Encapuchados tiñeron de rojo la fuente de la Universidad para rechazar los asesinatos de líderes sociales

El agua roja que circuló por la fuente de la Universidad de Antioquia la tarde del martes 14 de agosto del 2018 paralizó el ritmo cotidiano del campus universitario. Esa tarde, un grupo de encapuchados tiñó la fuente con anilina roja en protesta por el asesinato de líderes sociales en Antioquia y en todo el país, registrados con mayor frecuencia después de la firma del acuerdo final de paz entre el Gobierno nacional y las FARC, a finales del 2016.

La intervención en la fuente estuvo acompañada de intensos disturbios entre los encapuchados y la fuerza pública, a las afueras del campus universitario. Un comunicado firmado por el colectivo clandestino Guardia Estudiantil, repartido entre quienes estaban en la plazoleta a la hora de la intervención, denunciaba “la muerte de nuestros campesinos, negros, indígenas y líderes sociales que se ha venido gestando de manera sistemática”. De igual forma, señalaba “al Gobierno neoliberal y asesino” de privilegiar “a los grandes hacendados y terratenientes” y de despojar de sus tierras “a campesinos que han pasado su vida vilipendiados por un sistema clasista”.

Un año antes, en julio del 2017, el colectivo ciudadano #NoMatarás había intervenido de manera similar varias fuentes públicas de Medellín, como protesta por el incremento de los homicidios en la ciudad. Entre las fuentes teñidas con anilina roja por dicho colectivo estuvieron el espejo de agua ubicado frente a la Biblioteca EPM, a pocos metros del Centro Administrativo La Alpujarra, y la fuente del parque San Antonio, en el centro de la ciudad. 

David Pérez, integrante de #NoMatarás, señala que si bien el colectivo no fue el responsable de la intervención dentro la Universidad, sí estuvo de acuerdo en que se acudiera a la acción simbólica como mecanismo de protesta social. “Reconocimos lo bello de la idea de teñir esa fuente, pero los fines no justifican los medios. Cuando se acudió a la violencia para hacer el teñido de rojo de la fuente de la Universidad, salimos ante la opinión pública a decir que nos encantaba el hecho de que usaran un símbolo que le compartimos a la ciudad, pero criticamos esta dinámica de violencia que rodeó la acción”, recuerda Pérez. 

Un día después de que la fuente fuera teñida, #NoMatarás emitió un comunicado dirigido al rector de la Universidad, John Jairo Arboleda, invitando a que la fuente permaneciera roja hasta que los asesinatos de líderes sociales en el país se detuvieran. Sin embargo, en medio de los disturbios que acompañaron la protesta simbólica, las directivas universitarias ordenaron la evacuación del campus, y al día siguiente, cuando se retomaron las actividades académicas y administrativas, la fuente estaba limpia nuevamente. 

Aunque en principio la administración de la Universidad estimó los costos de esa limpieza en 80 millones de pesos, luego de que el Departamento de Mantenimiento verificó que se había tratado de agua con anilina roja y que tal elemento no había deteriorado los motores hidráulicos de la fuente, solo fue necesario cambiar el agua que circulaba por la estructura.

En retrospectiva, el vicerrector general, Elmer de Jesús Gaviria, valora la acción de teñir de rojo la fuente como un acto simbólico. “Creo que como universitarios hemos sido absolutamente tímidos en rechazar y en realizar actos que demuestren que es una infamia lo que está pasando con los líderes sociales”. No obstante, también señala que la acción violenta no debería opacar las acciones simbólicas, puesto que “no creemos que por esa vía se logren cosas más que intimidar, atemorizar y generar rechazos”. 

Gaviria destaca que, como expresión simbólica, el agua roja impactó a la comunidad universitaria y propició que reflexionara sobre un hecho ante el cual la institución había sido tímida. “En muchas ocasiones se está guardando un silencio que termina siendo cómplice. Como hecho simbólico el teñir la fuente da una fuerza enorme para llamarle la atención a una comunidad que debe ser protagonista en el país desde la inteligencia”, señala el vicerrector.

Pese a que la fuente duró solo unas pocas horas teñida de rojo, el impacto visual de sus aguas rojas bañando a El hombre creador de energía, escultura de Rodrigo Arenas Betancourt, que es símbolo de la Ciudad Universitaria desde su apertura en 1968, quedó en la retina de muchos universitarios y de los medios de comunicación que registraron la noticia. “Los fines son tremendamente válidos y las reivindicaciones sociales, si acuden a lo simbólico, son fundamentales porque generan nuevas movilizaciones”, apunta Pérez, del colectivo #NoMatarás.

Después de la intervención en la fuente, la administración emprendió un proceso de reflexión. El vicerrector señala que durante ese tiempo se preguntaron “¿cómo protestar simbólicamente, desde el trabajo intelectual, para que en este país no se asesinen más personas?”, y asegura que desde hace varios meses trabajan en un acto simbólico y representativo con el cual convocar a que se haga justicia por el asesinato de líderes sociales.

Contenido Relacionado

50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
es un contenido producido por el
Proyecto Hacemos Memoria