Asesinados Héctor Abad Gómez, Leonardo Betancur y Luis Felipe Vélez

El 25 de agosto de 1987 fueron asesinados los defensores de derechos humanos Héctor Abad Gómez, Leonardo Betancur y Luis Felipe Vélez Herrera. Los dos primeros, profesores de la Universidad de Antioquia e integrantes de la Asociación de Profesores (Asoprudea). Desde entonces, el 25 de agosto es una fecha de conmemoración para la Universidad de Antioquia, porque recuerda no solo a las víctimas de esa jornada, sino a la totalidad de profesores y estudiantes asesinados en 1987.

El asesinato de Abad, Betancur y Vélez ocurrió en un contexto de violencia contra estudiantes, docentes y empleados de la Universidad de Antioquia que debido a sus liderazgos sociales eran perseguidos por grupos paramilitares. Solo entre el 3 de junio y el 14 de agosto, fueron asesinadas ocho personas vinculadas a la Universidad, según está detallado en el artículo “Tres días de duelo por los primeros asesinatos de 1987 contra miembros de la comunidad universitaria”, publicado en esta línea de tiempo.

Ese martes empezó con el asesinato, a las siete de la mañana, de Luis Felipe Vélez, profesor de colegio y presidente de la Asociación de Institutores de Antioquia (Adida). Días antes, en un discurso que pronunció en el centro de Medellín, había cuestionado el beneplácito de los ministros de Defensa y de Justicia frente a la conformación de grupos de autodefensa.

Su velorio se realizó en la sede de Adida, en el centro de Medellín, a donde esa tarde llegaron Héctor Abad Gómez y Leonardo Betancur, profesores, médicos salubristas e integrantes del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos en Antioquia (CPDH), del que Abad era el presidente y Betancur el tesorero. Hasta ese lugar llegaron los asesinos, acribillaron a Abad en la entrada y siguieron a su compañero hasta el interior del edificio.

Carmelo Rodríguez era estudiante de Comunicación Social – Periodismo de la Universidad de Antioquia en 1987 y trabajaba en el Radio Periódico Clarín, de la emisora Todelar. El 25 de agosto llegó al velorio de Vélez para recoger las impresiones de ese asesinato, denunciado y rechazado por activistas de varias organizaciones sociales. Minutos antes de su llegada habían asesinado a Abad y a Betancur. Rodríguez se acercó a las casas vecinas para pedir un teléfono prestado y dar la noticia.

“Esas muertes tocaron a mucha gente porque es como si ellos [los asesinos] hubieran sobrepasado los límites. No es que los otros muertos no valieran, sino que uno dice: ¿Y entonces? Un señor que hace una marcha sin insultar a nadie, sin decir nada, lo matan de esa manera y junto con él a este poco de gente, ¿entonces quién está mandando en este país?”, dice Rodríguez.

El periodista se refiere a la marcha de los claveles rojos, el 13 de agosto de 1987, en la que cerca de tres mil personas se movilizaron en silencio desde la Universidad de Antioquia hasta el centro administrativo La Alpujarra, en el centro de la ciudad, para exigir que cesaran los asesinatos de estudiantes y docentes de la Universidad de Antioquia. La movilización fue convocada por Abad, quien estuvo acompañado por el entonces senador de la Unión Patriótica y médico salubrista de la Universidad de Antioquia Pedro Luis Valencia, quien fue asesinado un día después de la movilización.

Años después de esa marcha, en la que los asistentes caminaron en silencio y cargando claveles rojos, esa flor se convirtió en un símbolo de las voces silenciadas de Vélez, Abad y Betancur, y cada tanto los claveles son usados en actos conmemorativos que hacen memoria de sus asesinatos y de sus luchas. Cecilia Alzate, esposa de Betancur, guarda en su casa los recortes de prensa sobre ese asesinato y los eventos que se han organizado para recordarlo. Cuenta que cada tanto es convocada por la Facultad Nacional de Salud Pública y la Universidad de Antioquia para las conmemoraciones que se hacen en memoria de su esposo y de Abad. Más de treinta años después de los asesinatos, sus nombres resuenan y se hacen visibles en los corredores de la Universidad de Antioquia, en murales, cátedras y eventos que reclaman seguir teniendo vivo el discurso de la defensa de los derechos humanos.

En el 2014 la Fiscalía declaró delitos de lesa humanidad los asesinatos de Luis Felipe Vélez y Héctor Abad Gómez. Esa decisión se fundamentó en declaraciones como la de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Don Berna, excomandante paramilitar quien, en el 2012, en versión libre ante un tribunal de Justicia y Paz, reconoció que los paramilitares asesinaron a Vélez y Abad por orden de Carlos Castaño, comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
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