El 19 de julio del 2012 la Mesa Amplia Nacional de Estudiantes (MANE) denunció las amenazas por parte de los paramilitares contra integrantes de los movimientos estudiantiles de la Universidad de Antioquia. Los panfletos con las amenazas eran firmados por las Águilas Negras y fueron difundidos también en otras universidades públicas, como la Nacional y la Pedagógica, en Bogotá.
En el caso de la Universidad de Antioquia, los panfletos no estaban dirigidos a personas con nombre propio, sino que se referían de manera general a los movimientos estudiantiles, a las personas que causaban desórdenes y que, según la amenaza, no querían dejar que la Universidad funcionara con normalidad. Las amenazas no se hicieron efectivas, durante el 2012 no hubo ningún tipo de afectación a los miembros de los colectivos estudiantiles de Colombia, pero sí generaron temor entre quienes lideraron las movilizaciones de ese momento.
Santiago Salinas era estudiante de Derecho de la Universidad de Antioquia y hacía parte de la Comisión Académica de la Mesa Amplia Regional Estudiantil de Antioquia (Marea), que llevaba propuestas a la MANE. Actualmente es abogado y trabaja en el Congreso de la República. Según explica, “el 2012 es un año de reacción por parte de fuerzas contrarias a las apuestas del movimiento estudiantil, el tema de las amenazas era generalizado. Estaban apareciendo en todas las universidades públicas del país, también a directivos de las organizaciones sindicales. Todo eso ocurre al mismo tiempo, se reciben diferentes panfletos, pero el hilo conductor era que estaban relacionados con las movilizaciones estudiantiles y eran firmados por las Águilas Negras”.
Las amenazas surgieron en un momento en que los movimientos estudiantiles pasaban por una etapa organizada. Entre las actividades que adelantaba la MANE en el 2012 estaba la construcción de un proyecto de ley alternativo que modificara la Ley 30 de 1992, que organiza el servicio público de educación superior. Ya en el 2011 las modificaciones a la Ley 30 que el Gobierno estaba adelantando habían agitado un debate que llevó a un paro en 31 de las 32 instituciones de educación superior que existían en el país. “El objetivo de las amenazas era usar el terror como un medio para tratar de impedir que los procesos organizativos continuaran avanzando. Era una forma no solo de criminalizar sino de aislar las organizaciones del resto de los estudiantes”, explica Salinas.
Como integrante de la Comisión de Derechos Humanos de la Marea, Salinas se encargaba del acompañamiento durante los episodios de violencia en los eventos de movilización. Según explica, con las amenazas ocurría, primero, un proceso de criminalización: “La reacción de la institucionalidad no era decir que estábamos en condición de víctimas o de riesgo por cuenta de estas amenazas, sino que se generaba una especie de manto de duda hacia los estudiantes que estábamos en los espacios organizativos, como ‘si los están amenazando es porque están haciendo algo ilegal, es porque hacen parte de organizaciones ilegales’”. Segundo, la autocensura en los debates, para evitar que alguien se convirtiera en objetivo de las amenazas. Había un ambiente de zozobra que limitaba los discursos en esos escenarios.
Amaury Núñez era en ese momento estudiante de Ciencia Política de la Universidad Nacional Sede Medellín y hacía parte de la MANE, como uno de sus voceros nacionales. Recuerda que ante las amenazas “hubo una reacción ejemplar, incluso a instancias nacionales se pudo mantener una sensación de seguridad en medio de todo, aunque las amenazas estaban presentes. Para finales de 2012 hicimos un encuentro en el que evaluamos los problemas de seguridad de dirigentes estudiantiles y en general el balance no fue extremadamente negativo, no hubo muertos, capturas, ni persecuciones, salvo casos muy puntuales que se resolvieron sobre la marcha”, explica. El 2012 fue un año de movilizaciones que reunieron otro tipo de sectores y que estaban enmarcadas en el proceso de paz entre las FARC y el Gobierno. De acuerdo con Núñez, las reivindicaciones estudiantiles estaban también enmarcadas en ese mismo proceso y a partir de ahí es posible explicar las amenazas. “Yo no creo que el asunto de las amenazas fuese tanto dirigido contra la MANE, sino más bien contra todo lo que oliera a diálogos de paz. Cuando empezaron los diálogos muchas organizaciones dieron la cara y salieron a defenderlos de frente, y la gente empezó a asociar a esas organizaciones de la sociedad civil como cercanas a las FARC, entonces creo que por ahí se puede explicar esa reacción de los que se autodenominan Águilas Negras, pero que nadie conoce”.
50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
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