Un grupo de encapuchados expulsó al rector y a varios directivos del bloque administrativo

“Yo estaba en la Rectoría con varios decanos, en una reunión académica, cuando oímos unos ruidos muy fuertes. Gritaban: ‘Pa fuera’. Miramos y eran encapuchados, como 10 o 15 que empezaron a destruir cosas”, recuerda Luis Carlos Muñoz Uribe, odontólogo y rector de la Universidad de Antioquia entre el 5 de febrero de 1979 y el 11 de mayo de 1980.

El hecho que relata el exrector Muñoz Uribe ocurrió entre las tres y media y las cuatro de la tarde del 18 de octubre de 1979, cuando un grupo de encapuchados, después de una asamblea general de estudiantes, decidió sacar de la oficina al rector y a los directivos que se encontraban con él. En aquella reunión estaban presentes algunos integrantes del Consejo Directivo de la Universidad, entre ellos, Fernando Meza, decano de la Facultad de Derecho; Saúl Mesa, decano de la Facultad de Economía; y Álvaro Gaviria Ortiz, decano de la Facultad de Ingeniería.

“Yo les dije a los decanos que estaban conmigo: ¿qué hacemos?, ¿cómo nos vamos a ir y dejamos la Universidad sola?, no podemos. Vimos que algo pasaba, conversamos sobre qué íbamos a hacer y alguien sugirió que sería mejor que nos fuéramos para no enfrentarnos y no complicar esto”, recuerda Álvaro Gaviria. Según el acta del Consejo Directivo del 19 de octubre, después de que las personas que se encontraban en la Rectoría decidieron salir, algunos encapuchados se quedaron, y por ello, el rector regresó con otros funcionarios, con la idea proteger los bienes de la Universidad.

“Entonces yo bajé con los decanos y abajo se me acercó un encapuchado y me dijo ‘hijuetantas, si no echás al decano de Ingeniería te echamos a vos’, y él que me dice hijuetantas y yo que saco la mano para darle, y entonces otro encapuchado me dijo, ‘doctor, yo lo cuido, no haga nada’”, cuenta Muñoz Uribe. El encapuchado que le ofreció su protección es Bismarck Pineda López, entonces estudiante de Derecho y amigo del rector desde que era estudiante del Liceo Antioqueño y Muñoz director de Bienestar Universitario. “Desde que el doctor Muñoz se posesionó como rector de la Universidad yo iba a todas las asambleas para saber qué estaba pasando”, recuerda Pineda, quien ahora tiene su propia oficina de abogados.

Ese 18 de octubre estaba citada una asamblea general, convocada por estudiantes de Ingeniería, pues para ese momento la Universidad se encontraba en paro y los profesores de esa dependencia continuaban dictando sus clases y realizando actividades evaluativas. Lo que pedían los estudiantes era la renuncia del decano de la facultad, Álvaro Gaviria Ortiz.

Entonces, cuando Bismarck Pineda se dio cuenta de que iban por Luis Carlos Muñoz, salió corriendo hacia su oficina para decirle que se fuera, que por unanimidad la asamblea había decidido ir a su oficina para exigirle que despidiera al decano Gaviria. “Yo le dije: ‘A usted lo van a sacar de aquí. Corra, piérdase, váyase. Usted sabe lo peligroso que es esto’. Y él me dijo: ‘Yo no me puedo ir de aquí, yo no puedo dejar la universidad sola, es que yo soy el que mando’”, recuerda Pineda.

Luego de avisarle a Muñoz lo que iba a suceder, Pineda consiguió una capucha con sus compañeros de la asamblea y decidió infiltrarse en el grupo que estaba encargado de sacar al rector de la oficina. “Salieron de la asamblea y yo me encapuché también. Unos llevaban piedras y al doctor le iban a tirar por detrás, le iban a pegar por la espalda. Entonces yo ahí me metí y dije que así no, que no se trataba de violencia ni de aporrear personas”, recuerda.

Días antes de esa asamblea, Álvaro Gaviria había realizado un examen que fue saboteado por un grupo de estudiantes. “Las evaluaciones de Álvaro eran muy fuertes y como él había sido tan recto, se protestaba contra él. Llegaron a sabotearle un examen y Álvaro los enfrentó y cogió a un estudiante contra las ventanas en el segundo piso, como si lo fuera a tirar. Y entonces, con base en esa supuesta agresión en la que se estaba defendiendo, hubo más protestas, y ya en la asamblea decidieron ir donde el rector”, relata Rodrigo Castrillón, estudiante de Ingeniería Electrónica desde 1979 hasta 1989, quien en la actualidad es contratista de la Alcaldía de Medellín.

Por su parte, Álvaro Gaviria, quien aún es docente de la Facultad de Ingeniería, recuerda que todo surgió a raíz de un examen de computadores que estaba realizando en el bloque 21. Según él, era una evaluación acordada “con la mayor parte de los estudiantes”. Durante la prueba, un estudiante encapuchado “dio un guarapazo fuerte sobre la puerta y entró. En cada aula había entre dos y tres docentes y tratamos de disuadir el sabotaje con nuestra presencia, y él se sintió asustado, entonces se dirigió a la ventana del tercer piso y tiró su maletín por ahí y después se iba a tirar él”.

La confusión, según el profesor Gaviria, se dio porque el decano de Veterinaria, Aníbal Ruiz Velásquez, logró introducir su mano por la ventana y agarrar al joven del cinturón antes de que se lanzara. “El decano era una persona alta y mona, y para esa época yo también tenía un pelo relativamente mono y era alto. Entonces, surgió la teoría de que yo iba a tirar al muchacho, cuando yo ni siquiera entré al aula”. Para Gaviria, este acto “le dio fuerza al movimiento estudiantil, que no solamente había bloqueado y saboteado exámenes, sino para pedir mi renuncia”. No obstante, la suspensión de actividades académicas se levantó el 5 de noviembre y el profesor Gaviria continuó como decano de la Facultad de Ingeniería hasta marzo de 1980.

50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
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