El 27 de julio del 2001 el claustro de profesores y estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia pidió nuevamente la liberación del profesor Javier Alberto Correa, secuestrado desde el 14 de abril del 2000, y del vigilante Argiro de Jesús Restrepo, desaparecido el 26 de enero del 2001. Esta solicitud se sumó a una lista de llamados de parte de la Universidad de Antioquia, la Facultad de Medicina, la Asociación Médica Sindical de Antioquia (Asmedas) y colegas médicos de otros países para exigir la libertad de Correa.
El médico Javier Alberto Correa era profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. En el momento en que fue secuestrado se dirigía a la sección de Cardiología del Departamento de Medicina Interna y se encontraba impulsando la Unidad Cardiovascular del Hospital San Vicente de Paúl. Correa fue secuestrado por la entonces guerrilla de las FARC. Sin embargo, las primeras denuncias que se registraron en la prensa reportaron al profesor como desaparecido.
Según el médico Jaime Arturo Gómez, quien entró como profesor de la Facultad de Medicina en el año 2000, el secuestro de Correa era de carácter económico y no político, a pesar de que en la Universidad de Antioquia, a finales de la década del noventa y durante los primeros años de los 2000, hubo un contexto de persecución a la actividad política de estudiantes y profesores. El 15 de mayo del año 2000 el claustro de profesores de la Facultad de Medicina se pronunció para anunciar por primera vez el secuestro, rechazándolo y reclamando la pronta liberación del médico. Este reclamo se repitió en julio del 2001, porque Correa aún permanecía secuestrado. El 17 de mayo de ese año la Asociación Médica Sindical de Antioquia (Asmedas) también emitió un comunicado para rechazar el secuestro. Ese mismo comunicado fue replicado por el Comité Ejecutivo del Sindicato Médico de Uruguay. Además, en agosto del 2001, el reconocido juez español Baltazar Garzón les envió una carta a Ángela María Llano y Catalina Correa Llano, esposa e hija de Javier Correa, que fue replicada en la Universidad y varios medios de comunicación. “Pienso que ninguna idea, por justa que sea su defensa, justifica la violencia y como ejemplo de ella el secuestro de una persona”, se leía en la carta del juez.
Javier Correa fue liberado el 20 de octubre del 2001. Una comisión humanitaria del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) lo recibió el 17 de octubre en una zona rural del municipio de Argelia, ubicado en el Oriente antioqueño. Tres días después lo recibió su familia. A su regreso se reunió con Alberto Uribe Correa, rector de la Universidad de Antioquia, y solicitó una licencia para ausentarse de la universidad por un tiempo.
Por otro lado, en los comunicados que se hicieron públicos en el año 2001 para solicitar la liberación de Correa, también se rechazó el secuestro de Argiro de Jesús Restrepo, vigilante de las facultades de Medicina y Odontología de la Universidad de Antioquia, y se exigió su liberación. Algunos comunicados, sin embargo, señalaban erradamente que Restrepo era estudiante de la Universidad.
Restrepo salió de la casa de sus padres, en el municipio de San Carlos, en el Oriente de Antioquia, el 26 de enero del 2001, y fue secuestrado en la vereda La Caldera de esa población. A partir de ese momento su familia no volvió a tener noticias de él y denunció ante las autoridades la muerte presunta por desaparición. Acerca de la desaparición de Argiro Restrepo no se tuvieron más noticias. La última actuación judicial sobre su caso ocurrió en el año 2003, cuando transfirieron la investigación a un juzgado especializado del Gaula, en el Oriente antioqueño.
En una nota publicada en el periódico Alma Máter en noviembre del 2001, la Universidad de Antioquia reclamó la liberación de todos los secuestrados, en especial de cinco miembros de la institución: Argiro de Jesús Restrepo; Gilberto Agudelo Martínez, empleado y miembro del Sindicato de Trabajadores y Empleados Universitarios de Colombia (Sintraunicol); Nelson de Jesús Cañola, profesor de la Facultad de Ingeniería; Carlos Andrés Agudelo, estudiante de Historia; y Horacio Aguilar Jaramillo, profesor jubilado de la Facultad de Ciencias Económicas. Ninguno de ellos regresó del secuestro.
50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
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