Asesinado el líder estudiantil Gustavo Marulanda

Alrededor de la una de la tarde del sábado 7 de agosto de 1999, el estudiante de Filosofía de la Universidad de Antioquia Gustavo Marulanda García salió de la Ciudad Universitaria por la portería que da a la Avenida del Ferrocarril. Iba acompañado de su pareja, Sandra Mazo. Después de caminar unos metros, dos personas le dispararon desde una moto y lo asesinaron. A través de diferentes panfletos, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y su comandante, Carlos Castaño Gil, se atribuyeron el crimen.

Gustavo tenía 33 años, y era uno de los líderes del movimiento estudiantil. Su actividad política empezó cuando aún estudiaba el bachillerato en el Liceo Marco Fidel Suárez. Una vez entró a la Universidad, se hizo activo en los espacios de participación estudiantil, como la Asamblea de Estudiantes. En el momento en que fue asesinado “hacía parte de la Mesa Permanente por la Defensa de la Universidad Pública y de la Mesa Interinstitucional, que integra representantes de diferentes centros académicos de la ciudad”, según informó El Colombiano, en un artículo publicado el 9 de agosto de 1999, titulado “Cierre en la U. de A.”.

Carlos Villa, realizador del documental Marulo, en el fragor de la lucha o en la quietud de la muerte, que narra la historia de Gustavo Marulanda, era estudiante de Sociología de la Universidad de Antioquia en la época en que asesinaron al líder estudiantil. Él recuerda a Gustavo como una voz frecuente en las asambleas y en las discusiones que se dieron en 1998 sobre el Plan Nacional de Desarrollo del presidente Andrés Pastrana.

Debido a su liderazgo en el Marco Fidel Suárez, Gustavo ya había sufrido un intento de desaparición forzada en 1995, mientras estaba dentro del Liceo. En ese momento ya era estudiante de la Universidad, pero acompañaba una reunión de líderes de su antiguo colegio. Un grupo de personas entró a esa institución preguntando por él, haciéndose pasar por agentes de la fuerza pública. Sin embargo, sus acompañantes evitaron que se lo llevaran. Aunque la investigación de ese hecho fue adelantada por la Unidad Delegada de Delitos contra la Libertad de la Fiscalía, se suspendió ese mismo año.

Ese caso y la búsqueda de garantías para sus derechos políticos lo acercaron al abogado Jesús María Valle, presidente del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos en Antioquia. Gustavo acompañó las denuncias que Valle hizo sobre el paramilitarismo en Antioquia, por las cuales el abogado fue asesinado dentro de su oficina, en el centro de Medellín, el 27 de febrero de 1998.

Al año siguiente, la violencia se enfiló contra la Universidad de Antioquia y fue continua durante el primer semestre de 1999. El primero de mayo, las AUC hicieron circular un panfleto en el campus, en el que cuestionaron el actuar de la Coordinadora Estudiantil Universidad de Antioquia (CEUA), a la que pertenecía Gustavo, y acusaron a sus integrantes de pertenecer a la guerrilla. Luego, el 4 de mayo, tres sicarios asesinaron en su oficina al profesor Hernán Henao Delgado, director del Instituto de Estudios Regionales (INER). Además, el 26 de junio, las Autodefensas Universidad de Antioquia (Audea), un grupo vinculado a las AUC, publicaron un panfleto en el que amenazaron a varios líderes estudiantiles, entre ellos Gustavo, e insistieron en vincularlos con las guerrillas. “O se uniforman para la guerra o se mueren de civil”, se leía en el documento de las Audea.  

El 2 de julio de ese mismo año, Gustavo viajó a Bogotá a denunciar las amenazas ante la Procuraduría, la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo. Ese día, en una conferencia de prensa, pidió garantías para sus derechos políticos y los de otros estudiantes amenazados. Posteriormente, el 8 de julio, en otra rueda de prensa, Marulanda hizo nuevas declaraciones sobre la situación: “Ante estas amenazas la administración de la Universidad negligentemente, hasta este momento, no ha hecho el primer pronunciamiento y parece que está esperando que los estudiantes pongamos el primer muerto, para ver si cierra o no cierra la Universidad”, afirmó el líder ante los medios de comunicación, como está registrado en un video de Producciones El Retorno, titulado: “Gustavo Marulanda”.

Un mes después de estas declaraciones, “como movimiento estudiantil convocamos una reunión el 7 de agosto, para mirar qué íbamos a hacer frente a la situación de violencia que se había incrementado en la Universidad”, contó Sandra Mazo en el documental Marulo, en el fragor de la lucha o en la quietud de la muerte, al recordar que el asesinato de Gustavo ocurrió luego de la mencionada reunión estudiantil. La situación de violencia a la que se refiere Sandra en su testimonio corresponde al asesinato dentro de la Universidad de Hugo Ángel Jaramillo, propietario de la cafetería de la Facultad de Derecho, ocurrido el día anterior, el viernes 6 de agosto.

Después del asesinato de Marulanda, el lunes 9 de agosto, en una sesión del Consejo Académico para analizar la situación de violencia en la Universidad y las amenazas de los paramilitares, el rector Jaime Restrepo Cuartas expresó: “En una reunión con el estudiante Gustavo Marulanda y la dama Carmiña Zapata (estudiante de Derecho, también amenazada), les dije que pensaran en ausentarse de la Universidad dado que las amenazas contra ellos constituían grave riesgo; aceptaron esta insinuación para algunos compañeros estudiantes, más no para ellos. También les propuse que me encargaría de buscarles traslado a otra universidad del país, con todas las garantías académicas, y tampoco lo aceptaron (…). Les pedí que me dieran otra posibilidad de ayudarles, y me respondieron que les diera armas, lo cual sería la negación del espíritu que impulsa a esta administración, y desdiría de la esencia y de la misión pacífica de la Universidad”, se lee en el acta 0146-99 del Consejo Académico del 9 de agosto de 1999.

Carlos Villa, quien en ese momento participaba en el movimiento estudiantil, asegura que no es cierto que la Universidad les ofreciera alternativas para salvaguardar sus vidas. “Eso de las opciones que les dio la Universidad es mentira. Nadie ofrecía nada en concreto, no hubo muchas opciones”, dice. “Cuando matan a Jesús María Valle, ya era evidente que él era el siguiente, él se quedó en una actitud medio suicida. Pero amenazadas hubo más de 40 personas, personas que están por fuera, en el exilio, personas que tuvieron que abandonar su casa y sus proyectos”, agrega Villa sobre la negativa de Gustavo a irse de la Universidad, que para él era heredada de la actitud de Jesús María Valle, quien a pesar de las amenazas tampoco quiso exiliarse.

Un artículo publicado por el periódico El Tiempo el 28 de agosto de 1999, titulado “Más amenazas de Casataño a la U. de Antioquia”, refiere la situación que vivía en ese momento la Universidad por las intimidaciones de los paramilitares, y reseña que a través de varios comunicados difundidos por la prensa, Carlos Castaño, máximo comandante de las AUC, se atribuyó en diferentes ocasiones el asesinato de Gustavo Marulanda, y justificó el crimen “acusando al líder estudiantil de hacer parte del grupo que asesinó al más antiguo administrador de cafetería de la U. de Antioquia”, Hugo Ángel Jaramillo.

Por su parte, en versión libre ante los tribunales de Justicia y Paz, el exjefe paramilitar Éver Veloza García, alias H. H., reconoció su participación en el asesinato de Gustavo Marulanda y declaró que la orden de asesinar al líder estudiantil la dio el mismo Carlos Castaño, según informó un artículo publicado el 27 de noviembre del 2007 por el periódico El Mundo, titulado “Alias ‘HH’ regresó a versión libre. Reconoció muerte de estudiante”.

Aunque el propio Castaño se atribuyó el asesinato, solo 20 años después el Estado colombiano aceptó a Marulanda como víctima del conflicto armado colombiano. Mediante resolución expedida el 6 de diciembre del 2019, la Unidad para la Atención y la Reparación Integral a las Víctimas (UARIV) incluyó a Gustavo Marulanda y a Ana Oliva García, su madre, como víctimas del conflicto armado. Esto, luego de que la solicitud hecha por Ana Oliva hubiera sido negada en dos ocasiones: una en septiembre del 2015 y otra en abril del 2018.

Actas consultadas

50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
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