Un muerto y alrededor de 160 heridos en enfrentamiento por visita de Nelson Rockefeller

El 28 de mayo de 1969 un grupo de estudiantes de la Universidad de Antioquia se enfrentó con la policía y el ejército en una jornada de protestas que se extendió durante cuatro días, contra la visita a Colombia de Nelson Rockefeller, gobernador de Nueva York y delegado del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, para una gira diplomática por Latinoamérica. De acuerdo con el reporte que publicó el periódico El Colombiano el 29 de mayo, titulado “12 horas de combate con los estudiantes. 160 lesionados”, además de los heridos, las manifestaciones dejaron una persona muerta y más de 120 detenidas.

Los enfrentamientos comenzaron en la mañana del 28 de mayo, en la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional Sede Medellín, y se extendieron por más de 12 horas continuas, según narró El Colombiano en otro artículo publicado el 29 de mayo, como parte de la cobertura especial del diario sobre estos hechos, titulado “Diversos comunicados sobre los desórdenes en Medellín”.

Después de que la policía recuperó el control de esa institución y capturó a cerca de cincuenta estudiantes, la manifestación se trasladó a la Universidad de Antioquia, cuya Ciudad Universitaria había sido inaugurada el año anterior y seguía en construcción. Para entonces, el campus no tenía la malla que lo rodea hoy ni la fuente con la escultura de El hombre creador de energía. Tampoco estaban listos el Museo Universitario, el Teatro Universitario Camilo Torres Restrepo ni los edificios de algunas unidades académicas.

En su protesta, los estudiantes no solo rechazaban la visita de Rockefeller, también la injerencia de Estados Unidos en la educación superior colombiana. Entre 1967 y 1968, la Universidad de California asesoró instituciones nacionales en la creación del Plan Básico de la Educación Superior en Colombia, un proyecto que, según el investigador Álvaro Acevedo, en su artículo “Educación, reformas y movimientos universitarios en Colombia: apuestas y frustraciones por un proyecto modernizador en el siglo xx”, fue criticado por “la imposición de la lógica económica a una actividad tan importante y compleja como la educación, en la medida que conduciría a la cosificación del ser humano”.

Gerardo Jiménez, quien en la actualidad es asesor de la Alcaldía de Medellín, participó en esas protestas cuando era estudiante de Economía. Ahora, 50 años después, asegura que luego de esas manifestaciones el movimiento estudiantil de la Universidad se inscribió en una real militancia de izquierda. Esto desencadenó que, entre sus demandas, el movimiento estudiantil de 1971 exigiera el fin de las asistencias norteamericanas, la financiación estatal de las universidades públicas y el cogobierno universitario, explica Jiménez.

El epicentro de los enfrentamientos fueron los bloques cercanos a la calle Barranquilla y la avenida Ferrocarril. Jiménez recuerda que desde el segundo piso de esos edificios se lanzaban piedras, algunas de ellas disparadas con hondas, que alcanzaban la suficiente velocidad para causarles daño a los policías, aun cuando estaban protegidos con escudos antimotines. También se usaron bombas molotov, atribuidas a los estudiantes pertenecientes a grupos anarquistas, responsables de las quemas de carros y locales comerciales durante las protestas. Pero estos, según Jiménez, constituían una minoría en el movimiento.

En la noche del 28 de mayo llegó un grupo más grande de policías y cercó la Universidad. Jiménez recuerda que, como no existían las mallas ni las porterías, era posible encontrar una salida, pero al hacerlo los estudiantes se arriesgaban a ser arrestados. Así que esa noche muchos se quedaron en los predios de la Ciudad Universitaria.

En esas circunstancias, los estudiantes retuvieron a tres policías, y en la madrugada del día siguiente dejaron libres a dos de ellos. Al tercero lo mantuvieron en la Biblioteca Central hasta que la policía retiró el cerco de la Universidad, cuenta Amylkar Acosta, quien para entonces era líder estudiantil y, décadas después, llegaría a ser congresista y ministro de Minas y Energía.

En ese primer día de protestas resultaron heridos gravemente dos estudiantes de la Universidad de Antioquia. De acuerdo con el informe que publicó El Colombiano el 29 de mayo, uno de ellos fue Jaime Solano, un estudiante de Farmacia de 22 años que recibió tres heridas de bala. El otro, Arturo Ramírez, de 19 años, estudiante de la Facultad de Ciencias y Humanidades, quien recibió un disparo en el abdomen.

Al día siguiente, cerca de cuatro mil alumnos de la Universidad de Antioquia, la Universidad de Medellín, la Universidad Autónoma Latinoamericana y la Universidad Pontificia Bolivariana marcharon para denunciar los excesos de la fuerza pública. Sin embargo, en la noche, Luis Alfonso Muñoz Zapata, de 19 años, recibió un disparo en el tórax mientras se encontraba en una cafetería de la Ciudad Universitaria; el joven murió cuando estaba siendo atendido en la Policlínica. En un comunicado oficial, la Gobernación de Antioquia aclaró que el joven no era estudiante de la Universidad.

De acuerdo con los reportes periodísticos de la época, además del joven muerto, los heridos de bala y los estudiantes detenidos, la protesta dejó dos almacenes cercanos incendiados y un camión de la Universidad quemado. El 30 de mayo el gobernador de Antioquia, Jorge Pérez Romero, aprobó el uso del Decreto 2688 del 26 de octubre de 1966, que permitía los arrestos de hasta 180 días, los allanamientos y las tomas militares. Al día siguiente, 31 de mayo, el Consejo Directivo —órgano equivalente en la actualidad al Consejo Académico, que reúne a las directivas universitarias, incluyendo a las de cada unidad académica— decidió clausurar la Universidad.

La protesta de los estudiantes terminó cuando Rockefeller ya había salido del país. A las 12:50 de la madrugada del 1 de junio, 200 estudiantes formaron una fila única y empezaron a abordar los tres buses que los llevarían a sus casas, siguiendo el acuerdo al que llegaron con las directivas, para terminar así el primer gran enfrentamiento entre estudiantes y fuerzas del Estado en la recién inaugurada Ciudad Universitaria.

50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
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