La Universidad reabre sus puertas luego de seis meses de cierre por atentados

En marzo de 1986 la Universidad de Antioquia empezó un proceso de reapertura escalonada por facultades. Así puso fin a seis meses de parálisis como consecuencia de una serie de atentados con explosivos, cometidos en la Ciudad Universitaria, y de reiteradas dificultades académicas y administrativas.

El diagnóstico, elaborado durante el cierre de la Universidad, explicó las dificultades como el resultado de un proceso extendido y no como una coyuntura momentánea. Entre la década de 1975 y 1985 se hacía “huelga casi que por cualquier cosa”, recuerda el profesor de la Facultad de Ingeniería, Álvaro Gaviria Ortiz. “La Universidad no podía seguir así. Había un montón de gente que no estudiaba y esta Universidad no funcionaba”, agrega Gaviria sobre el bajo rendimiento de los estudiantes, en medio de la inestabilidad de los periodos académicos durante esa época.

La institución venía enfrentando una tensa relación entre sus estamentos, principalmente por las demandas estudiantiles para la declaratoria de semestres especiales, en los que no se aplicaran el reglamento estudiantil ni las sanciones académicas a quienes no cumplían con los requisitos para avanzar en sus estudios. Además, un atentado contra la oficina de Admisiones y Registro, el 11 de septiembre de 1985, que dejó a siete personas heridas, precipitó la decisión de cerrar la Universidad.

La situación había erosionado la autoridad del Consejo Superior Universitario (CSU), máximo ente rector de la Universidad, que por momentos asumía una actitud flexible ante la presión del movimiento estudiantil. Entre tanto, en el periodo comprendido entre septiembre de 1984 y septiembre de 1985, en la Universidad se presentaron 19 incidentes que involucraron la detonación de explosivos en distintas dependencias.

Fue en medio de ese escenario que el 16 de agosto de 1985 el CSU negó por primera vez una solicitud de semestre especial a la asamblea de estudiantes de Ingeniería, la facultad más grande de la Universidad, con 3162 estudiantes. De acuerdo con los cálculos del CSU de la época, el 5% de los estudiantes de Ingeniería, “además de tener dos períodos de prueba”, registraba un “promedio acumulado inferior a 3.00”; es decir, 157 estudiantes eran los que presentaban inconvenientes académicos y veían posiblemente amenazada su permanencia en la Universidad.

“Los que reclamaban semestre especial eran una minoría absoluta, pero por la debilidad general de la Universidad paralizaban a su antojo la institución”, señala el también profesor de Ingeniería, hoy jubilado, Darío Vélez Botero, en su libro El movimiento político en la Universidad de Antioquia 1974-1994. Al respecto, el CSU reconoció en la resolución 141 del 27 de septiembre de 1985 que “las frecuentes interrupciones de la programación académica a que se ha visto sometida la Universidad en los últimos 12 años, solo le han permitido hacer 1.2 semestres por año, lo cual obliga a replantear la forma como viene funcionando y aplicar los correctivos necesarios”.

Dichos correctivos se vieron reflejados en el artículo segundo de la resolución 141, en el que se creó la Comisión Especial de Renovación (CER), compuesta por el rector, los vicerrectores y los directores de oficinas adscritas al despacho del rector; un profesor por cada facultad, escuela e instituto; y el representante de la Asociación de Profesores, Luis Fernando Vélez Vélez, quien había sido elegido por un estrecho margen de diferencia con respecto al médico Saúl Franco, durante la asamblea de profesores del 9 de octubre de 1985. “Había que acabar con estos paros a toda hora y por encima de todo el mundo, porque ya no eran ni acogidos masivamente, sino que treinta decían que había paro y se encargaban los encapuchados de garantizarlo”, recuerda el profesor Gaviria.

Después de que la CER trabajó en el diagnóstico y planteó mecanismos para reformular el espíritu de la Universidad, la institución resolvió la reapertura del campus a los estudiantes y el reinicio progresivo de las clases por facultades a partir del 31 de marzo de 1986. Las transformaciones, que se implementaron de manera progresiva, tocaron asuntos académicos, estudiantiles y profesorales, la estructura administrativa de la Universidad, y también promovieron un acuerdo para rechazar el terrorismo.

50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
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