El profesor Marco Aurelio Pérez fue secuestrado en el momento en que daba una clase en la Universidad y luego apareció muerto

El 28 de octubre de 1994 fue secuestrado el profesor de Ingeniería Sanitaria Marco Aurelio Pérez Castrillón, mientras daba una clase en el tercer piso del bloque 20 de la Universidad de Antioquia. Dos días después, el domingo 30 de octubre, encontraron su cuerpo sin vida en la vereda Santa Catalina, ubicada en la parte alta del municipio de Envigado. 

Jaime Arango y Roberto Mejía, profesores de la Facultad de Ingeniería en ese entonces y actualmente jubilados, coinciden en que ese viernes en que fue secuestrado Pérez se encontraba dictando su clase de las dos de la tarde en el salón 20-305. Hasta ese lugar llegaron varios hombres armados, se identificaron como miembros de la Fiscalía y, según Fabio Vélez, quien trabajaba en el Centro de Investigaciones Ambientales de esa facultad y actualmente es profesor del área de Modelación Espacial, portaban brazaletes del CTI, esposaron a Pérez frente a sus estudiantes y se lo llevaron. 

Mejía fue estudiante del profesor Pérez y posteriormente su compañero de trabajo en el Departamento de Ingeniería Sanitaria. Se encontraba dictando clase en el salón de al lado cuando “entró un estudiante y me dijo que acababan de secuestrar a Marco Aurelio, yo subí corriendo al departamento, que quedaba en el cuarto piso, a informarle a la secretaria que llamara a la portería para que no dejaran salir a nadie, pero cuando llamamos ya lo habían sacado de la Universidad”.

Según recuerdan los profesores, no se supo nada más de Pérez hasta el domingo 30 de octubre, cuando “me llamaron de la Fiscalía a decirme ese domingo de elecciones que a Marco Aurelio Pérez lo habían encontrado muerto. Estaba torturado, con las espinillas todas vueltas nada”, recuerda Arango, compañero de oficina del profesor.

Álvaro Gaviria Ortiz, en la actualidad profesor del Departamento de Ingeniería Electrónica, era el rector encargado de la Universidad cuando secuestraron al profesor Pérez. Según recuerda, la Fiscalía nunca entregó información a la Universidad sobre el porqué de los hechos. Sin embargo, en la facultad corrieron varios rumores sobre las posibles razones de su secuestro y del posterior asesinato. 

Fabio Vélez, al igual que Roberto Mejía, fue estudiante de Pérez. Coinciden en que era un profesor de “amores y desamores. Al estudiante que le caía mal le hacía la vida imposible, y al que le caía bien no se la regalaba, pero no le ponía problema”, recuerda Vélez. Según Mejía, el profesor Pérez hizo expulsar a varios estudiantes de la facultad, lo que explica, según dice, la hipótesis de que un estudiante habría sido el responsable. De acuerdo con el profesor Álvaro Gaviria, otra hipótesis sobre el crimen indica que Pérez habría sido secuestrado y torturado para obtener información sobre una casa que diseñó para un narcotraficante. 

Según Vélez, la tortura a la que fue sometido refuerza la hipótesis de que estaban intentando obtener información del profesor Pérez. Además, según Mejía, días después del asesinato del profesor, ingresaron ladrones a su casa y lo más valioso que se robaron fue su computador: “Yo asumo que él tenía cierta información que alguien estaba buscando”.

Aunque no militaba en ningún partido político y no se sabía que hubiera recibido amenazas, Arango recuerda que, días antes de su asesinato, a Pérez se lo habían llevado en un carro y “lo dejaron empelota en un monte”. Pero según Arango, Pérez nunca le dijo quién se lo había llevado. Sus compañeros nunca tuvieron certeza sobre la identidad de los autores materiales del secuestro y el asesinato. Sin embargo, el 20 de noviembre de 1994, fue publicado en el periódico El Colombiano un comunicado enviado a ese medio por la Unión Camilista del Ejército de Liberación Nacional (UC-ELN), en el que le atribuían el asesinato del profesor Pérez, y otros ocurridos por esos días, a una organización paramilitar denominada Colombia sin Guerrillas (Colsingue).

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