El ELN liberó a tres secuestrados en la Universidad de Antioquia

El 9 de mayo de 1988 el Ejército de Liberación Nacional (ELN) liberó en el campus de la Universidad de Antioquia al cónsul honorario de Alemania Federal en Medellín, Hellmut Luecker; al periodista de la emisora Todelar, Luis Guillermo Vallejo; y al camarógrafo del Noticiero de las 7, Carlos Espinoza. Los tres hicieron parte de una oleada de secuestros que llevó a cabo esa guerrilla en mayo de 1988, durante lo que el grupo insurgente denominó la “Operación Vida y Soberanía Manuel Gustavo Chacón”.

Con esta operación, el ELN buscó “llamar la atención sobre el problema del petróleo en el país y sobre la guerra sucia que contra personalidades de izquierda y dirigentes populares se ha venido dando desde hace varios meses”, como se lee en la edición de El Colombiano del viernes 6 de mayo de 1988. Otro de los objetivos de esos secuestros era solicitar la creación de un tribunal internacional de garantías, integrado por los directores de la Cruz Roja Internacional, Amnistía Internacional, el secretario de la Organización de las Naciones Unidas y varios ganadores de premios Nobel.

De acuerdo con lo que explicó el ELN en un comunicado que hizo llegar a diferentes medios de comunicación del país el 5 de mayo, la función de ese tribunal sería fiscalizar y determinar quiénes eran los responsables de la “guerra sucia” en Colombia, además de ser el espacio donde el grupo armado compartiría propuestas sobre la política. En el documento, esa organización manifestó que estaba dispuesta a asumir las recomendaciones o determinaciones que planteara dicho tribunal. Las víctimas de los secuestros fueron diplomáticos y periodistas nacionales e internacionales que se encontraban en Antioquia, Cundinamarca y Norte de Santander. Varios de los secuestros se hicieron de manera simultánea en estos tres departamentos. Solo entre el 3 y el 5 de mayo el ELN secuestró a 17 personas.

El cónsul Luecker fue secuestrado el 3 de mayo en Medellín, mientras se movilizaba en su carro. El día de su liberación dijo a RCN Radio que encontró una barrera de madera en la vía por la que transitaba y que varios hombres que se hicieron pasar por trabajadores de la construcción lo retuvieron y lo intimidaron con armas de fuego. Desde ese primer encuentro le dijeron que no debía temer por su vida, pues las razones de su secuestro eran meramente políticas. En el campamento al que fue llevado también estuvieron secuestrados Vallejo, el periodista de Todelar, y Espinoza, el camarógrafo de televisión del Noticiero de las 7, quien fue secuestrado junto con Luz Marina Giraldo, su compañera del informativo televisivo, que fue liberada en Bogotá el 6 de mayo.

Pero Luecker, Vallejo y Espinoza debieron esperar hasta el 9 de mayo para recuperar su libertad. Ese día, los guerrilleros les pusieron gafas negras y los subieron a un carro que los transportó hasta la Autopista Norte, a la altura del municipio de Girardota. En ese lugar había un bus de la Universidad de Antioquia, el carro donde venían se detuvo dos cuadras más adelante y allí sus captores les dijeron que se devolvieran a pie. Al llegar al bus se encontraron a otras personas que les hicieron subir a ese vehículo.

“Nos subimos y arrancamos hacia acá, y dos carros venían haciéndole escolta al bus porque se hacían señas. Una cuadra antes de la Universidad se bajaron varios muchachos y luego el bus entró hasta la universidad. Solo ahí pudimos estar libres y tranquilos”, contó Luecker a El Colombiano durante una rueda de prensa llevada a cabo en el bloque administrativo de la Universidad de Antioquia, minutos después de su liberación.

Tres días más tarde, un grupo de profesores de la Universidad de Antioquia emitió un comunicado en el que rechazó el acto del ELN en el campus. “Si la universidad va a sobrevivir, no será convirtiéndose en cuartel o campo de batalla –situación a la que se pretende empujar–, ni será tampoco matriculándose en cualquiera de los bandos en contienda, porque dejaría de ser universidad para devenir vergonzosamente en cuartel, donde el adoctrinamiento reemplaza a la crítica y a la búsqueda del conocimiento”.

El comunicado resaltó el papel de la universidad como un lugar de libre pensamiento y expresión, e invitó a la comunidad universitaria a defender la institución sin ningún tipo de violencia, “a pesar de las inevitables contradicciones internas, […] de las amenazas, atentados y asesinatos sufridos por muchos de sus miembros, y de actuaciones como la del ELN, que utilizan la Universidad con fines no académicos”.

50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
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