizo evidente a finales de la década de los noventa, con el asesinato del profesor Hernán Henao, en mayo de 1999: “Un homicidio que es inexplicable sin ese nexo de Henao con la Universidad”, asegura Pérez.
El otro período que identifica Pérez comienza en el 2000. Lo denomina “autoprotección inútil” y se caracteriza por las medidas de seguridad que adoptaron las directivas de del Universidad, como la vigilancia privada, la instalación de video-cámaras, el control del ingreso al campus, entre otras: “Estas medidas son completamente inútiles, pues pueden controlar las ventas ambulantes y a los visitantes del aeropuerto, pero no evita ataques decididos en contra de la Universidad”.
En este video, William Fredy Pérez da otros detalles sobre la periodización de la violencia en la Universidad; además, habla de las acciones de resistencia emprendidas por la comunidad universitaria y de los efectos que han tenido estas victimizaciones sobre el Alma Máter.
En este enlace puede consultar el texto “Veintitrés punto siete hectáreas de memoria”, escrito por el profesor William Fredy Pérez, sobre las memorias de una institución marcada por las cicatrices de la guerra y las acciones de resistencia de la comunidad universitaria.