Asesinado el propietario de la cafetería de la Facultad de Derecho

El viernes 6 de agosto de 1999, aproximadamente a las 6:30 a. m., Hugo Ángel Jaramillo, propietario de la cafetería de la Facultad de Derecho, fue asesinado poco después de abrir su negocio. Hugo se encontraba preparando café en la greca de su cafetería cuando una persona encapuchada se aproximó y le disparó varias veces en la cabeza. El crimen ocurrió tres meses después de que paramilitares asesinaran, también dentro de la Universidad, al profesor Hernán Henao, director del Instituto de Estudios Regionales (INER), el 4 de mayo.

El día que mataron a Hugo “había acabado de llegar, y cuando sonaron unos disparos, yo salí corriendo por todo el Bloque 9 y llegué hasta la cafetería. Ahí vi a la señora [la esposa de Hugo] gritando: ‘Lo mataron, lo mataron’. Cuando me metí dentro del quiosco vi a don Hugo tirado en el suelo”, recuerda Beatriz Borja, quien en ese entonces era estudiante de Licenciatura en Educación Primaria. 

Ella, junto a un trabajador de la cafetería, ayudaron a levantar el cuerpo de Hugo para sacarlo de los dos quioscos de Coca Cola que, provisionalmente, conformaban la cafetería, al final del pasillo que une los bloques 9 y 14 del área de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad. Esto debido a que el espacio que tradicionalmente ocupaba la cafetería, en una esquina del primer piso del bloque 9, donde hoy funciona el Sindicato de Profesores de la Universidad de Antioquia (Aspudea), estaba en remodelación.

Con la ayuda de otras personas, Borja y el trabajador pudieron sacar el cuerpo de Hugo por el pasillo del primer piso del bloque 14 de la Facultad de Derecho, hasta la circunvalar del campus universitario. Allí, alguien prestó un carro para llevarlo a la Policlínica del Hospital San Vicente, pero Hugo ya había muerto cuando llegaron. “Como a las diez de la mañana aún se veían las gotas de sangre que marcaban por donde lo habían sacado. Unas personas compraron unas flores y las pusieron encima de la sangre”, recuerda Guillermo Ángel, sobrino de Hugo, quien por entonces tenía 11 años y llegó con su familia a la Universidad después de enterarse de lo sucedido. Guillermo Ángel agrega que el día anterior su familia había enterrado a la mamá de Hugo. 

En honor a Hugo, en diciembre de 1999, se instaló una placa conmemorativa en donde quedaba su cafetería. En la actualidad, la placa sigue allí, a pesar de que Aspudea la quitó durante dos años, según afirma Guillermo Ángel, luego de que ubicaron su oficina en ese lugar. Sobre las causas del asesinato no hay ninguna verdad judicial, dice Guillermo, quien actualmente es estudiante de Derecho de la Universidad de Antioquia. La información que manejó la Rectoría de la época, en cabeza de Jaime Restrepo Cuartas, fue que Hugo era víctima de extorsiones por parte de grupos armados no identificados y que “el señor Ángel se había negado a pagar la mencionada extorsión”, como quedó registrado, el lunes 9 de agosto, en el acta 0146 del Consejo Académico.

El 7 de agosto, un día después de la muerte de Hugo, fue asesinado Gustavo Marulanda, estudiante de Filosofía de la Universidad y líder estudiantil. El asesinato de Marulanda fue reconocido por las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Carlos Castaño Gil, comandante de ese grupo paramilitar, se lo confirmó días después al rector Jaime Restrepo, el 19 de agosto, en una conversación que ambos sostuvieron en el departamento de Córdoba, como parte de un llamado de la Rectoría a los grupos armados para que dejaran la Universidad por fuera del conflicto. Según informó el rector Restrepo al Consejo Académico, de acuerdo con el acta 150 del 8 de septiembre de dicho organismo, “el señor Castaño manifestó que él respondía por la muerte de Gustavo Marulanda García […] porque el día anterior había mandado asesinar al señor Hugo Ángel Jaramillo porque no quiso ceder a sus extorsiones”.

La versión ofrecida por Castaño al rector ha sido negada por conocidos de Gustavo Marulanda, como la misma Beatriz Borja, quien ayudó a auxiliar a Hugo. Según ellos, esa fue una estrategia de los paramilitares para ensuciar su nombre y al movimiento estudiantil. Por otro lado, Guillermo Ángel afirma que Hugo nunca informó de ninguna extorsión o amenaza de ningún tipo, ni siquiera a su esposa Nubia. 

William Fredy Pérez, director actual del Instituto de Estudios Políticos, fue amigo de Hugo durante el tiempo en que era estudiante de Derecho de la Universidad. Recuerda que el espacio de la cafetería era un lugar común de discusión y conversación de diferentes temas políticos por parte de estudiantes y profesores como María Teresa Uribe, del Instituto de Estudios Políticos, o Julio González, de la Facultad de Derecho. En ese lugar también se realizaban las asambleas de los estudiantes de Derecho. Aunque en la cafetería se daba naturalmente una actividad política y académica, Pérez afirma que Hugo siempre permaneció al margen y que era querido en general por la comunidad universitaria: “Hugo nos fiaba y le prestaba plata si uno no tenía para el pasaje”, dice. 

“La imagen que tengo de esa cafetería es el rincón de un foro extraordinario, después de la muerte de Hugo eso empezó a ser otra cosa. También coincidió con la serie de amenazas en la Universidad y por eso la gente no se quedaba hablando”, cuenta Pérez. La única acción desde la institucionalidad, afirma Guillermo Ángel, es que a Nubia, la esposa de Hugo, la incluyeron en el Registro Único de Víctimas después de un largo proceso, lo que representó para la familia que, de alguna manera, por fin el Estado reconociera que Hugo fue una víctima del conflicto armado colombiano.

50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
es un contenido producido por el
Proyecto Hacemos Memoria