Encapuchados sabotearon exámenes en varias facultades

El 18 de febrero de 1980, mientras algunos estudiantes de Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Antioquia presentaban un examen, fue agredido por un encapuchado el profesor Fabio Ceballos Echeverry, jefe del Departamento de Sistemas de la Facultad de Ingeniería, quien se encontraba cuidando la presentación de la evaluación.

Al salón, ubicado en el segundo piso del bloque 21 de la Universidad de Antioquia, ingresaron tres encapuchados con la intención de sabotear el examen. “Hubo un forcejeo entre los estudiantes que querían presentar el examen y los encapuchados que intentaron arrebatárselo, y ellos empezaron a manotear. Entonces a mí me dio mucha rabia y salí persiguiéndolos a ver si podía quitarle la capucha a uno de esos y saber quién era. Yo salí detrás de los tres, pero dos de ellos no sé qué se hicieron. Correteamos por el segundo piso, bajamos al primero, él salió para las canchas y por ahí encontró un ladrillo y me lo tiró. Ahí suspendí la carrera”, recuerda Ceballos, quien dejó de ser profesor de la Universidad en la década de los ochenta, para irse a trabajar a una empresa privada, donde cumplió su edad de jubilación.

Ese mismo día hubo una reunión extraordinaria del Consejo Directivo de la Universidad, y a pesar de que en el acta 2266 de dicha reunión se menciona que el profesor sufrió una fractura por cuenta de la agresión, Fabio Ceballos recuerda  que no fue golpeado por el ladrillo. En esa reunión el Consejo Directivo planteó, además, que habían sido saboteados otros exámenes en unidades académicas, como Zootecnia y Matemáticas, y en el pregrado de Ingeniería Electroquímica. Según el acta, ese mismo lunes entre 50 y 60 estudiantes hicieron un mitin para convocar a una asamblea, sacaron a profesores y estudiantes del bloque nueve y bloquearon con alambres las oficinas del primer piso del edificio. 

Eso ocurrió dos semanas después de que los estudiantes retornaran a clases, el lunes 4 de febrero de 1980, tras un paro que motivó el cierre de la Universidad, en octubre de 1979. La razón del cese de actividades y el cierre del campus fue la expulsión de algunos estudiantes que realizaron mítines y sabotearon otros exámenes durante el segundo semestre de ese año. A ello se sumó que la Asamblea General de Estudiantes exigía la renuncia del decano de la Facultad de Ingeniería, Álvaro Gaviria Ortiz, precisamente por un altercado con un estudiante que, usando capucha, intentó sabotear un examen. 

Después del paro, el Consejo Directivo de la Universidad les ofreció a los estudiantes la posibilidad de hacer un semestre supletorio, que consistía en cursar el segundo semestre de 1979 en un tiempo reducido. Ni el semestre ni los cursos intensivos que se desarrollaran iban a tener un costo adicional y las evaluaciones de los cursos cancelados no se tendrían en cuenta. En Ingeniería, por ejemplo, habría validaciones desde el 4 hasta el 23 de febrero, y el 25 de ese mes iniciarían las clases. Sin embargo, en la Asamblea General y en la Asamblea de la Facultad de Ingeniería los estudiantes rechazaron el inicio de dicho semestre. Aun así, los profesores de las diferentes facultades programaron la presentación de los exámenes para validar las materias. 

Tras la agresión al profesor Ceballos, el Consejo Académico de la Facultad de Ingeniería emitió, ese mismo 18 de febrero, un comunicado “en el cual se describe el entusiasmo de la mayoría de los estudiantes por desarrollar sus trabajos académicos y se denuncia la situación que se vive allí, al punto de pedir tácitamente al [Consejo] Directivo una intervención como lo exige el problema, es decir, con fuerzas extrañas a la Universidad, pues consideran que este organismo no es el que tiene que solucionar el conflicto, ya que sostiene que este pasó a ser de orden público”, detalla un artículo publicado el martes 19 de febrero de 1980 por el periódico El Colombiano, titulado “Habría solución ‘no universitaria’”.

Por su parte, Emiro Trujillo Uribe, director de la Escuela Nacional de Salud Pública, planteó, en la reunión del Consejo Directivo, la posibilidad de cerrar nuevamente la Universidad. Otros integrantes de ese organismo propusieron militarizarla. Entre tanto, el rector Luis Carlos Muñoz Uribe amenazó con expulsar a los saboteadores encapuchados si lograba descubrir su identidad.

El 19 de febrero hubo una nueva asamblea estudiantil, en la que los estudiantes decretaron 48 horas de paro y programaron una nueva reunión para el viernes 22. De esa asamblea resultó un pliego de peticiones con tres condiciones para retornar a la normalidad: el reingreso de los ocho estudiantes expulsados; la renuncia del decano de Ingeniería, Álvaro Gaviria Ortiz; y las derogaciones de varias normas puestas en vigencia por la Universidad, pues se argumentaba que atentaban contra la estabilidad académica de los estudiantes.

Según los estudiantes, esas medidas recortaban las posibilidades de repetir una materia, limitaban la posibilidad de cambiar de carrera, impedían que un estudiante presentara incompatibilidad durante la presentación de varios exámenes el mismo día e imponían el pago de dos semestres por año, se realizaran o no. Por último, los estudiantes exigieron derogar el acuerdo 9 de 1967, debido a que, según argumentaron, convertía en causales de expulsión la participación en mítines, pegar carteles alusivos a problemas estudiantiles, participar en las tomas de cursos y dirigir asambleas.

Después de la presentación de ese pliego continuaron los saboteos de las clases por parte de los encapuchados, y según una publicación del 25 de febrero de 1980 en El Colombiano, titulada “Cerrada nuevamente la U.de.A”, el viernes 22 de febrero fueron halladas en la Universidad varias bombas molotov, por lo que el Consejo Directivo se reunió el domingo 24 de febrero y, como consta en el acta 2267, aprobó suspender el ingreso de estudiantes y militarizar indefinidamente la Universidad a partir del lunes 25 de febrero.

50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
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