Emiro Trujillo Uribe, de 45 años, quien recibió una herida de bala en la cabeza, y su acompañante, Leonardo Lindarte Carvajal, de 46 años, quien fue impactado en el abdomen, fueron las víctimas de un ataque armado de dos agentes del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). Estos les dispararon cuando el Jeep Nissan azul de placas LL3138, en el que se desplazaban, se detuvo en la calle 30 con la carrera 53. Ambos eran profesores de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia.
Trujillo era médico y magíster en Salud Pública. Khal-Martin Colimon, también profesor en la época y hoy jubilado de la Universidad, lo recuerda como un líder, un hombre al que le asustaban las armas. Su especialidad era la planificación en salud, por lo que solía ser consultor de instituciones como la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud. Esta última patrocinó su libro Salud para todos en el año 2000, escrito en colaboración con Juan José Barrenechea.
Precisamente, tres días antes de su muerte, Trujillo había llegado de México, donde revisó la segunda edición de su libro, y ese lunes 31 de octubre se reunió después de clases con compañeros de su facultad en un bar cercano. No se quedó más de dos horas porque, cuenta Colimon, a su familia no le gustaba que permaneciera en la calle hasta tarde, por lo que decidió irse a casa y continuar allá la reunión con dos de los amigos que lo acompañaban. Leonardo Lindarte y Hernando Escobar Álvarez se montaron al carro con Trujillo. Pero antes de que arrancara llegó la esposa de Escobar y este se bajó para irse con ella. De no haber sido así, tal vez habrían sido tres los asesinados, dice el docente que se salvó de morir esa noche.
Escobar hoy está jubilado. Recuerda que fue profesor de Lindarte, a quien describe como un hombre extrovertido, un alumno con hambre de aprender y un profesional con el que se podía trabajar en colaboración. Pero con Trujillo tuvo algunas diferencias porque este le reprochaba su neutralidad ante los dos grupos políticos que diferenciaban a los profesores. Colimon enfatiza en la descripción que se daba en la época sobre este asunto: unos profesores “de izquierda” y otros “de derecha”. Trujillo, en específico, era un líder fuerte de los “de izquierda”.
La Universidad venía del clima de tensión causado por los asesinatos de estudiantes y profesores en 1987. Entre las víctimas hubo tres de Salud Pública: Pedro Luis Valencia —quien además era senador por la Unión Patriótica—, Héctor Abad Gómez y Leonardo Betancur Taborda. Otros profesores amenazados debieron exiliarse. En 1988 los asesinatos no cesaron, pero fueron menos y más distanciados en el tiempo.
Las víctimas solían tener un perfil de izquierda, y en la Universidad se rumoraba que algunos miembros de la fuerza pública, paramilitares o bandas al servicio del narcotráfico podrían estar detrás de la persecución. Por esta razón el asesinato de Trujillo y Lindarte, a manos de agentes del DAS, generó más temor. La investigación del crimen vinculó a los agentes Norberto Cabrera, Narciso Mayorga y Samuel Ruiz, quienes fueron sentenciados el 30 de enero de 1990 a siete años de prisión por homicidio simple. Al principio se esperaba una pena mayor, por homicidio agravado, pero, según el abogado defensor, los agentes actuaron con rabia y bajo sensación de amenaza. La explicación de esa interpretación está en los hechos inmediatamente anteriores al asesinato de los profesores.
Trujillo conducía alcoholizado su Nissan y chocó por detrás un Renault 18 averiado que era empujado por tres agentes del DAS y 10 jóvenes, dos de los cuales fueron heridos en el impacto. Trujillo huyó en el vehículo y los agentes se montaron a un bus de servicio público, lleno de pasajeros, para perseguir a los profesores, según dice el archivo del proceso judicial investigado por el Juzgado 13 de Instrucción Criminal.
En la avenida Ferrocarril, a la altura de la glorieta de San Juan, los agentes se bajaron del bus, dispararon al Jeep e impactaron varias de las llantas. El auto siguió su marcha a pesar de los daños y los agentes retomaron la persecución en el bus, esta vez en compañía de dos policías de un CAI cercano. El carro de los profesores fue bloqueado por otro vehículo.
Trujillo y Lindarte estaban rodeados, ya varias patrullas de policía habían llegado al lugar y el Nissan permanecía inmóvil. Trujillo abrió su puerta y los tres agentes dispararon a quemarropa y asesinaron a ambos ocupantes del vehículo. En sus primeras versiones de los hechos los agentes del DAS afirmaron que habían recibido disparos desde el Jeep. Pero casi de inmediato, el director del DAS, José Mansillas García, aclaró a la opinión pública que nunca hubo fuego por parte de los profesores.
50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
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