Aproximadamente a las 11:45 de la mañana del 24 de octubre del 2002, en confrontaciones entre la policía y encapuchados a las afueras de la Universidad de Antioquia, murió Juan Esteban Saldarriaga Villa, estudiante de bachillerato de 17 años, como consecuencia de la explosión de un artefacto que, según la versión de uno de los testigos registrada en el expediente judicial del caso, iba a ser arrojado contra la fuerza pública.
El subintendente de la Policía, Jim Sanclemente, observaba lo que estaba sucediendo a unos cien metros de distancia de la portería de la calle Barranquilla de la Universidad. Fue desde esa distancia que, aseguró, vio los movimientos de los manifestantes. “Tres de ellos sacaron un paquete grande y se les veía la intención de lanzarlo contra la tanqueta”, testificó Sanclemente. Había mucho humo, pero según el testimonio del policía, alcanzó a ver que otros encapuchados salieron a recoger a los heridos por la explosión y los llevaron al interior de la Universidad.
Jhonatan Gómez, estudiante de Economía, acababa de salir de clase cuando escuchó la detonación. “Yo vi que uno de ellos estaba gravemente herido e incluso sin ropa por la explosión”, menciona en su declaración para el juzgado. De acuerdo con su relato, decidió ayudar y fue así como lo llevaron hasta la portería de la avenida El Ferrocarril, donde una persona accedió a llevarlo en un carro particular hasta la Policlínica, un centro médico ubicado a cuatro cuadras de ese lugar.
Saldarriaga fue intervenido quirúrgicamente a las 12:25 del día. Tenía múltiples heridas en el cuerpo y murió cuatro horas después. Elkin Saldarriaga, padre de Juan Esteban, declaró en el proceso judicial que su hijo, estudiante del colegio salesiano El Sufragio, había presentado el examen de admisión de la Universidad para el semestre 2003-1, pero no había logrado un cupo. En cuanto a su participación en la protesta, negó que conociera sobre la vinculación de su hijo con algún grupo al margen de la ley.
Los otros dos heridos fueron Rodrigo Andrés Álvarez Galíndez, estudiante de Economía de la Universidad Nacional, y Juan Sebastián Solarte Álvarez, estudiante del Liceo Francisco Restrepo Molina, de Envigado. Al primero tuvieron que amputarle dos falanges de los dedos índice y corazón de la mano derecha, mientras que a Solarte le extrajeron varias esquirlas que se le alojaron en el cuerpo debido a la explosión.
Andrés Álvarez fue sindicado por terrorismo, pero el fiscal encargado de la investigación no encontró pruebas suficientes para dictar medida de aseguramiento en su contra, ya que había versiones contradictorias en los testimonios de dos de las personas que testificaron sobre los hechos. Mientras que el subintendente Sanclemente declaró que las personas que resultaron heridas estaban encapuchadas, Jhonatan Gómez, el estudiante que ayudó a llevar a Saldarriaga a la Policlínica, sostuvo que ninguno de ellos tenía cubierto el rostro. Otro punto en el que hizo énfasis el fiscal fue en la distancia a la que se encontraba Sanclemente. Según su argumento, a 100 metros de distancia sería difícil identificar si los jóvenes llevaban o no artefactos explosivos.
Por su parte, Álvarez aseguró que en horas de la mañana se encontraba buscando un libro en la Biblioteca Central y que, cuando iba de salida, vio los disturbios. “Algunos de ellos comenzaron a entrarse, yo creí que eso había acabado y salí, entonces los encapuchados gritaron ‘¡al suelo!’ Y yo lo hice. Comenzaron a retroceder, como entrando a la Universidad, cuando un muchacho se cayó, explotó y voló. Cuando sonó la explosión yo vi un chispazo, me levanté con la mano herida, sangrando y la gritería de la gente”, declaró. Finalmente, el caso prescribió el 21 de abril del 2005 sin ninguna condena.
El enfrentamiento en el que murió Saldarriaga había comenzado a las 11:30 de la mañana. Un grupo conformado por entre treinta y cuarenta encapuchados lanzó explosivos y detuvo una buseta para incendiarla. Cuando bajaron a sus ocupantes, el conductor alcanzó a sacar el vehículo de ese lugar. Tras el intento fallido de quemar la buseta, los manifestantes detonaron una bomba en un poste cercano, para dañar una cámara de vigilancia. Esa noche, la Unidad Antiexplosivos de la Policía Metropolitana hizo un operativo en la Universidad y encontró, según sus registros, 320 papas explosivas, un petardo, un kilo de pólvora gris y 11 bombas incendiarias. El 29 de noviembre del 2002, cuando había transcurrido poco más de un mes desde su muerte, el colegio salesiano El Sufragio les otorgó el grado póstumo de bachiller a los padres de Juan Esteban.
50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
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