A pocos días de las elecciones regionales preocupa la seguridad de líderes políticos y sociales en buena parte del país. “El miedo y la amenaza de muerte están a la orden del día. Unas circunstancias que dan cuenta de una sociedad que elige constreñida”.
El 3 de diciembre de 2018, un hombre armado atentó contra la vida de José Ariza, líder comunitario de Vista Hermosa, Meta. Esta es la historia de ese día, de lo que ocurrió antes y de lo que vino después.
A un mes de declarar crisis humanitaria y estado de emergencia por el asesinato de sus líderes sociales, las comunidades indígenas del país siguen esperando la intervención estatal. Sobre esta situación urgente hablamos con Feliciano Valencia, representante de los indígenas en el Senado.
Cuerpos Silenciados es el proyecto con el que la revista digital Vive Afro ha iniciado un trabajo que se desarrollará en tres etapas, para visibilizar la labor y las historias de mujeres afro víctimas del conflicto armado en Colombia.
“La universidad no debe ni puede callar cuando un líder o una líder social son asediados o asesinados. Aunque guarde luto, ella no se calla, porque entiende el valor de cada hombre o mujer que promueve o protege los derechos civiles y políticos”.
La senadora es la encargada por el Centro Democrático para el tema de líderes sociales y es además una de las copresidentas de la Comisión de Paz del Senado. Hablamos con ella sobre las visiones que su corriente política, a la que pertenece el actual gobierno, tiene sobre la ola de asesinatos de líderes y las soluciones que plantean.
El papel de la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad es fundamental para la protección de los líderes sociales en Colombia, pero su trabajo ha sido prácticamente nulo durante el último año. Según Franklin Castañeda, uno de sus integrantes, las cosas están frenadas por falta de voluntad política del actual gobierno.
Mientras asesinan a los líderes sociales, las encuestas luchan por recuperar la languidecida imagen del actual mandatario que, a poco de que se cumpla el primer año de su posesión, ni siquiera logra gobernar el país en donde al parecer se han instalado los bárbaros.
La superación de la impunidad, en todos sus niveles, debería ser el centro de las demandas sociales a la JEP y a la Comisión de la Verdad. Tal vez así se podrían romper los ciclos de violencia.
Tras recibir el premio Antioqueña de Oro por su trabajo en favor de la paz, Gloria Elsy Ramírez recordó algunos de los momentos más difíciles en catorce años de liderazgo comunitario.